El sector de las librerías conquense lleva cinco años estabilizado, con cinco negocios dedicados principalmente a la venta de libros que desde entonces permanecen abiertos en la zona centro de la capital, Carretería en el caso de Libreralia y Evangelio, Colón en el de Toro Ibérico y plaza de la Hispanidad en el de Evangelio.
Pero, superados los años más duros de la crisis económica, las ventas siguen siendo muy limitadas, algo que los libreros consultados por Las Noticias, que recientemente fueron protagonistas del Día del Libro y del 14 al 20 de mayo lo serán de la feria ‘Cuenca Lee’, lo achacan tanto a la pérdida poblacional como de poder adquisitivo de los conquenses y, sobre todo, a la competencia de las ventas por internet, principalmente a través de la plataforma estadounidense Amazon, que hace que cada vez más personas compren libros sin salir de casa a través del ordenador o del móvil.
“Las ventas por internet nos está haciendo mucho daño. En una ciudad grande igual se notaría menos, pero en una tan pequeña como Cuenca, si nos liamos a comprar por internet, a los comercios los hundimos completamente”, advierte María Jesús Torrecilla, de Libreralia, hasta la fecha la última de las librerías en abrir sus puertas en la capital, en 2013.
“Internet es imparable. Hay empresas muy globales, muy bien posicionadas, con muchas armas, ante las que es muy difícil competir: lo tenemos todo perdido”, clama por su parte Julián Sáiz, de la librería Lorca y presidente de la Asociación de Libreros y Papelerías de Cuenca, integrada en la CEOE-Cepyme Cuenca.
La única forma de resistir, añade, es a través del “trato que nosotros podemos dar al cliente en nuestras librerías. Eso y conformarnos con lo que vendemos”, señala.
“Aunque comprar desde casa es algo que se ha popularizado y que es muy cómodo, porque uno no tiene la necesidad de ir a buscar unos zapatos a una zapatería o un libro a una librería, también hay mucha gente, sobre todo de mediana edad y gente mayor, que todavía busca la cercanía y, en nuestro caso, ver y tocar el libro antes de comprarlo”, destaca por su parte Fernando Evangelio.
Concienciación
Los libreros consultados inciden así en la importancia de que la gente de Cuenca se conciencie de lo importante que, para el conjunto de la ciudad, es comprar en las librerías y otras tiendas de la capital para que el dinero que se mueve se quede aquí.
“Esto es una rueda y nos tenemos que ayudar, porque si compramos todo fuera, al final nos tendremos que ir todos a vivir a otro sitio”, apunta Sandra Navarro, de Toro Ibérico,
En esta línea, el presidente de los libreros apela a “la solidaridad con el comercio de siempre”, tanto en el caso de las librerías como en el del sector textil o del calzado. Algo que incide en que no es un problema exclusivo de Cuenca, sino del conjunto del país, ya que grandes empresas como Amazon no tributan sus impuestos en España.
“Nosotros podemos además ser incluso más rápidos y baratos que Amazon. Porque cualquier libro que nos pidan lo podemos traer al día siguiente. Y sin gastos de envío”, defiende Sáiz.
No solo libros
Para resistir, la mayor parte de las librerías no vive solo de la venta de libros, sino que compagina esta labor con todo lo que conlleva una papelería: fotocopias, venta de cuadernos, bolígrafos, lapiceros, estuches, mochilas y un largo etcétera. Actividad esta última con la que ‘compiten’ con más de una docena de negocios de la capital en algunos de los cuales también se pueden encontrar algunas novedades bibliográficas, aunque en menor medida.
“Hoy por hoy son muy poquitas las librerías que son solo librerías”, admite Sáiz. “Vendemos de todo porque mantener abierto un negocio cuesta muchísimo, sobre todo después de un invierno que ha sido muy flojito, no sé si por la lluvia o porque la gente se guarda el dinero para sus vacaciones”, añade María Jesús Torrecilla.
Y ni aun así el volumen de facturación es elevado ni da para que se generen muchos puestos de trabajo, pues la gran mayoría de las librerías funcionan con entre uno y tres trabajadores para atender el negocio de lunes a sábado por la mañana. “Vamos justo justo porque los márgenes comerciales de una librería son muy distintos en comparación con otros productos como el textil o el calzado. Están muy reducidos”, precisa Sáiz.
Pese a todo, el presidente de los libreros hace hincapié en que la crisis del sector librero “es eterna” y, pese a ella, “aquí estamos todavía, con épocas, aunque muy puntuales, donde sí se vende mucho”.