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20 años sin Ricardo Ortega, el reportero de guerra conquense

Sus compañeros de profesión rinden tributo al periodista asesinado en Haití cuyas "verdades molestaban"
20 años sin Ricardo Ortega, el reportero de guerra conquense
Nieves Limón es la encargada de la sala Ricardo Ortega
07/03/2024 - Europa Press

Este jueves, 7 de marzo, se cumplen 20 años del asesinato del periodista conquense Ricardo Ortega mientras cubría el golpe de Estado en Haití. 

La periodista Corina Miranda, quien fuera compañera del reportero Ricardo Ortega en Antena 3 y ahora periodista de la sección de Internacional en el servicio de informativos de Castilla-La Mancha Media, recuerda al conquense asesinado hace 20 años como alguien que "no dejaba indiferente a nadie, ni en persona, ni en pantalla".

Es recordado por su trabajo, "tanto en la corresponsalía de Moscú como en la de Nueva York", así como por sus "excelentes coberturas de guerra" pese a haber llegado a la profesión "por accidente y sin pretenderlo", tal y como relata a Europa Press.

Un corresponsal "todoterreno", que "lo mismo hacía una crónica de un concierto de los Rolling Stones en Nueva York que la crónica del caso del 'balserito' Elián", su primer trabajo en la ciudad que nunca duerme.

Un trabajo que le llevó más allá de relatar la caída de las Torres Gemelas el 11 de septiembre, preludio de su trabajo sobre el terreno en Afganistán narrando la posterior incursión norteamericana contra los talibán.

Y todo ello con una "capacidad de comunicación y un estilo propio muy agudo", propio de una "persona brillante y trabajadora". "No había tema o cobertura que no se preparara a conciencia. Siempre estaba olisqueando, hablando con unos y con otros, y tenía muy buena agenda, con un largo listado de informantes 'off the record', desde el KGB hasta analistas de la CIA, profesores, diplomáticos o políticos".

Una persona "inquieta, con avidez por comprender la vida, por contarla y por traducirla" que ha dejado "un enorme vacío" en la profesión.

Corina Miranda, jefa de Internacional CMMedia

Miranda lamenta el "largo proceso" de familia y amigos para lograr esclarecer "las circunstancias de su asesinato, porque fue un asesinato accidental, y no en una manifestación como aún dicen algunos medios 20 años después".

Sus compañeros de pluma no han dejado de intentar "que su legado quedara para otras generaciones", algo que se plasmó en el libro sobre su figura editado por la Asociación de la Prensa de Madrid, recogiendo todas sus crónicas. "Ha dejado una enorme huella en esta profesión y el reporterismo que él hacía brilla por su ausencia en televisión", asegura, algo que achaca también a la evolución en las maneras de consumir información.

Ricardo, además, "tuvo la suerte y la responsabilidad de cubrir grandes acontecimientos que cambiaron la historia del siglo XX", desde la descomposición de la Unión Soviética hasta la guerra de Chechenia, "un precalentamiento de lo que se vive hoy en Ucrania". Todo ello, "cubierto con maestría".

"Tenía una gran capacidad de palabra, de explicar cosas complejas con frases muy simples, y esto es un don natural. Aprendió rapidísimo a tener su propio estilo", ha rememorado.

 

AHORA ESTARÍA EN UCRANIA

Corina Miranda no tiene duda de que, de seguir micrófono en mano en 2024, Ricardo estaría en Ucrania y Rusia para aportar su punto de vista de un conflicto que cumple dos años. "Nadie mejor que él, que hablaba un ruso perfecto, que se mimetizaba con la gente".

De seguir ejerciendo, "estaría intentando hacer su trabajo lo mejor posible, con su rigor y auto exigencia, con un trabajo limpio y bueno".

 

SIN VERSIÓN DEFINITIVA

La periodista lamenta y comparte "la gran pena" de la familia de Ricardo Ortega, que es la de "no tener una versión definitiva de cómo fue asesinado", si bien tienen claro y dan por demostrado que "no murió en una manifestación", y sí en un callejón al lado de su casa.

Según su relato, Ricardo acudió a ayudar a un fotógrafo herido y llamó pidiendo ayuda a la Embajada de Estados Unidos, mientras grababa en todo momento lo que estaba pasando. "Grabó su propia bala, la bala que acabó con su vida".

"Ricardo, herido, escuchó el ruido de los blindados americanos y pensó: 'Ya están aquí'. Estaba seguro de que eran ellos y salió grabando. Pero los norteamericanos disparan antes y preguntan después", indica.

Rememora en este punto que la justicia haitiana "llegó a la conclusión, tras investigar lo sucedido, de que Ricardo había muerto por disparos de las tropas extranjeras".

Primera oportunidad en la radio: "Tenía instinto y olfato"

Pepe Ruiz, histórico periodista murciano, fue la primera persona que encendió la luz roja de una radio a Ricardo Ortega, algo que ocurrió en 1991. Hoy, 20 años después de su muerte, rememora cómo fueron aquellos inicios donde la radio regional murciana, tras arrancar su andadura en los 90 al tiempo que caía el muro de Berlín, empezó a armar hasta una docena de corresponsalías para la nueva emisora, una de ellas en Moscú.

El primer ocupante de la plaza de la capital rusa "duró poco tiempo", ya que recaló a los pocos meses en la Embajada española. Ante la dificultad de encontrar sustituto, fue un joven estudiante de Física, compañero de piso del periodista saliente, quien asumió la responsabilidad. "Había que enseñarle casi por correspondencia".

La falta de práctica y de formación no fue un obstáculo. "Tenía el instinto y el olfato. Era un periodista de raza", recuerda el periodista, que relata cómo tras subir la apuesta le enviaron el material necesario, "casetes y micrófonos, todos los aparatos de la época, que eran analógicos".

Fue el propio Ricardo Ortega quien se montó su propia mesa de mezclas para dar forma a sus propias crónicas, con algunas destacadas, como cuando Mihail Gorbachov anunció la disolución de la Unión Soviética, un día de Navidad de 1991.

"Sólo tres medios en España dieron en directo aquél acontecimiento histórico. Una radio, la televisión pública, y José Ricardo Ortega para Onda Regional", recuerda, añadiendo cómo el reportero fue capaz de retransmitir al tiempo que traducía simultáneamente.

Tras esta primera piedra de toque y con "ese espíritu de seguir la noticia", recuerda cómo Ortega se fue al Cáucaso a dar cobertura al conflicto de Nagorno-Karabaj entre Armenia y Azerbayán.

"Tenía espíritu periodístico aunque no había estudiado periodismo, y eso se notaba", recalca, asegurando que ese reporterismo que ejercía Ricardo "ya no existe".

 

"Sus verdades molestaban"

La periodista Olga Viza ha querido recordar a quien fuera su compañero como una "punta de lanza" caracterizado por ser "el más valiente, más adelantado y el que tenía siempre las ideas" dentro de la redacción que pudo compartir con él.

En declaraciones a Europa Press, ha celebrado la "fortuna" de haber compartido oficio y espacio con él, y recuerda cómo la primera vez que Ortega prestó su cara a una crónica televisiva, lo hizo en su compañía.

"En su descubrimiento me quedé embelesada. Era una persona buena, muy inteligente, con una ironía única, y lo recuerdo constantemente con toda la nostalgia", afirma la periodista.

Aunque asegura que todavía "quedan periodistas" igual de "puros" que Ricardo, ha defendido que el conquense "se jugó la vida muchas veces y se enfrentó a todos los poderes".

Pero él "siempre iba más allá de lo que le pedían", algo que "le costó muchos disgustos y desgraciadamente le costó la vida".

Recuerda su salida de la Corresponsalía en Nueva York en Antena 3 en el año 2004 tras una indudable "injerencia" política, pero él "no quería abandonar Estados Unidos hasta no contar el relevo en la Casa Blanca" ante el fin del segundo mandato de George W. Bush.

Veinte años después, si Ricardo pudiera seguir ejerciendo, seguiría "dando vueltas por el mundo de conflicto en conflicto", y ahora mismo "estaría en Ucrania sacándole los colores a mucha gente".

 

"SU LLAMA ESTÁ VIVA"

Pese a que son ya dos décadas desde que cayera abatido, asegura Olga Viza que "su llama está viva" y está siempre "presente como ejemplo, como amigo, como compañero y como modelo".

Sigue sin explicarse por qué razón la justicia haitiana sí tuvo claras las circunstancias de su muerte y sin embargo en España la Audiencia Nacional archivara el caso hace 14 años. "Lo inexplicable no se explica".

"Ricardo fue asesinado, lógicamente, ejerciendo su profesión, y ojalá alguien algún día se abra esa carpeta, por ser justos con él. Podemos revisar el caso, su memoria, sus trabajos y sus enseñanzas.

 

Era el año 1993 cuando Ricardo Ortega empieza su carrera televisiva desde Moscú tras haber sido cronista y traductor para Onda Regional Murcia y la Agencia EFE después

"Nuestra corresponsal estaba embarazada y no podía hacer los directos, y nos aconsejó a un amigo suyo que estudiaba Física Nuclear en Moscú. Y efectivamente se puso Ricardo delante de la tele y nos quedamos hipnotizados", rememora.

Su carrera siguió adelante "e hizo incursiones peligrosísimas en Chechenia", convirtiéndose en un profesional "perseguido por los que no estaban de acuerdo con lo que él hacía".

Fue el preludio de su viaje a Estados Unidos para ocupar la Corresponsalía de Antena 3. "Allí, lejos de achicarse y sabiendo cuáles son las consecuencias de hacer lo que a los poderes no les gusta, volvió a decidir la verdad. Siempre decía verdades de una categoría monumental, verdades que molestaban al poder, y entonces el poder decidió que Ricardo tenía que dejar Antena 3. Y aquello fue tremebundo".

 

"No gustaba al Gobierno"

El reportero y periodista Enric González recuerda sus últimos días y el preludio de su trágico final, marcado por la salida de la Corresponsalía de Nueva York ejercida para Antena 3.  "Se le retiró del trabajo que estaba haciendo porque no gustaba al gobierno del momento", presidido entonces por José María Aznar. Una injerencia que "llevó muy mal".

"Cuando haces bien tu trabajo y estás contando una verdad, y quienes están mintiendo te apartan, cabrea. Y él tuvo un bajón muy importante, pero consiguió quedarse en Nueva York", recuerda.

Fue el antecedente de su último viaje, en este caso a Haití. "Él no tenía que haber ido, pero, ¿cómo no iba a ir", señala el periodista, que no deja de lamentar que 'Joserri' "se fue en condiciones muy precarias", algo que no sólo no le frenó, sino que inclusó "le animó".

Sin chaleco antibalas, "a pelo", cubrió un conflicto con presencia norteamericana. "Y con las tropas norteamericanas siempre pasa lo mismo, porque igual ocurrión en el Hotel Palestina en Bagdad. Y allí, acabó igual", critica veinte años después, cargando contra una administración estadounidense que "no cooperó con ningún tribunal exterior".

"Gozan de esa impunidad, con lo cual, cuando matan a un periodsta, es como cuando matan a cualquier otro, y no pasa nada", añade.

El reporterismo de Ricardo sería imposible hoy en día a juicio de quien lo ha sido todo en este oficio, ya que ahora "se convierte al reportero en un hombre orquesta".

"No tuvo que haber ido a Haití en esas condiciones
Bauluz. Foto: Europa Press

El presidente de Reporteros Sin Fronteras, Alfonso Bauluz, ha puesto el acento en la precariedad con la que el periodista Ricardo Ortega viajó como 'freelance' a cubrir el golpe de Estado en Haití tras desvincularse contractualmente de Antena 3 dejando la Corresponsalía de Nueva York. "Era un gran periodista y lo que quería era estar donde estaba la historia, no me sorprende lo más mínimo. Otra cosa es que no tuviera que haber viajado en esas condiciones", critica 20 años después de que una bala de procedencia indeterminada y achacada a un "fuego cruzado" entre militares estadounidenses y rebeldes haitianos acabara con su vida.

En declaraciones a Europa Press, ha recordado un correo electrónico pocas horas antes de su muerte donde hablaba de la esterilla donde había dormido esa noche, como punto crítico a la situación de los 

reporteros por cuenta propia. "Se sabe que el periodista que trabaja para una gran cadena es el que duerme en la cama y el 'freelance' el que duerme en el suelo. Todos hemos tenido colegas durmiendo en el suelo de las habitaciones de los hoteles que hemos compartido".

Entiende que en marzo de 2004, podría decirse que Ricardo Ortega estaba "abandonado" pese a haber "brillado allá donde había trabajado", con un oficio que le llevo a despegar "su capacidad de una manera arrolladora".

Pero en aquel momento, digamos que estaba en una posición de vulnerabilidad profesional y esa vulnerabilidad le costó la vida", lamenta dos décadas después.

Una vez en la isla, "la situación era complicada", con las tropas estadounidenses tomando partido para derrocar al Gobierno de Aristide, y Haití "no es uno de los lugares más fáciles del mundo" para "hacer pesquisas e indagaciones" y poder dilucidar quién fue el autor del disparo que acabó con su vida.

Uno de los principales problemas que afronta la organización que preside "es la impunidad" ante este tipo de sucesos, sobre todo en un contexto en el que "no queda claro si ha habido una deliberada voluntad de asesinar al periodista".

Pero en aquel momento, digamos que estaba en una posición de vulnerabilidad profesional y esa vulnerabilidad le costó la vida".

La sala Ricardo Ortega de la Facultad de Comunicación del campus de Cuenca conserva la memoria del periodista asesinado hace 20 años

En Cuenca, donde nació en abril de 1966, al margen de una calle a las afueras que ni tan si quiera tiene placa, no hay muchos más vestigios de Ricardo Ortega.

En 2014, sin embargo, la Facultad de Comunicación de la Universidad de Castilla-La Mancha, en el campus conquense, dedicó su sala de exposiciones fotográficas al malogrado reportero.

La profesora Nieves Limón, encargada de la sala, asegura que es "un orgullo" para la universidad poder lucir el nombre de Ricardo Ortega para una sala "consagrada a la fotografía, al ámbito documental o al fotoperiodismo".

"Sí que se echa de menos que las personas que han nacido aquí, pasaron tiempo en esta ciudad, puedan tener un reconocimiento y una puesta en valor de su trabajo", señala.

Y añade que en el fondo, "la sala Ricardo Ortega se dedica sobre todo a dos cosas, por una parte, destacar y poner en valor el trabajo del estudiantado o de las profesionales del ámbito de la fotografía que pueden exponer"; pero también es un ejercicio "de recuerdo y de memoria, en este caso, del trabajo que realizó el propio Ricardo Ortega".