Recuperar el pasado judío de Cuenca, poner en valor el peso del pasado hebreo y desarrollar turísticamente el legado patrimonial, cultural e histórico que dejó en Cuenca. Es el objetivo del escritor e historiador conquense, Miguel Romero, con su trabajo ‘Guía de la Judería de Cuenca’, con la que además se pretende iniciar el camino hacia la inclusión de la ciudad en la Red de Juderías de España.
El libro, que precisamente se peresentaba esta semana en el marco de La Alvarada de Cañete, no solo refleja los lugares y las huellas de la comunidad judía de la ciudad, también hace una descripción breve de lo que ha supuesto para España esta minoría a lo largo de la historia, incluyendo los momentos más dramáticos. “Indagar y conseguir sacar a la luz todo cuanto nuestra historia ha definido en esta ciudad de Cuenca, en su provincia y, si cabe, en la región, debe ser puesto en valor para el conocimiento de los demás”.
Si de algo puede presumir Cuenca es de su patrimonio y de su historia, pese a que una parte de ella esté bajo el suelo que pisamos. Esta ciudad castellano-manchega estuvo formada por tres barrios tras la Reconquista de Alfonso VIII en 1177: el cristiano, el judío y el árabe.
La judería de Cuenca se encontraba bajo los cimientos de lo que hoy se conoce como la Plaza de Mangana. El barrio judío estaba amurallado con dos puertas de entrada y salida (llamado Alcázar de los judíos) y le rodeaban las calles Zapaterías, Mosén Diego de Valera, plaza del Carmen, además del río Júcar. A finales del siglo XIII vivieron alrededor de 500 personas que constituían la Aljama conquense.
La concesión del Fuero de Cuenca entre 1189 y 1190 decretaba por ley una buena convivencia entre los judíos, árabes y cristianos que habitaban la capital conquense, “la importancia fue tal, que el propio Fuero de Cuenca dispuso numerosos artículos que afectaban a la comunidad judía en todo su amplio sentido legal y social” señala Romero.
La comunidad judía fue un importante activo en la ciudad durante la Edad Media. Las familias que la conformaban se ocupaban de las actividades comerciales, de las finanzas y de la artesanía, siendo las profesiones de médico, astrólogo y algebrist, las más relevantes.
La “Guía de la judería conquense” no solo hace referencia al barrio judío de Cuenca, también cuenta otras curiosidades como la expulsión producida en el siglo XV o la cultura sefardita, esa figura de los herederos del idioma, la cultura, la identidad y las tradiciones de aquellos antepasados “expulsos”, que aún conservan los apellidos que aluden a los orígenes de las poblaciones de donde procedieron.
“Es un trabajo didáctico con la intención de aproximarnos a nuestro importante pasado histórico, llegando a expresar sus señas de origen y herencia, su localización, haciendo alusión de aquellas familias que de origen conquense, forman parte de la comunidad internacional del mundo cultural hebreo”.
Igualmente el libro habla de la antigua sinagoga conquense como un activo importante para la investigación histórica, considerando su ubicación de origen, su evolución como yacimiento y el proceso de asimilación en la comunidad cristiana posterior.
Bajo el suelo de la Plaza de Mangana también se localizó la alcazaba árabe, las viviendas palaciegas cristianas y posteriormente la sinagoga judía que fue destruida en 1391 tras el asalto a la Aljama conquense, para convertirse después, en iglesia de Santa María de la Gracia, demolida en 1912.
ORIGEN DEL PROYECTO
“La idea del proyecto surge, gracias a la presencia en Cuenca de dos sefarditas reconocidos internacionalmente, la poeta Margalit Matitihau y el profesor Abraham Haim, quienes han llegado a imbricarse en la ciudad de Cuenca a lo largo de sus muchas visitas e intervenciones. Desde Madrid, la aportación e ilusión del conquense Roberto Gómez, la pasión por esta cultura y su difusión del editor Santiago Catalá y el mantenimiento y divulgación del patrimonio material e inmaterial que tiene como meta el Instituto de Estudios Conquenses, conformarían la propuesta de proyecto y su ejecución.”
"Cuenca tiene mucho futuro turístico si sabe aprovechar y dinamizar todo lo que su pasado histórico y su presente patrimonial le aporta "
El propósito de esta guía es iniciar el camino para incluir a la ciudad de Cuenca en la Red de Juderías de España -labor institucional de su consistorio-, además de potenciar la puesta en escena de otras actividades tales como teatro sefardí, formación turística o evolución de espacios. “El Consorcio de la Ciudad de Cuenca creyó además en este proyecto y, gracias a él, se ha podido dar luz verde a esa primera fase”, explica el autor de la guía.
Romero afirma que todas las propuestas que ofrece la ciudad, en cuanto a su patrimonio, su historia, sus costumbres, incluso su gastronomía, redundará en el desarrollo turístico de la ciudad. “Hablar de la comunidad judía -históricamente- o de la comunidad sefardí en la actualidad, es hablar de importancia en ese turismo cultural que desarrolla aquellos lugares en los que incide. Cuenca tiene mucho futuro turístico si sabe valorar, aprovechar y dinamizar lo que su pasado histórico y su presente patrimonial le aporta. Ahí estará su futuro esperanzador”, concluye el historiador Miguel Romero.