'Mary Carmen y sus muñecos', talento y corazón conquense

La noticia corrió como la pólvora en el hotel de Isla (en el municipio cántabro de Arnuero) durante la cena que dos amplios grupos de Cuenca y Carrascosa del Campo compartían en excursiones diferentes: “Ha muerto Mary Carmen, la de los muñecos”. Todo un mazazo, pues hacía pocos meses que había coincidido con ella en el consultorio médico de la calle Alfonso VIII de Cuenca, al que solía acudir cuando venía a su casa en la cercana Puerta de San Juan. Otras veces coincidíamos en el autobús “de la Plaza”. ¿Qué tal Mary Carmen?, le pregunté este invierno: “Un poco fastidiada, porque los años no pasan en balde, pero soy fuerte”. El 4 de mayo cumplió 80 años.
Mary Carmen Martínez-Villaseñor Barrasa nació en Cuenca el 4 de mayo de 1943 y se le conocía más que popularmente con el nombre artístico de “Mary Carmen y sus muñecos”. Hija de Santiago, natural de Horcajo de Santiago, su vena artística y humorística quizá le venía por parte de su tío Pedro, al que llamaban “Seguidillas”, según me contaba el escritor horcajeño Antonio Rodríguez, pues su padre era muy amigo de su familia. “Aunque la más graciosa –recuerda Antonio— era su hermana “la Toya”. El padre de Mary Carmen falleció cuando ella era adolescente.
A Mary Carmen la conocí en diciembre de 1973, cuando ya estaba saboreando las mieles de sus éxitos como ventrílocua, que le catapultarían a la primera línea de la actualidad, tanto en sus representaciones en las más importantes salas de fiestas, como en la televisión. Ese año, en las vísperas navideñas, y con 30 años, recibía el premio “Popular” del diario “Pueblo”.
Cuando conocí a Mary Carmen hace 40 años, y la entrevisté en la redacción de “Diario de Cuenca”, en el primer piso de la calle Aguirre, donde enfrente vivía su tío Barrasa, que llevaba seguros como el padre de Mary Carmen, la genial ventrílocua conquense ya había triunfado desde sus inicios en 1968, en Méjico, Estados Unidos y América Latina, además de ser conocida en toda España. Comentaba ella entonces que 1973 había sido el mejor año de su vida. A partir de ahí llegarían muchos más, en el primer plano de la actualidad artística.
Mary Carmen estaba acompañada de Chary Bascuñana, que escribía en “Diario de Cuenca” una página semanal dedicada a la mujer, lo que era un hito en aquellos años. A Chary le dedicó el libro “Ventana al Edén” (1988). En ese libro anota en la cubierta: “Me llamáis Mary Carmen y vuestros muñecos… pero mi carnet dice que mi nombre es Mary Carmen Martínez-Villaseñor Barrasa, que nací en Cuenca, ciudad Mágica, que preñó de sueños mi niñez”.
De mi primera entrevista con Mary Carmen, titulada en “Diario de Cuenca” con “5 minutos con Mari Carmen”, reproduzco algunos párrafos, dado el tiempo pasado.En aquella conversación grabada, y pasada después a la linotipia, Mary Carmen explicaba lo que sentía cada vez que visitaba aquella Cuenca de su niñez y adolescencia.
-¿Qué te ha traído por Cuenca, Mary Carmen?: “Su atracción. De vez en cuando se hace necesaria una vuelta por estos lugares entrañables y puros para contraste con la vida de las grandes ciudades en las que me muevo. Me he permitido unas horas, muy pocas, para estar en mi Cuenca”.
En aquel año 1973 Mary Carmen había estado presentando en TVE el programa “Las siete y media musical”. Le preguntábamos si seguiría con este programa y nos decía que no con rotundidad, para añadir: “Llegará a las pantallas un nuevo programa para Mary Carmen y doña Rogelia. Sobre todo para doña Rogelia, acompañada de los otros personajes como son Daisy y Nicol, y la colaboración de Mary Carmen, una chica muy maja que tiene unos muñecos”.
Su simpatía y humor nos hacen reir. Salió el nombre de doña Rogelia, la abuela conquense, natural del imaginario Orejila del Sordete. ¿Cómo nació doña Rogelia?
-Pues mira, nació de un paseo por nuestra Serranía de Cuenca. Un paseo muy simpático con una pregunta a una vieja maravillosa nuestra, muy sorda, que no me entendía nada de lo que le estaba preguntando. Pasé una risa increíble con aquella charla, que más bien fue un monólogo. Me contestó otras cosas que nada tenían que ver con lo que yo le preguntaba y de ahí nació doña Rogelia, un personaje que era importante crear y que además complementaba totalmente los cuatro tipos distintos que están demostrados como diferenciables en la humanidad”.
Le dije entonces a Mary Carmen que me definiese a los cuatro muñecos con los que estaba triunfando y claro, no era lo mismo decir ciertas palabras en 1973 que años más tarde con la llegada de la democracia:
-Son el sanguíneo, el colérico, el flemático y el melancólico. Rodolfo es el melancólico; el sanguíneo es Nicol; el colérico doña Rogelia y Daisy el flemático. Sin darme cuenta he completado los cuatro tipos. Me faltaba uno de ellos y ese personaje fue doña Rogelia. No se puede pedir ningún tipo más. Se pueden hacer cosas, no personajes. Si hiciese otro más se rozaría uno con otro y al no haber diferenciación de personalidades habría una tendencia a la confusión.
-¿Cuál es tu muñeco preferido?, le preguntaba entonces.
-Mi pato. Doña Rogelia es un hallazgo muy importante. Es fenomenal. No es extraño que en diez años de carrera acierte plenamente con un personaje. Así debe ser. Yo no me puedo confundir ya. Nicol fue el primero, era difícil, y tampoco me equivoqué. Por eso es el más importante. (En 2001 le dice una foto a Mary Carmen con Nicol en el Ayuntamiento de Cuenca, en una presentación de fiestas, y tras publicarla me dijo la famosa ventrílocua: “En mi vida he visto mejor foto de Nicol, pues parece que “el jodío pato” está hablando él solo”)
-¿Cuándo veremos a Rodolfo en televisión?, le preguntaba a Mary Carmen en 1973, pues la censura apenas le permitía “salir del armario”. Valoren la respuesta:
-A Rodolfo sólo lo saco en las galas. En televisión no, si acaso lo cuidaré un poco. Además se va a la “mili” ahora y no creo que pueda actuar.
-¿Añoras tu tierra?
--Me gusta vivir en Cuenca. Es increíble. No me lo puedo explicar.
-¿Qué te gustaría tener de Cuenca?
-Cuenca entera. De la única manera que puedo poseer algo es teniendo una casa aquí.
-Cosa difícil. En la parte alta, en la baja…
-O en la parte media. No me importa.
.¿A qué hoz quieres que miren tus ventanas cuando las tengas?
-A la del Huécar. Me gusta mucho.
Por fin Mary Carmen se compró su casa en Cuenca, en la Hoz del Júcar en el número 6 de la Puerta de San Juan. Pasaron unos años hasta que Rodolfo apareciera en un programa musical de gran audiencia, una vez que la censura había “desaparecido”, aunque Nicol y doña Rogelia han sido las “estrellas” de esta ventrílocua conquense que ha creado escuela. Además de TVE, Mary Carmen ha actuado en todas las cadenas nacionales y autonómicas, destacando sobremanera el programa “Ay, Vida mía” por el que pasaron innumerables personajes de primera fila.
(La definición de sus muñecos, a lo largo de más de cincuenta años de actuaciones son las de pato castizo e irreverente para su preferido Nicol; la de abuela cascarrabias, gruñona y sorda de doña Rogelia, su gran descubrimiento; la de adolescente respondona para Daisy, y de león sensible y delicado para Rodolfo) A Mary Carmen, como a tantos artistas, le tocó pelear con la censura en sus primeros años de actuaciones, desde 1967 hasta 1976, con la recuperación de la democracia.

“CUENCA DE SU CORAZÓN”
En su faceta artística, Mary Carmen actuó algunas veces en su tierra, la primera en un recital de Juan Pardo en la plaza de toros. Sin embargo, el día que Mary Carmen se sintió más a gusto en Cuenca, en la que trabajó como nunca lo ha hecho en ningún sitio, fue el 25 de agosto de 1983: “Será una noche muy bonita –me dijo Mary Carmen antes de la actuación mientras tomaba una cerveza en Casa “Marlo”. Y lo consiguió. El Polideportivo Municipal registró entonces el mayor lleno de su historia –pista y gradas abarrotadas- y al final de su actuación, interrumpida varias veces por los aplausos del público, se fundió en un abrazo con José Luis Perales.
Hizo reir y llorar de emoción a sus amigos de la infancia porque algunos retazos de su juventud salieron a relucir y ella misma se emocionó. Estaba satisfecha y así lo manifestaba: “La acogida de los conquenses me compensa de mi gran fe en mi ciudad y de los largos años esperando que me llamaran para actuar”.
En la Feria de San Julián de 2002 pronunció el Pregón de las fiestas, en el Parque de San Julián, y posteriormente llevó a cabo una recordada actuación ante el público que llenaba el recinto al aire libre. Cuando tenía hueco en sus actuaciones venía a Cuenca, con su hijo Miguel, para degustar “la orejita de La Ponderosa”, como solía decir y pasar veladas gastronómicas con Rafa y Ángel, para demostrar a sus amigos viajeros lo bien que se comía en Cuenca”. Tampoco faltaba a la Feria Taurina de San Julián, acompañada del guitarrista Ismael, al que admiraba, y a su hermano Arturo, destacando el trabajo de Maximino Pérez por levantar la feria de Cuenca.
En uno de tantos artículos dedicados a Mary Carmen y sus muñecos destacaba que “es una genial ventrílocua que en lugar de hablar con el estómago lo hace con el corazón… conquense. Un corazón que volvió a emocionarse en diciembre de 1988 cuando la Cámara de Comercio de Cuenca le rindió un emotivo homenaje”.
A lo largo de su dilatada carrera artística han sido innumerables los premios concedidos a “Mary Carmen y sus muñecos”, y aquí en Cuenca, en su tierra, donde es querida y admirada, su nombre da a una calle del barrio de San Martín, en los rascacielos de Cuenca. Se rotuló el nombre de calle Mary Carmen y sus muñecos, muy cerca de la calle del Cantautor José Luis Perales o del Humorista José Luis Coll. En el Día de la Región de 2012 recibió el título de Hija Predilecta de Castilla-La Mancha.
Mary Carmen Martínez-Villaseñor publicó varios libros: “Ventana al Edén”, “¿Mande? Mis locas conversaciones con doña Rogelia” y “La crisis en Orejilla del Sordete”. Cuenca le debe mucho a Mary Carmen Martínez-Villaseñor Barrasa, pues esta gran artista que nos ha dejado la llevaba siempre en su corazón y en su maleta al lado de sus increíbles muñecos.
Escribía Florencio Martínez Ruiz en un amplio trabajo literario dedicado a “Mary Carmen y sus muñecos” que “Doña Rogelia, hija de la montaña y madre de todos los humillados y ofendidos de la serranía oscura, es también prima de los gancheros del Júcar, de los hijos de la Hoz de Martínez Kleiser, y pariente próxima del Pastor de las Huesas del Vasallo de Marco Pérez…”
El amor que Mary Carmen sintió por “su ciudad” (de la que fue pregonera en sus fiestas de San Julián; nazarena con su hijo en la Semana Santa, al lado de la Virgen de la Esperanza de los agentes comerciales a la que pertenecían su padre y su tío; paseante por la Plaza Mayor en tertulia de terraza con amigos o almorzando en la Playa junto a su amigo Pepe en los veranos de Cuenca, con alguna actuación para la U.B. Conquense) le llevó en el “atardecer de su vida” a adquirir y preparar una sencilla tumba de granito en el Cementerio del “Cristo del Perdón”, donde ya descansa para siempre, con un epitafio escrito por ella sobre un corazón: “Siempre Mary Carmen y vuestros muñecos. Reiremos desde el cielo”.