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Morate

Marina se quedó “anulada” por “propia agonía y la angustia de sentirse ahogada” por la brida que le ató Morate

Una inspectora de Homicidios de la Comisaría General de Policía Judicial asegura que Laura recibió un “ataque repentino”
Marina se quedó “anulada” por “propia agonía y la angustia de sentirse ahogada” por la brida que le ató Morate
25/10/2017 - Mónica Jiménez

Una inspectora de Homicidios de la Comisaría General de Policía Judicial que ha declarado en la jornada vespertina de la tercera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Cuenca contra Sergio Morate, acusado del asesinato de su exnovia Marina Okarinska y una amiga de ésta, Laura del Hoyo, ha confirmado que Marina murió por asfixia mecánica después de que su asesino le colocara una brida al cuello “cortada de manera oblicua” y que, a su juicio, la “anuló por la propia agonía y la angustia de sentirte ahogada, que no le daba para cortarse la brida”.

“En la autopsia, el médico forense vio que era de un diámetro muy pequeño”, y se ha mostrado convencida de que los asesinatos se produjeron en el domicilio situado en el 2º A del portal 10 del número 3 de la calle río Gritos de Cuenca capital, un escenario que ha descrito como “poco agitado”.

En este punto, ha defendido que es este lugar el último sitio donde se “ve a ambas víctimas”, justificando su posición también por el “dato objetivo del posicionamiento del teléfono y la conversación que mantienen con él”.

Respecto a la muerte de Laura, ha asegurado que esta deriva de un ahogamiento posterior a un “fuerte golpe” que su asesino le habría propinado “en un ataque repentino, dado el poco tiempo que estuvo solo con las víctimas”, con quienes, ha confirmado, “tenía una gran diferencia de corpulencia”.

Junto al jefe de la Brigada de Policía Judicial de Cuenca, esta inspectora también participó en la toma de declaración, a mediados de agosto de 2015, a Istvan Horvath como imputado atendiendo a una comisión rogatoria enviada a la Corte de Timisoara por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Cuenca y en la que el amigo que dio cobijo a Morate en Rumanía habría confesado que el acusado le reconoció haber matado a Laura y Marina y que a esta última le dio muerte “con un collar al cuello”, en referencia a una brida.

Según su relato, reproducido por la investigadora, ambos amigos contactaron el día 10 de agosto de 2015, cuando Morate se encontraba perdido en la frontera entre Hungría y Rumanía y, tras recogerlo, llegan a Timosoara “prácticamente el día 11 de agosto”.

Ya el día 12, “Sergio estuvo durmiendo gran parte del día y, cuando se despierta, van a tomar algo, porque dijo que quería arreglar un golpe que tenía en el coche y buscarse un piso allí”, ha contado, reproduciendo el testimonio de Horvath.

Junto a Gabriel Horvath, “dan una vuelta por la feria” y, al llegar a casa de los Horvath en Lugoj, “les comentó que estaba allí porque había matado a Marina y a otra chica que no tenía nada que ver o que no tenía culpa”, ha dicho la investigadora, que ha colegido que, “a no ser por su conocimiento de los hechos, es imposible que lo supiera el día 12”.

HALLAZGO

Por su parte, uno de los peritos adscritos a la sección de Inspecciones Oculares de la Policía Científica de la Comisaría General de Policía que realizaron la primera inspección técnico policial en el lugar del hallazgo de los cuerpos, ha confirmado que Los cadáveres de Laura del Hoyo y Marina Okarynska, que aparecieron sobre las 20.20 horas del día 12 de agosto de 2015 en el paraje El Bodegón, ubicado en las inmediaciones del nacimiento del río Huécar, próximo a la localidad conquense de Palomera, estaban superpuestos, semienterrados y parcialmente cubiertos de una “sustancia blanquecina que parecía ser cal”. De uno sobresalían cabeza, torso y glúteos, así como los pies de ambos.

Según el perito, el cadáver que encontraron en primer lugar fue el de Laura, que se encontraba “en avanzado estado de putrefacción”, vestía “camiseta de color oscuro y vaquero corto abrochado, pero parcialmente retirado, dejando al descubierto parcialmente las nalgas”.

“Justo debajo”, apareció el de Marina, también “en avanzado estado de putrefacción, con el brazo izquierdo flexionado sobre la espalda” y vestido con pantalón y blusa de azul oscuro. Alrededor del cuello el cadáver tenía una brida negra de 7mm, cerrada y aparentemente cortada.

Ambos cuerpos estaban sepultados en una fosa de unos 145 cms de largo, 50 cms de ancho y 35 cms de profundidad, que “parecía excavado para un único cuerpo” en un emplazamiento ubicado a unos doce metros del camino principal, que era “transitable, aunque el lugar estaba oculto bajo maleza”.

“Era imposible que entrasen allí los dos cuerpos, aunque, si hubiese habido un único cuerpo, sí hubiese quedado totalmente cubierto”, ha insistido el perito, para, a continuación, indicar que dicha fosa estaba “excavada de manera tosca y parecía que de forma apresurada”.

Tras localizar, sobre las 20.50 horas, el lugar del enterramiento gracias a las imágenes de satélite dado que el GPS del vehículo en el que accedieron no tenía cobertura y antes de que llegara la Comisión Judicial, los peritos recogieron vestigios que aparecen alrededor de los cadáveres.

Entre ellos, el especialista ha citado una maceta de plástico de color verde así como una garrafa de pequeño tamaño con la inscripción “Lourdes”, que contenía un líquido transparente y estaba ubicado a los pies de los cadáveres y que, después de la toma de huellas dactilares, se remitió al laboratorio de análisis de ADN de la Comisaría General de Policía Científica, arrojando ADN de Morate.

Próximos a la cabeza de los cuerpos y ocultos entre la maleza se encontraron un pico y una azada, sobre los que se realizó un frotis para la toma de huellas y en el interior del Opel Frontera que usaba habitualmente Morate también se encontró una pala de metal con mango y aparentemente arañada por la parte inferior, “por lo que había sido usada” y cuyo ADN también fue analizado.

Hacia las 21.40 horas del 12 de agosto de 2015 comenzó la extracción y levantamiento de los cadáveres después de que el forense tomara muestras entomológicas tanto de los cuerpos como del entorno para remitirlas al Instituto Nacional de Toxicología y establecer la data del fallecimiento.

La inspección ocular se reanudó al día siguiente con la toma de pruebas de zarzas y arbustos con el objetivo de encontrar más restos.

Este perito realizó un frotis en el volante de dirección, palanca de cambios y freno de mano del Seat Ibiza granate en el que, presuntamente, Morate habría trasladado los cuerpos hasta el lugar donde los sepultó para la obtención de restos de ADN y cuyas muestras se remitieron al laboratorio de análisis de ADN para su análisis en la en la Comisaría General de Policía Científica.

Con respecto al vehículo Seat Ibiza verde que utilizó Sergio Morate para trasladarse hasta Rumanía, este perito, junto a un compañero, se trasladaron hasta la localidad rumana de Lugoj para proceder a su inspección.

Permanecía precintado, por lo que esa primera inspección se limitó al exterior, aunque se comprobó que el coche tenía las placas de matrícula quitadas, que posteriormente se encontraron en el maletero.

La parte exterior presentaba numerosos golpes y arañazos, y, con posterioridad, los peritos se desplazaron hasta Timisoara para determinar la existencia de restos biológicos, se realizaron frotis de volante, palanca de cambio y freno de mano y, bajo la alfombrilla izquierda delantera, se encontró un cabello pegado con cinta adhesiva, así como dos huellas en el cristal delantero, dos guantes de cristalero y otro de cuero.

Asimismo, también se analizó el Chevrolet Kalos propiedad de Laura del Hoyo, que no arrojó datos positivos en cuanto a la presencia de restos de sangre y se realizó un frotis del volante, palanca de cambio y freno de mano.

En el domicilio de Palomera tampoco se encontró nada de interés dado que las unidades caninas no marcaron la presencia de restos humanos.

En relación a la finca de Chillarón, los peritos se han ratificado en el contenido completo de su inspección, que finalizó sobre las 20.30 horas, cuando recibieron el aviso de que los cadáveres habían aparecido en Palomera.

REGISTRO DOMICILIO

Respecto al domicilio del río Gritos donde, supuestamente, se habrían producido los asesinatos, los peritos comprobaron que faltaban dos bolsas de basura de color negro de cada uno de los dos paquetes localizados en el primer registro, dos de pequeñas dimensiones y otras dos de mayor.

En la habitación que usaba habitualmente Morate, dentro de una bolsa de plástico, a los pies de la cama, en el suelo, se encontró un paquete de bridas, dos de bolsas de basura, un rollo de cinta americana y un cortafríos.

En otra habitación, que, según los investigadores, sería el que habrían utilizado Sergio Morate y Marina Okarynska a lo largo de su convivencia, se encontró “bastante ropa de mujer y objetos personales de Marina”. “Incluso fotografías” de la víctima, algo que “llamó la atención” a los investigadores.

En dicho registro también se recogió un cepillo de dientes y una máquina de cortar el pelo propiedad del acusado para su estudio de ADN y cotejo con el ADN de los efectos intervenidos.