Cantero transmite en un pregón literario su amor incondicional por la Semana Santa
El inicio de la Semana Santa de Cuenca siempre lo marcan las palabras. El pregón indica el camino, actúa como un faro que conduce a todos los conquenses en el recorrido por las calles acompañando a Jesús. Y este año, esa atalaya ha brillado con fuerza desprendiendo luz en forma de literatura, de verdad y sentimiento nazareno de la mano de Juan Ignacio Cantero (Cuenca, 1992), quien ha abierto su corazón sin miedo a mostrar su amor incondicional por Cuenca, por sus tradiciones, por su familia y, como no, por su Semana Santa.
En una oda a la ciudad que le vio nacer, Cantero ha combinado prosa y verso con su habitual pluma diestra y maestra. Fiel a su estilo, recordando que el origen de la Semana Santa está en la fe, en la religión y en las sagradas escrituras, ha hecho a los conquenses recorrer junto a él sus vivencias de niño y los momentos más icónicos de la Semana de Pasión conquense, esas tradiciones sin las que no se entiende el latir de la ciudad.
Durante su discurso, titulado ‘Será Semana Santa en Cuenca’, el pregonero ha dedicado unas cariñosas palabras a su patria, la ciudad de las Casas Colgadas, esa que ha calificado de “imperecedera, inagotable, cristiana y nazarena”. Entre rimas cargadas de sentido ha configurado una oración propia, un rezo personal durante el que ha pedido a Dios “por lo que nos rodea”. Una especie de Padre Nuestro con el que se ha declarado creyente del “espíritu cofrade y santo, de las filas y las tulipas, de las túnicas y los capuces”.
La emoción se ha multiplicado en esta noche de Viernes de Dolores cuando el pregonero se ha dirigido a su padre. “Si pudieras verme papá. Si de tus retinas lo único que se desprendieran fueran lágrimas de alegría, entonces verías a tu hijo mejor que nunca. Entonces me divisarías y hasta podrías mirar las palabras y los renglones. Entonces verías que siempre ha sido Semana Santa y siempre he querido formar parte de ella a través de tus ojos. Me diste tu horquilla, tu pasión y tu legado. A cambio te doy mi visión, mi luz y mi pregón. Porque es tan tuyo como yo. Porque es un orgullo llevar tu sangre y el plasma de Cuenca. Un orgullo que me hicieras tan conquense y tan enamorado de su Semana Santa. Gracias, papá”.
Tras la pausa obligada por los aplausos y las lágrimas que han emergido del público, no solo en este punto sino en otros muchos, Cantero ha descrito la Semana Santa a través de la música, la poesía, las matemáticas, la plástica, la geología y la química haciendo referencia a la “melodía de los corazones, a la perfecta ecuación de tradición y cultura o al sentimiento nazareno kárstico”.
Sin dejar de lado esa vena emotiva, el pregoneroha tocado el corazón de aquellos que cumplen con las tradiciones. “Sé que lleváis cuarenta días diciendo que ya huele a cera, y que, con las velas encendidas, habéis estado rezando a la meteorología para que llueva todo lo que tenga que llover en la Cuaresma. Sé que en los dolores del viernes, vais a besar rodillas y mantos. Que recogéis el mundo en la ermita, y las angustias en el abrigo de una madre”. Y es que, ese sentir nazareno que caracteriza a Juan Ignacio Cantero es el mismo que guardan en su interior los conquenses porque “la misma sangre corre por nuestras venas. Porque somos hermanos en la fe e hijos de Cuenca. Y porque la Semana Santa conquense, con sus más de 50.000 formas de vivirla, se siente nuestra como una sola”.
Y en esa forma de vivirla, que ha cambiado en él con el paso de los años, ha tenido que ver y mucho Clara, su pareja. Ella le ha infundido el amor por Las Angustias y una nueva manera de mirar la Semana Santa de Cuenca. Y como muestra de amor a ella, Cantero ha recordado a Carmen Mozos, su madre, pero tampoco se ha olvidado de mencionar a su abuelo matero, Pepe de Julián, de quién hoy luce “orgulloso” su apellido.
Para terminar, como buen periodista, ha recordado las seis uves dobles de la Semana Santa de Cuenca preguntándose qué es, quién la hace, cuándo es, dónde es, cómo es y por qué se hace. Para darles respuesta ha recuperado los versos y entre rimas, tal y como en el inicio, ha conseguido infundar entre el público unas ganas inmensas de que sea ya Domingo de Ramos. Deseando gloria a Cuenca ha terminado diciendo: “Como era en el principio, ahora es siempre, por los siglos de los siglos, será Semana Santa en Cuenca, será como siempre, será como nunca”.

Otros detalles del acto
El del Pregón contó con la asistencia del obispo de la Diócesis, monseñor José María Yanguas; de la Comisión Ejecutiva y Junta de Diputación de la Junta de Cofradías en pleno; del alcalde de la ciudad, Darío Dolz; el consejero de Cultura, Educación y Deportes, Amador Pastor; la delegada de la Junta en Cuenca, M.ª Ángeles López; la diputada de Cultura, M.ª Ángeles Martínez, entre otras autoridades.
El acto, conducido por la directora de Comunicación de la Junta de Cofradías, Berta López, abrió con la actuación del Coro del Conservatorio, dirigido por Jesús Mercado, y continuó con la actuación de la Banda de Música de Cuenca, co-dirigida por Jesús Mercado (en la primera marcha) y Miriam Castellanos (durante el resto de la actuación).