2022 no es un año cualquiera para la Muy Antigua, Ilustre y Venerable Hermandad Sacramental y Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús con la Caña, de la capital conquense. Y es que se cumplen 75 años de su imagen titular, obra de Federico Collaut-Valera, entregada a la hermandad en 1947, año de su primera procesión por las calles de la ciudad. Una efeméride muy especial para esta antiquísima cofradía conquense, con más de cinco siglos de historia, que pretende que no pase desapercibida para el mundo nazareno conquense, más aún después de dos años consecutivos sin desfiles procesionales por las calles de la ciudad en Semana Santa como consecuencia de la pandemia.
Con tal motivo, desde hace un tiempo ya está trabajando en la conmemoración de este 75 Aniversario de la hechura de Jesús con la Caña una comisión organizadora constituida en la última Junta General del pasado 20 de noviembre. Un reto que se afronta, según Míkel Rubio, secretario de la hermandad, con “mucha ilusión, pero también con mucha prudencia”. Y es que la pandemia de la Covid-19 continúa marcando el ritmo de la vida diaria de la ciudad y, tal y como recalca, “no podemos ser ajenos a esta situación, de ahí que se esté trabajando en la elaboración de un amplio programa de actos, que, por supuesto, estará sujeto a la evolución del coronavirus”.
No obstante, este complicado escenario no mina los ánimos de esta cofradía que pretende conmemorar este importante aniversario con una programación de actos a desarrollar a lo largo de todo el año. Conmemoración que ya han iniciado con la colocación de un repostero alusivo al aniversario en la fachada del edificio anexo a la iglesia parroquial de la Virgen de la Luz, donde permanecerá todo el año, con el fin de divulgar entre la ciudadanía esta efeméride.
PROGRAMACIÓN
Asimismo, a pesar de que continúan trabajando en completar esta programación, la hermandad ya tiene claras algunas de las líneas maestras, como es el especial cuidado de los cultos de la hermandad en un año tan singular o el impulso de la Cátedra González Francés. En este sentido, Rubio explica que la intención inicial es dedicar un fin de semana completo a las distintas conferencias de este año, en vez de celebrar una ponencia por semana como se ha venido haciendo en pasadas ediciones, de tal manera que se fomente una mayor participación e interacción entre ponentes y público. En definitiva, en palabras del secretario de la hermandad, “propiciar más debate con el fin de enriquecer esta Cátedra y hacerlo, precisamente, en un momento marcado por el creciente desapego hacia la parte religiosa de las hermandad; es decir, centrar esta Cátedra en la realidad del mundo cofrade de cara a los cambios sociales”. La intención inicial es celebrarla antes de la Cuaresma, que este año comienza el 2 de marzo, si bien aún no se ha fijado el fin de semana en cuestión.
Otra de las actividades previstas es una gran exposición con el valiosísimo ajuar de Jesús con la Caña, mostrando al público desde cinco de las seis clámides de la imagen titular, dos de ellas del siglo XIX y cuatro bordadas en oro a mano sobre terciopelo, hasta diferentes enseres procesionales, como candelería o cetros. Elementos en los que, según recalca Rubio, se está realizando un gran esfuerzo en los últimos seis años para su restauración. Una exposición con la que la hermandad se pretende mostrar a la sociedad conquense, en general, y al mundo cofrade, en particular.
La Catedral de la ciudad es el escenario elegido para esta muestra, concretamente, en su sala de exposiciones, si bien por el momento no se ha podido cerrar una fecha, que, según Rubio, dependerá, entre otros factores, de cuándo concluya la restauración de la clámide decimonónica de Jesús con la Caña, que está llevando a cabo el taller sevillano de Sucesores de Elena Caro, ya que formará parte de los elementos expositivos.
La hermandad también ha querido conmemorar estos 75 años de su talla titular con un número monográfico de su revista Rex Regum, el número 2 de esta publicación, que se presentará oficialmente, aunque aún no se ha fijado cuándo será.
A estas actividades se sumarán otras más, algunas de ellas relacionadas con el desfile procesional, en las que, tal y como subraya Rubio, está trabajando en la actualidad la comisión organizadora y de las que prefiere no adelantar hasta que estén totalmente cerradas. Eso sí, lo que sí está claro es que la hermandad va a poner el broche final a este año de aniversario con la celebración de Cristo Rey en la Catedral el próximo 20 de noviembre; una celebración con la que suele cerrar el año litúrgico, pero que, en esta ocasión, pretende que sea especial y distinta a otros años.
CINCO TALLAS DE JESÚS CON LA CAÑA EN MÁS DE CINCO SIGLOS DE HISTORIA DE LA HERMANDAD
La actual imagen titular de la Muy Antigua, Ilustre y Venerable Hermandad Sacramental y Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús con la Caña, obra de Federico Collaut-Valera, que viene desfilando cada Semana Santa por las calles de la capital desde 1947, es, al menos, la quinta talla que ha tenido esta centenaria hermandad en sus más de 500 años de historia. Y es que en este tiempo y por diversas razones, entre ellas la guerra civil española, la hermandad se ha visto en la tesitura de sustituir la imagen titular, por supuesto, siempre bajo la advocación de Jesús con la Caña.
Así, tal y como apunta su secretario, Míkel Rubio, en el desfile procesional de Jueves Santo de 1934, dentro de la Catedral, la talla recibe un golpe contra el frontispicio de la reja de la Capilla de los Apostoles. Aunque los daños son menores, la hermandad decide encargar al escultor Marco Pérez una nueva efigie que únicamente participará en la procesión del Jueves Santo de 1936, siendo posteriormente destruida en la Guerra Civil, junto a la talla que sufrió el percance en la Catedral.
De esta manera, tras el final de la contienda civil, la cofradía recibe de la familia de uno de sus hermanos, Miguel Martínez, una escultura gubiada por Bayarri, que desfilaría hasta 1947, cuando fue sustituida por la actual.
Una obra escultórica de gran calidad artística, considerada de los mejores trabajos del imaginero madrileño y una de las obras maestras de la Semana Santa conquense. Tallada bajo la imaginería neobarroca más clásica, aunque partes como el paño de pureza son de inspiración neoclasicísta con ciertos matices modernistas, muestra al Señor presentado al pueblo después de ser azotado, coronado de espinas, cubierto por la clámide romana y por cetro, una caña. Realizada en madera policromada, presenta una anatomía realista y muy cuidada, que acusa rasgos naturalistas, apreciándose a la perfección músculos y venas. Tal y como se subraya en la web de la hermandad, esta talla responde a un equilibrio entre la belleza formal y una fuerte expresión dramática, muy en la línea de la imaginería barroca. Su fuerza expresiva consigue transmitir el mensaje deseado, y los sentimientos de misericordia y perdón divinos prevalecen al dolor y la angustia tras la flagelación y escarnio.
