El making off para convertir el ferial en una pequeña ciudad

Cada año, cuando llega el mes de enero, el Ayuntamiento de Cuenca ya se pone a trabajar en los preparativos para convertir el recinto ferial de la capital en una pequeña ciudad durante los doce días de festejos en honor a San Julián. 

Una ardua tarea que, a priori puede parecer fácil, pero que requiere de una planificación detallada para que los diferentes servicios municipales sepan cómo proceder con su trabajo. Acometidas de agua, colocación de postes eléctricos o salidas de evacuación son algunos de los aspectos en los que el área de festejos trabaja, plasmándolos en un plano sobre el que se trabajará los días previos de feria. 

Y es que, el uno de agosto ya se instala en las oficinas de Protección Civil, detrás del recinto ferial, la Oficina Técnica de Feria, donde tres empleados municipales de diferentes áreas como Festejos, Recaudación o Medio Ambiente trabajan a destajo para coordinar todo lo que pudiera hacer falta a los feriantes en el momento de su llegada a la ciudad. 

Bien lo sabe Esteban Ruiz, uno de los técnicos de la oficina, quien recalca que los primeros empleados en trabajar en el recinto ferial son los de Iluminaciones Ximénez, la subcontrata que se encarga de las líneas de baja y media tensión de la feria, así como de la iluminación ornamental. “En el plano se indica dónde está cada poste, por dónde tienen que ir el cableado, etcétera”, detalla el técnico. 

Ahí también se indica dónde va instalada cada atracción, tómbola, zona de restauración, o puesto de venta ambulante. Cada feriante lleva aparejado su caravana, que se convierte en vivienda habitual durante los días de ferias, y que también requieren de unas conexiones de agua, electricidad o alcantarillado. 

Por eso, Miguel, del servicio de Obras, se encarga de controlar que todas esas conexiones estén bien realizadas y conforme a las pautas que marca el Ayuntamiento. Además, cuando llegan los feriantes, tienen que abonar, si no lo han hecho antes, las diferentes tasas municipales, algo de lo que se encarga César como técnico de la Oficina de Recaudación, quien genera en esta oficina las cartas de pago. 

Todos ellos llevan más de diez años encargándose de estas tareas los días previos, un trabajo que “a veces resulta sacrificado”, puesto que cuando van con la familia por la feria hay feriantes que les paran haciéndole preguntas, como recalcan. Aunque también han vivido momentos bonitos como fue hace unos años con el nacimiento del hijo de una feriante.

Aunque estos tres empleados, como explica Julio Pareja, técnico de Festejos, cuentan este año con el asesoramiento externo de una asistencia técnica para comprobar la documentación de cada puesto o atracción.

Todo un arduo trabajo de los empleados municipales que sirve para que millares de conquenses disfruten de unos días de ocio y diversión y que en torno a 500 personas que trabajan cada jornada en el recinto ferial puedan hacer su labor de la mejor forma posible.