Si hay una tradición arraigada que marca el inicio de la Semana Santa, esa es la elaboración de dulces y resoli casero. Toda una experiencia, que reúne a amigos y familias y que, afortunadamente cada vez cobra más fuerza.
El resoli, elaborado a base de aguardiente, café, azúcar y especias, tiene sus equivalentes en otras regiones de España y de otros países. Con la misma raíz en el nombre: rosoli, arresoli, rosolio… y algunas variantes, ninguno de ellos tiene la fama del conquense, un licor muy arraigado a la tierra que ha sabido darle un carácter único.
Antonio Prieto, un apasionado de este delicioso licor, que ha seguido su rastro en lugares como Italia, Croacia, Polonia, Inglaterra, Francia, Portugal, o en regiones españolas como Andalucía, Extremadura y Galicia, señala que ya desde antiguo las recetas tanto de Cuenca como de otros lugares son muy parecidas, ‘cambian los aromatizantes y el tipo de aguardiente, pero son todas muy similares’.
Eso sí, el conquense no tiene parangón ni en sabor ni en tradición. El resoli de Cuenca tiene fama universal y llegada la Semana Santa es protagonista indiscutible en las sobremesas acompañando torrijas, alajú o rosquillas fritas.
“En mi casa desde que empieza la Cuaresma hasta que termina la Semana Santa después de comer tomamos un chupito del resoli que hacemos cada año, eso es una tradición”, dice Carlos López, quien junto a Antonio forma parte de los integrantes de la Peña Los Cutres, un grupo de amigos que cada año se reúne para elaborar resoli casero.
La receta original con la que comenzaron proviene de Antonio Prieto, quien la heredó de su familia y la adaptó a su gusto personal. “Me interesaba investigar y disfrutaba experimentando con varias recetas que tenía en casa. Aunque cada una tiene sus propios matices, los ingredientes básicos son comunes. Partiendo de ahí y procurando no apartarme demasiado de la original fui probando diferentes cantidades y combinaciones”. Así nació ‘El mejor resoli del mundo’, nombre que figura en la etiqueta del resoli casero que elabora este grupo de amigos.
Las especias tradicionales son clavo, canela y anís, pero hay quien le pone tila, té de roca, u otras plantas de la zona, cada receta familiar tiene su toque. La Peña Los Cutres mantiene la receta original. Anís, canela, las típicas frutas: naranja y limón, café, aguardiente y un poco de coñac. En su caso, el toque lo da su forma de hacerlo, jugar con las cantidades, y probarlo mucho hasta que nos convence”, dice Antonio.
Cada año, apunta, varía un poco debido a que las naranjas pueden tener más o menos aroma y sabor, al igual que el aguardiente y el café que se utilizan en la elaboración. Por cierto, que como curiosidad apunta que la incorporación del café es ‘relativamente nueva’.
El proceso de elaboración del resoli es todo un ritual, que comienza con la cuidadosa selección y preparación de los ingredientes. Desde la cocción del agua con las cáscaras de fruta hasta la incorporación del café y el aguardiente, cada paso requiere atención y paciencia para lograr el equilibrio perfecto de sabores.
Se hace un almíbar con azúcar al que se le añade el agua con corteza de naranja, canela, clavo y anís. Después se añade el café. Se deja enfriar, y se le añade el alcohol.
“Cuando sale muy fuerte, hay quien lo rebaja con agua y si sale flojo pues con más aguardiente”. Tras las catas pertinentes para darle el punto, en 24 horas el licor ya está listo para degustar, lo ideal para Antonio y Carlos con torrijas y alajú. La elaboración del resoli es mucho más que preparar un licor, es la preparación que da comienzo a la hermandad de Cuenca con la Semana Santa.
“Cuando huele a resoli en Cuenca ya se siente y se vive la Pasión y eso es algo que queremos inculcar a nuestros hijos”, señalan. Los menores colaboran en pelar naranjas, limones o a darle vueltas al almíbar, que después podrán probar. “Es importante que no se pierda la tradición y por eso nos gusta que participen”.
La elaboración de resoli casero está repuntando con mucha fuerza, cada vez son más los que se lanzan a elaborar esta típica bebida tan ligada a la Semana Santa de Cuenca, y prueba de ello es el progresivo aumento de participación en el concurso que organiza la Taberna Albero.
Han pasado siete años desde que, al albur del inicio de este concurso, la Peña Los Cutres acordaron juntarse para hacer resoli y son ya tres los premios que aglutina, cuatro con el que a título particular consiguió Antonio Prieto. Este año, ha sido su hijo Daniel el que se ha alzado con el primer premio.
Peñas de amigos como ‘Los Cutres’ mantiene viva la tradición de hacer resoli casero
La receta original con la que comenzaron proviene de Antonio Prieto, quien la heredó de su familia y la adaptó a su gusto personal. “Me interesaba investigar y disfrutaba experimentando con varias recetas que tenía en casa.
Aunque cada una tiene sus propios matices, los ingredientes básicos son comunes, partiendo de ahí y procurando no apartarme demasiado de la original del resoli fui probando diferentes cantidades y combinaciones”. Así nació ‘El mejor resoli del mundo’, nombre que figura en la etiqueta del resoli casero que elabora este grupo de amigos.
Las especias tradicionales son clavo, canela y anís, pero hay quien le pone tila, té de roca, u otras plantas de la zona, cada receta familiar tiene su toque. La Peña Los Cutres mantiene la receta original. Anís, canela, las típicas frutas: naranja y limón, café, aguardiente y un poco de coñac. En su caso, el toque lo da su forma de hacerlo, jugar con las cantidades, y probarlo mucho hasta que nos convence”, dice Antonio.
Cada año, apunta, varía un poco debido a que las naranjas pueden tener más o menos aroma y sabor, al igual que el aguardiente y el café que se utilizan en la elaboración. Por cierto, que como curiosidad apunta que la incorporación del café es ‘relativamente nueva’.
El proceso de elaboración del resoli es todo un ritual, que comienza con la cuidadosa selección y preparación de los ingredientes. Desde la cocción del agua con las cáscaras de fruta hasta la incorporación del café y el aguardiente, cada paso requiere atención y paciencia para lograr el equilibrio perfecto de sabores.
Se hace un almíbar con azúcar al que se le añade el agua con corteza de naranja, canela, clavo y anís. Después se añade el café. Se deja enfriar, y se le añade el alcohol.
“Cuando sale muy fuerte, hay quien lo rebaja con agua y si sale flojo pues con más aguardiente”. Tras las catas pertinentes para darle el punto, en 24 horas el licor ya está listo para degustar, lo ideal para Antonio y Carlos con torrijas y alajú. La elaboración del resoli es mucho más que preparar un licor, es la preparación que da comienzo a la hermandad de Cuenca con la Semana Santa.
“Cuando huele a resoli en Cuenca ya se siente y se vive la Pasión y eso es algo que queremos inculcar a nuestros hijos”, señalan. Los menores colaboran en pelar naranjas, limones o a darle vueltas al almíbar, que después podrán probar. “Es importante que no se pierda la tradición y por eso nos gusta que participen”.
La elaboración de resoli casero está repuntando con mucha fuerza, cada vez son más los que se lanzan a elaborar esta típica bebida tan ligada a la Semana Santa de Cuenca, y prueba de ello es el progresivo aumento de participación en el concurso que organiza la Taberna Albero.
Han pasado siete años desde que, al albur del inicio de este concurso, la Peña Los Cutres acordaron juntarse para hacer resoli y son ya tres los premios que aglutina, cuatro con el que a título particular consiguió Antonio Prieto. Este año, ha sido su hijo Daniel el que se ha alzado con el primer premio.