La industria de la juguetería, en una clara tendencia encaminada a contribuir en la concienciación de la diversidad social, está apostando por los juegos inclusivos para aportar su grano de arena en la educación en valores desde la infancia.
Se trata de romper estereotipos y mostrar, también a través del juego, las diferencias que existen en nuestra sociedad como medida normalizadora e integradora.
Ejemplo de ellos son los muñecos y muñecas con diversidad funcional como la Barbie en silla de ruedas que ha llegado este año como novedad a las jugueterías Toy Planet; como también lo han hecho los bebés con Síndrome de Down, gafas o implantes cocleares.
Además, los juguetes también ponen de manifiesto los diferentes grupos étnicos y nacionalidades ya que hay bebés con rasgos faciales europeos, asiáticos o africanos y con tonalidades de piel diferentes para educar en el respeto y evitar así comentarios y pensamientos racistas entre las generaciones más jóvenes.
Se acabaron también las muñecas con las medidas perfectas, dejando paso a otros modelos de cuerpo y que muestran a mujeres que no siguen los cánones de belleza establecidos.
Finalmente, insisten en que “no hay juguetes para niños o para niñas”, como ocurre en
En Jugeterías Pérez insisten en que "no hay juguetes para niños o para niñas", pues los más pequeños de la casa pueden jugar con una cocina y las niñas con coches o camiones porque, como apostillan desde Toy Planet, “los juguetes son sencillamente para jugar”.