Desde hace algo más de un mes se están acometiendo las labores de limpieza de la reja del siglo XVI, con las que se viene a concluir la mejora y conservación de la capilla del Dr. Muñoz de la Catedral de Cuenca.
Unos trabajos que se están desarrollando a buen ritmo, según el director de la seo conquense, Miguel Ángel Albares, por lo que las previsiones iniciales apuntan a que “en poco más de un mes, a finales de agosto, esta limpieza ya sea una realidad y todo el mundo pueda disfrutar de esta magnífica obra renacentista de Esteban Lemosín; una de las maravillas, sin duda, de la Catedral”.
Los trabajos que se están acometiendo, tal y como subraya el también capellán mayor de la Catedral, se centran básicamente en aplicar disolvente con un bastoncillo de algodón y limpiar la suciedad superficial con la punta de un bisturí. Tareas que a priori pueden resultar simples, pero que requieren de muchísima paciencia.
TODA UNA OBRA DE ARTE
Y es que son innumerables los detalles ornamentales de esta reja de entrada a la capilla del Dr. Muñoz; sin duda, uno de los trabajos más finos y depurados de toda la rejería de la Catedral. Niños, ángeles músicos, pájaros, mascarones, animales fabulosos, simios, caracoles, diminutos insectos,... cientos de detalles que cobran mayor presencia con estas tareas de limpieza, que están sacando a la luz los oros, platas y corlas, ocultos hasta ahora bajo una capa de suciedad, fruto del paso del tiempo.
Esta maravillosa reja se divide en tres secciones horizontales, exactas en sus proporciones, esbelta en sus barrotes estilizados, perfectos los arcos de medio punto con que los barrotes se enlazan y coronan.
Sobre el dintel, un bello friso de columnitas con el escudo del fundador sostenido por ángeles. Se corona por este magnífico calado montante de arco lobulado en cuyo tímpano se encuentra una simbólica antorcha central y en torno a ella dragones, cuyas colas se transforman en cabezas de bicha.
Sobre éstos, dos niños alados o ángeles que sostienen una corona de laurel y a lo largo de la cenefa calada que sigue la línea del arco diez pequeñas y aladas cabezas de ángel en chapa repujada. Sobre el lóbulo central del arco una antorcha sobre candelabro y águilas con un cincelado finísimo.
A todas luces, un impresionante trabajo de orfebrería que, en opinión de Albares, vendrá a enriquecer el ya de por sí importante atractivo de la Catedral, puesto que, una vez concluya la limpieza, la capilla se abrirá al público y podrá ser visitada y disfrutada por todo el mundo.
"Una vez finalice la limpieza, la capilla se abrirá al público y podrá ser disfrutada por todos"
Una limpieza de rejería con la que se concluye la intervención en esta capilla renacentista, en la que ya se acometió la mejora del pavimento, así como la limpieza de dos esculturas –una de la Virgen y otra de San Ignacio de Loyola– y del bello retablo plateresco que preside el espacio interior, con sus seis estilizadas columnas abalaustradas y una hornacina central ocupada por un grupo escultórico formado por la Virgen, con el Niño Jesús apoyado en su brazo izquierdo, y dos niños más, Juan Bautista y Juan Evangelista.
La actuación en esta capilla, que ya fue iluminada de manera ornamental, se enmarca dentro del Proyecto de Limpieza y Conservación de Obras de Arte de la Catedral de Cuenca, que se puso en marcha en noviembre de 2019 y que está financiado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Unión Europa, a través del Fondo Social Europeo y la Iniciativa de Empleo Juvenil, y la propia Catedral de Cuenca.
Un proyecto que conlleva la contratación durante un año de tres restauradoras que se están encargando de la limpieza y conservación de este Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural, bajo la dirección del Dr. Luis Priego y la coordinación de la restauradora Mar Brox.