La Venerable Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y las Santas Marías ha desfilado por fin este Sábado Santo en la que es la segunda vez en su historia. Y es que la lluvia en 2019 y la pandemia en los dos años siguientes han impedido a los conquenses disfrutar de la procesión del Duelo, más allá del año de su estreno en 2018.
Esta vez el buen tiempo ha acompañado a este cortejo que ha partido puntualmente de la iglesia de San Esteban Protomártir, con muchos hermanos en sus filas y no menos ganas de emprender su ascenso hacia la Catedral.
Bastante público ha querido acompañar a lo largo del recorrido a esta Hermandad, que este año afronta su segundo desfile repleto de novedades, entre ellas desde la aureola de oro de su imagen titular y el nuevo sudario e INRI de la cruz de guía que encabeza el cortejo hasta el estreno de dos marchas procesionales (‘Banceros del Duelo’, de José Antonio Bellido, y `Mater Desolata’, de José Luis Torijano) y un bajorrelieve en sus andas con el escudo de la Hermandad de Jesús Amarrado a la Columna.
Un grupo de carracas y matracas anunciaban el inminente inicio de la procesión del Duelo con la apertura, a las 19 horas, de las puertas de la iglesia de San Esteban Protomártir y la salida del paso de Nuestra Señora de los Dolores y las Santas Marías, que ha sido recibido en una abarrotada plaza de la Hispanidad por la Agrupación Musical Alfonso Octavas.
La tarde soleada ha animado al público a ir agolpándose a ambos lados de las calles Aguirre, Las Torres y Puerta de Valencia para disfrutar de este desfile de Sábado Santo y comprobar las pobladas filas de hermanos y la gran cantidad de niños en la fila central, dejando claro que hay cantera en esta joven cofradía conquense.
Buen ritmo de los banceros, bajo las órdenes de su capataz César Torrero, que llevan a la Madre en su dolor por la muerte de su Hijo, en su ascenso a la Parte Alta de la ciudad. Silencio a su paso, tan solo roto por el estridente sonido de carracas y matracas, que van anunciando el avance del cortejo, que sobre las nueve menos veinte llegaba a la curva de Solera con Peso.
Ya en los Oblatos, llegaba el momento de otro estreno. El Coro del Conservatorio cantaba a la Madre el motete ‘Llora la Virgen’, compuesto para Ella por el director Pedro J. García Hidalgo y, a su vez, hermano de esta Cofradía. Uno, sin duda, de los momentos más emotivos de la subida de este desfile de Sábado Santo, que ya encaraba la recta final por la calle Alfonso VIII.
Pasados veinte minutos de las nueve de la noche, la cabecera del Duelo alcanzaba los arcos del ayuntamiento, mientras la Madre se preparaba para hacer su entrada a la Plaza Mayor, donde, una vez más, se ha dado cita mucha gente para recibirla y disfrutar de esta singular procesión.
El paso de Nuestra Señora de los Dolores y las Santas Marías cruzaba la plaza ante la atenta mirada de cientos de personas, que guardaban riguroso silencio a su paso, mientras la cabecera del cortejo accedía ya, en torno a las 21:35 horas, al interior de la Catedral por la Puerta de la Misericordia.
La Madre hacía lo propio diez minutos más tarde, dando por concluida la procesión del Duelo; por cierto, con 45 minutos de adelanto con respecto a la primera vez. En el interior, los hermanos se despojaban del capuz negro para quedarse con la túnica blanca de la Resurrección y celebrar así la Vigilia Pascual, presidida por el obispo de Cuenca, Monseñor Yanguas.
Magnífico Sábado Santo, por lo tanto, que ha venido a complementar la espectacular Semana Santa que se está viviendo este año en Cuenca.