Llegar a una vejez sosegada es el deseo de muchos. La tercera edad es contemplada en el imaginario colectivo como un remanso de paz y como un tiempo de merecido descanso. Sin embargo, hay personas que sufren malos tratos a en esta etapa vital. Desde distintos lugares, ya sea dentro del núcleo familiar o en una institución, los ancianos son susceptibles a vivir situaciones amenazantes para su integridad física o psicológica.
La violencia a partir de cierta edad tiene muchos nombres. No hay una única forma de maltrato hacia estas personas. La más común con diferencia, o al menos la más registrada oficialmente, es el abuso con fines económicos como estafas, engaños o simplemente la sustracción de sus bienes a través de la manipulación o en un momento donde existe un problema de salud. Otros casos giran en torno a las agresiones, que pueden provenir de los propios hijos o incluso esconder una historia de violencia de género. Según los datos de Fundación Mayores, hay nueve casos entre los 54 ancianos que tutela en la provincia, cinco de ellos por maltrato económico, tres por uno de tipo socio-familiar y uno por abandono.
Existen 44 afectados en Castilla-La Mancha. Albacete es el territorio con más casos con un total de 22 de 68 mayores curatelados. Cuenca es la provincia de la comunidad con más casos de malos tratos en el entorno social y familiar. Ante esta lacra social, se planta la Fundación Mayores, que trata de combatir desde las entrañas esta problemática con dos líneas de trabajo. La primera de ellas consiste en brindar a estas personas apoyo para superar estas situaciones y, la segunda, se basa en su prevención a través de distintos proyectos y campañas. Una iniciativa enmarcada dentro de esa línea son las jornadas sobre el `edadismo´, unas actividades donde se reúnen personas de la tercera edad y jóvenes.
El objetivo es cambiar la mirada de las nuevas generaciones e “intentar romper con estos estereotipos hacia los mayores y que dejen de verlos como una parte vulnerable de la sociedad”, afirma Amparo Mayordomo, trabajadora social de la asociación en la delegación de Cuenca. La organización también trata de dar un impulso a los ancianos para que no piensen ni sientan que no tienen “capacidad y fuerza de hacer muchas cosas”. La clave está en “poner a cada uno en su sitio y darle sus derechos si les han sido robados”.
La soledad y la percepción de los mayores como "vulnerables" son las dos causas principales por las que se produce el maltratoMás allá de los malos tratos, la entidad se encarga, en general, de proporcionar el auxilio necesario a los mayores, cubrir sus necesidades e incluso desempeñar el papel de jurador a falta de familiares, ante el rechazo de los mismos de tomar cargo o por no ser aptos para el cuidado tras un dictamen judicial que así lo notifique. Gran parte de las situaciones de malos tratos son obra de personas en las que los mayores confían. Los abusos con fines económicos son fundamentalmente ejercidos por parientes y vecinos, más que por parte de desconocidos o de grupos dedicados a la estafa.
“Nos han llegado casos de hijos que han metido mano a las cuentas de sus padres y tener una deuda importante con la residencia de ni si quiera llegar a pagarla”, explica Mayordomo, situaciones en las que incluso ignoran las llamadas telefónicas del centro en el que el progenitor está ingresado e incluso “no dan señales de vida” para ninguna de las necesidades del mayor.
El capital del que estas personas se apropian suelen ser los ahorros en los que han invertido años o la propia pensión. Una vez que el problema se ha detectado y se ha dado la voz de alarma, las cuentas bancarias son bloqueadas. Los ancianos en este tipo de situaciones pueden o no hacer frente a las deudas contraídas. La Fundación Mayores en estos casos estudia las formas de hacer frente la cantidad endeudada en función de los ingresos de los afectados y tramita acuerdos para su retribución sin que ello perjudique la cobertura mínima de estos ancianos. Amparo afirma, sin duda alguna, que para la institución “lo principal es pagar, si está en una residencia, su techo, su comida y su ropa”.
La entidad trata de “limpiar” la deuda y garantizar “un colchón” a esta persona para que pueda ahorrar y tener en mano dinero de bolsillo. Hay casos en los que la economía del mayor es “tan desastrosa” que la entidad recurre a su fondo solidario para ayudar a estas personas con los gastos de necesidades que puedan surgir.
La trabajadora social señala a la soledad y a la percepción de los mayores como “vulnerables, débiles y pobrecitos” como las dos causas principales por las que nacen los malos tratos. “Se aprovechan del tema de la soledad. Ven ahí un campo abierto”, afirma. La Fundación Mayores considera que el maltrato y los engaños en muchos casos se pueden evitar si se ataja el aislamiento social no deseado en los ancianos.
Los propios afectados normalmente no van a las puertas de la fundación a pedir ayuda. Estas situaciones son procesadas por los Servicios Sociales “Ellos por su propia voluntad no ven que tengan que hacer nada”.
Las emociones más frecuentes cuando logran salir de este pozo son la culpabilidad, especialmente cuando son víctimas de estafas o robos, y la tristeza. Amparo asegura que “son personas con mucha resiliencia” que tienen “una capacidad de superación”.
HISTORIAS
Amparo abre un hueco para estas historias injustas. Ella cede su voz a estos mayores y acoge a las suyas, que viven en el silencio del abuso. Cada historia tiene su propio color. Cuenta cada caso bajo el anonimato por respeto a estos mayores.
Narra cómo vivió la acogida por la fundación de una señora de 72 años a la que dos de sus tres hijos ejercieron algún tipo de abuso hacia ella. La conquense primero tuvo que ser protegida del maltrato de uno de sus descendientes con una orden de alejamiento. Se hizo en ese momento un “ingreso urgente en residencia”, explica la trabajadora social. Al tiempo, la curatela, que había pasado a otro de sus descendientes, tuvo que ser retirada por la falta de pagos de la mensualidad del centro de mayores en el que se alojaba. Amparo reconoce que tienen “ese hándicap de que son sus hijos hagan lo que hagan”. Son ellos los que en muchas ocasiones tienen que “luchar con el hijo y decirle que esto no se lo puede hacer a su padre o a su madre”, relata. El machismo también se cuela en uno de estos casos.
Amparo tuvo que personarse con los cuerpos de seguridad en un domicilio donde una anciana con principio de demencia estaba descuidada y vivía una situación de maltrato con su pareja. “La violencia de género no tiene edad”, manifiesta. Le “costó mucho” que él la dejara entrar. “Había bebido y acababa de salir del calabozo”, detalla. Cuando accedió a la vivienda la vio “en el sofá, enterrada alrededor de ropa y con los pelos en la cara”. Al ver a Amparo, ella misma le pidió que se fueran. La trasladaron a una residencia donde se adaptó rápido y comenzó “a tener sus revisiones médicas en orden, que tampoco las tenía y su aseo personal, que brillaba por su ausencia”, explica. Los casos en los que existen perjuicios económicos pueden ser perpetuados por familiares o desconocidos. La trabajadora social habla de un señor mayor en Cuenca que falleció antes de lograr absorber la deuda de su residencia generada por obra de su hijo, que no efectuó los pagos. Él no era si quiera consciente de la situación. “Tenía una demencia avanzada y en ningún momento fue consciente de todo lo que estaba pasando”, especifica.
Otra situación de esta índole lo sufrió un matrimonio. Una mujer joven manipuló al marido, diagnosticado posteriormente con un principio de demencia, y aprovechó el ictus de la esposa para hacerse con el dinero de los cónyuges. “Lo cameló. Él iba sacando `voluntariamente´ del banco grandes cantidades grandes cantidades de dinero”. Fue el propio banquero, que lo conocía de años, quien dio parte de la situación. “Cuando nosotros pudimos llegar, tener acceso y poner una barrera le habían quitado todos los ahorros de su vida en año y medio”, afirma.
Cuando este dinero se esfumó, sacó partido de la pensión. “No tenían para comprar su propia comida. Dejaban deudas en las tiendas”, cuenta. “Él nunca llegó a ser consciente del daño”, explica. La esposa al principio responsabilizó a Amparo de lo sucedido. “Necesitaba a alguien con quien cargar toda su rabia. Es muy complicado lo que a ella le pasó”.
Charlas para prevenir los malos tratos en las personas mayoresEl Plan Mayor Seguridad implantado por la Policia Nacional en España llega a territorio conquense de la mano de Consuelo Martínez, subinspectora y delegada de participación ciudadana provincial de Cuenca. El proyecto ofrece charlas en centros, asociaciones y residencias de la tercera edad en las que se informa a los mayores sobre los distintos tipos de amenazas y delitos a los que se podrían ver expuestos, entre ellos, el maltrato.
El propósito final es que los ancianos tomen decisiones propias en base a estos conocimientos, sepan cuáles son los recursos a los que pueden acudir y logren detectar señales de maltrato o de una posible infracción penal. Esta violencia puede ser de género, doméstica o institucional. Se dan también delitos por estafas y hurtos en la vía pública o dentro del domicilio, por ejemplo por personas que suplantan la identidad como técnicos del gas o del suministro eléctrico.
El maltrato psicológico es el que “más daño hace y el menos visible”Martínez deja claro que los ancianos “no son más víctima de los delitos que otra persona de cualquier edad”. Cuando los malos tratos prodecen de una pareja con la que han compartido años, pueden llegar a “acostumbrarse” y “no son capaces de darse cuenta”. La subinspectora explica que desde la Policía tratan de hacerles ver que este trato podría ser considerado un delito. Siempre se recomienda denunciar, pero, en ocasiones es más aconsejable no llegar a acciones legales. Eso sí, recalca que no se puede permitir “que estén destrotegidos”. Lo más recomendado en estos casos son otros actos que protejan a la persona de esta situación. A nivel de convivencia con familiares o cuidadores pueden sufrir neglicencias, maltrato físico o incluso el abandono sobre todo con aquellos “que tienen mermadas sus capacidades físicas o congnitivas”, detalla Martínez. Sin embargo, el psicológico “el que más daño hace y el menos visible”. Es “muy sutil” por lo que no siempre “se puede demostrar”.
Una iniciativa para asesorar y acompañar a los afectadosCruz Roja promueve formación para tratar de evitar este tipo de malos tratos. La entidad pretende impulsar un conocimiento de “sus derechos” así como a detectar “posibles situaciones” y darles herramientas para “que se les pueda escuchar y puedan tomar decisiones por sí mismos”, tal y como detalla Elena Gómez, responsable provincial de los proyectos de mayores. La iniciativa `Buen trato a personas mayores y promoción del trato adecuado´ trabaja con situaciones específicas donde se hace un acompañamiento psicológico y social incluso después de la intervención. Actualmente en Cuenca se les hace seguimiento en torno a 20 mayores. Alrededor de los malos tratos existe un cierto desconocimiento según Gómez. “Hay muchas veces que las propias personas mayores no reconocen lo que podría ser un trato inadecuado”, cuenta. Desde la entidad tratan de enseñarles habilidades sociales como la asertividad y la autoestima “para hacerse valer”, explica Gómez. Cruz Roja también se centra en los cuidadores con los que trabajan el buen trato “porque a veces con la idea de la sobreprotección tenemos más autoridad sobre la persona mayor”, comenta. Hay otros casos en los que la situación la empuja la drogadicción o la enfermedad mental de los hijos.