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Cartas contra la desesperanza para los pacientes ingresados por coronavirus

Una conquense que se ha sumado a la iniciativa lanzada por una médica madrileña comparte su misiva de apoyo enviada a un enfermo desconocido
Cartas contra la desesperanza para los pacientes ingresados por coronavirus
25/03/2020 - Dolo Cambronero

Una de las cosas más terribles que ha traído el COVID-19 es el aislamiento brutal en los hospitales de las personas ingresadas afectadas por esta enfermedad, que no pueden ni tener el aliento de sus seres queridos durante estos días tan grises.

Para aliviar la soledad y en una iniciativa que recuerda a la película Her -en la que Joaquin Phoenix interpreta a un hombre solitario de una sociedad futurista que trabaja escribiendo cartas personales para familiares o seres queridos de otros ciudadanos-, Cristina Marín Campos, médica del Hospital Universitario La Princesa, hizo un llamamiento a la ciudadanía para que redacten de forma altruista misivas de apoyo y ánimo para los ingresados en este centro.

Las cartas anónimas deben enviarse al correo electrónico cartas.venceremos.covid19 [@] gmail.com aunque la propuesta también se ha extendido ya a otros hospitales que han habilitado más direcciones a las que remitir las misivas.

Desde Cuenca también han colaborado con esta iniciativa personas como Laura Fresneda, técnico auxiliar de la Biblioteca Pública del Estado de la capital y coordinadora del club de lectura y ocio cultural por la igualdad y diversidad de género Escuela de Ateneas, que ha enviado su propia carta.

Cuenta que compartieron esta propuesta como reto en el grupo de WhatsApp de este último colectivo y no dudó ni un momento en participar: “Me gusta escribir. Y si puede ayudar a alguien, pues más gusto da escribir”.

Con un “siento tu sufrir” arranca Laura su carta. “Espero que tu cuerpo pueda con esto. Que te recuperes pronto y que el padecer de estos días cristalice en ti en una sabiduría que merezca el reconocimiento de todos los que te rodeen. Espero que pronto estés bebiéndote el mundo a grandes tragos, disfrutando de cada buen momento y no dejándote llevar por las preocupaciones sin importancia”, le desea en su misiva a ese enfermo desconocido.

“Espero que hasta que estés recuperado tu estar sea sereno y confiado. Yo, desde casa, te mando energía en forma de carta para que los miedos desaparezcan y la esperanza se apodere de tu ser. Ánimo. Tú puedes”

Laura también espera que esta enfermedad sea para esa persona “el trampolín para una nueva forma de vivir y de entender el mundo”.

En esta dirección, en la carta indica que confía en que “esta situación inaudita haya venido a enseñarnos algo. Enseñarnos qué cosas son importantes en la vida y qué otras no lo son tanto, de manera que, cuando todo vuelva a la normalidad, podamos ser más ‘seres humanos’ y menos eso otro que veníamos siendo”.

Laura también desea que, cuando todo pase, “dejemos de pensar que vivir es correr de un lado a otro” en busca de un dinero que, “como dice la frase hecha, no da la felicidad”, y que empecemos a dedicar el tiempo “a enriquecer este loco mundo que tanto merece la pena y que solo valoramos cuando parece que todo se va al carajo”.

“Espero que cuando todo esto pase la humanidad entera se sienta más hermana”, anhela también Laura, que continúa diciendo que ambiciona que este virus nos haga “darnos cuenta de lo vulnerables que somos” para que “aprendamos a vivir mejor. Como un regalo de sabiduría para nosotros mismos extensible a todo aquel que forme parte de nuestra vida”.

Optimista, Laura concluye su escrito deseando lo mejor a ese enfermo anónimo: “Espero que hasta que estés recuperado tu estar sea sereno y confiado. Yo, desde casa, te mando energía en forma de carta para que los miedos desaparezcan y la esperanza se apodere de tu ser. Ánimo. Tú puedes”.