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Solidaridad en Cuenca

Jóvenes comprometidos con la sociedad conquense

Cáritas impulsa esta iniciativa para alentar la participación de las nuevas generaciones en la organización con la finalidad de regenerar el perfil de voluntarios, con una edad media alta
Fotos: Lola Pineda
21/07/2023 - María Valverde

"Todos necesitamos ayuda en algún momento de la vida”. Así resume Jorge Torralba la enseñanza que le ha dado ser voluntario en Cáritas Joven, un proyecto que trata de cultivar el compromiso social en las últimas generaciones. 

La propuesta tiene una corta edad en Cuenca. Desde noviembre del año pasado, la entidad cuenta con esta nueva iniciativa que pretende generar una renovación dentro de los voluntariados, que son mayoritariamente jubilados. Antonio Delgado, responsable de esta nueva área, detalla los motivos por los que surgió esta idea. “Tenemos un perfil de voluntariado con una media de edad muy alta. Estamos apostando por los jóvenes para tratar de revertir la situación”. 

Nueve jóvenes componen esta nueva rama de voluntariado. La edad mínima para participar es de 16 años. Existen dos líneas en la iniciativa. Por un lado, los chicos que vienen a estudiar a la ciudad y se marchan en verano. Ellos toman parte en acciones puntuales, por ejemplo, en áreas como cocina, digitalización, donde enseñan nociones básicas sobre manejo de ordenadores y sus programas, o la tienda Ropacor. 

Por otro, aquellos que residen en el municipio y que, por tanto, acceden a proyectos de mayor duración como es el caso del área de formación laboral. Los voluntariados más temporales también responden a los horarios de los jóvenes, muchos de ellos estudiantes o incluso trabajadores que compaginan su deber con el compromiso social.  

La actividad más reciente han sido su participación en los campamentos de Cuenca en los que han impartido talleres de sensibilización sobre la labor de Cáritas. Desde la organización están abiertos a recibir nuevas ideas para la iniciativa como el caso de una chica que propuso acompañar a sus citas médicas y a los hospitales a personas con problemas de salud. 

El responsable del proyecto comenta que en la entidad trabajan con realidades invisibles en el día a día

Cáritas Joven tiene su propia visión de futuro. De momento, es una semilla que pretende convertirse en “un grupo motor” que cree proyectos para personas sin hogar, para las que están en los centros asistenciales de la entidad o en relación a Ropacor. Se trata de llegar a crear un área en la que los proyectos “nazcan desde los propios jóvenes”, detalla Delgado. “Siempre se dice que los jóvenes son el motor del cambio”, añade. 

El responsable de este proyecto, anteriormente técnico de inclusión social en centros residenciales, asegura que en la organización se trabajan “con realidades que normalmente no se ven en el día a día”. Delgado pone como ejemplo las 520 personas sin techo que fueron recibidas el año pasado en el albergue de Cáritas. La forma de conocer lo que ocurre en la sociedad es, según Delgado, el voluntariado. “Una persona puede sumar un poco; su grano de arena para mejorar la sociedad”. 

Asimismo, Cáritas trata de dar difusión a su labor para combatir en la sociedad conquense el desconocimiento de su actividad.Los jóvenes que quieran participar en Cáritas Joven pueden escribir directamente a las redes sociales oficiales de Cáritas o hacerlo a través del correo electrónico, disponible en su web. La persona en cuestión manda sus datos personales e intereses. Posteriormente es entrevistado para conocerlos y comunicarles los proyectos en los que puede colaborar. 

 

EL VOLUNTARIO

Jorge Torralba ayuda a otras personas a buscar empleo dentro de esta nueva área. Tiene 26 años y es maestro. Aprovecha sus ratos libres para colaborar en el proyecto, del que forma parte desde diciembre del año pasado. Este joven descubrió la iniciativa gracias a un amigo que también es voluntario. Torralba siempre ha querido ayudar a otros y es esta la razón que lo condujo a ser parte de Cáritas Joven. 

Su labor es enseñar a quien lo necesita a actualizar su currículum y a usar los programas informáticos necesarios para ello. Otra de sus tareas es mostrarles cómo pueden conocer su vida laboral y realizar sesiones para aprender a usar plataformas de búsqueda de empleo como InfoJobs o sobre cómo afrontar una entrevista de trabajo.

La iniciativa tiene por objetivo convertirse en “un grupo motor” de la entidad en el que los jóvenes creen proyectos propios

La experiencia para este voluntario es gratificante. “Desde el primer momento en Cáritas te dejan claro que nuestro deber es acompañar a las personas. Es una labor humana”, explica. Quienes acuden a la entidad son personas que pueden “sentirse solas o que no tienen a nadie más”, añade. La intención no es solo ayudarles, es también darles la oportunidad de tener a alguien con quien hablar. 

Su vivencia es positiva y también, de algún modo, le ayuda a sí mismo. Estas acciones le hacen sentirse bien. “Haces algo que para ti es mínimo, pero para otra persona significa mucho más de lo que piensas”, comenta. 

Su trato con las historias de otras personas ha provocado un cambio en él. Ahora le da valor a ciertos aspectos que antes pasaban desapercibidos ante su mirada. “Me ha hecho darme cuenta de la suerte que he tenido durante toda mi vida”, expresa. “En muchas ocasiones no somos conscientes de lo que tenemos o no lo valoramos”, señala. Torralba se siente muy agradecido y anima a otros a ser parte del voluntariado. “No se van a arrepentir”, comenta. El joven asegura que ayudar a los demás produce un cambio en tu vida. “La ayuda se necesita en todos lados”, apunta. Torralba asegura a los jóvenes que se trata de una acción satisfactoria al ver cómo una ayuda permite avanzar a otra persona. 

Jorge Torralba, voluntario: “El agradecimiento de una persona no tiene precio”

A nivel personal afirma que ser voluntario “te hace valorar todo lo que tienes”. Personalmente para él “el agradecimiento de una persona no tiene precio”. Esta tarea social también puede llegar a ser conmovedora. Las historias que más le han impactado son las de mujeres que se van de su país para dejar de sufrir una situación de violencia de género. El voluntario incluso tiene que tener especial cuidado con qué datos se publican para que sus ex parejas no las localicen. 

El grueso de personas que atiende son extranjeros que buscan un empleo para ayudar a familiares que residen en su lugar de origen. Suelen ser personas con titulaciones que han dejado su vida atrás por las circunstancias que hay en su país. No quieren encontrar un empleo para sí mismos. “No es para pagarse una casa o un coche o sentirse útil. La mayoría es porque, por ejemplo, su abuela está enferma o quieren ahorrar dinero para sus hijos”, explica. 

Otros perfiles son ex adictos al consumo de drogas o el alcohol que ya están en proceso de rehabilitación y que buscan una nueva oportunidad. 

El joven considera que este proyecto es importante para dar a conocer la otra realidad de Cuenca. “Pensamos que en esta ciudad al ser pequeña a nadie le falta de nada”. Sin embargo, él asegura que, en muchas ocasiones, las personas necesitan más ayuda de lo que parece.