Conseguir que la Feria y Fiestas de San Julián atraiga no solo a ciudadanos de Cuenca capital y provincia, sino de otros puntos de la región y del país y genere más ingresos económicos en la ciudad. Es lo que algunos empresarios consideran que, de cara a próximas ediciones, debería intentar llevar a cabo el Ayuntamiento de Cuenca, según señala a Las Noticias el presidente de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo de Cuenca, José Manuel Abascal.
Para ello, además de contar con un recinto ferial digno, el presidente de los hosteleros considera que debería cuidarse más la programación, seleccionando menos eventos pero intentando que estos sean de mayor repercusión.
“Hay muchos eventos, pero, salvo los toros, en su mayoría pequeñitos”, señala José Manuel Abascal, que considera que incluso la feria de La Hípica, pese a subir de categoría, ha movido este año menos jinetes, la mayoría de los cuales viene además a Cuenca con su propio camarote y no pernocta en hoteles.
“Harían falta actividades más especializadas, eventos deportivos de categoría, la presencia de grandes orquestas que actuaran en el Auditorio o dos o tres conciertos en condiciones que atraigan gente de fuera para que la feria trascendiera lo local”, sostiene.
De lo contrario, considera que el gasto que al Ayuntamiento le suponen las fiestas, entre 150.000 y 170.000 euros, sirve para dinamizar la ciudad pero no tiene una repercusión importante en su actividad económica, pues esta básicamente se limita a las atracciones de feria o a los recintos hosteleros ubicados en el Recinto Ferial, mayoritariamente foráneos, de modo que buena parte del dinero generado no se queda en Cuenca.
Este año, además, Abascal tiene la percepción de que, en estos últimos días de agosto, la ocupación hotelera ha sido más baja que el resto del mes, algo que, no obstante, también puede ser fruto de que es la primera quincena de agosto, junto a la segunda de julio, la que mayoritariamente eligen los ciudadanos para viajar.
Los toros, la excepción
El modelo a seguir para darle un poco la vuelta a la Feria y Fiestas de San Julián sería el de la empresa Maxitoro, que desde hace años gestiona la plaza de Toros de la ciudad y la feria taurina, el evento que probablemente mejor funcione y que se programa y anuncia con suma antelación, y que al incluir a las primeras figuras del mundo del toreo atrae a gente de otras provincias, entre ellos gente muy conocida, que se anima a quedarse en Cuenca uno o varios días. Con entradas diarias próximas al lleno, es la actividad de ferias que más ingresos deja en hoteles y restaurantes, así como en los bares del entorno de la plaza.
También habría que destacar, eso sí, la Feria de Artesanía, organizada por la Diputación, que este año ha recibido más de 22.000 visitantes y superado los 127.000 euros de volumen de negocio.
Albacete como modelo
Cuenca no se puede comparar con Albacete, que le triplica en población y cuyas consolidadas fiestas, de Interés Turístico Internacional y más de un millón de euros de presupuesto, atraen cada año a miles de personas. Pero los hosteleros entienden que puede servir de modelo para intentar dar una vuelta a una programación que además se desarrolla en escenarios poco atractivos como un recinto ferial sin acondicionar o el deteriorado parque de San Julián.
Se trata de una feria en la que, junto a las atracciones o los conciertos, destacan los puestos de artesanía y los numerosos bares de hostelería que los propios hosteleros de Albacete instalan en la feria, donde ofrecen comidas y cenas diarias, aperitivos, copas, sesiones de DJs, etcétera. También hay ferias de tapas y otros productos.
Un modelo que requeriría, eso sí, de la implicación de los hosteleros de Cuenca. Algo que según asegura Abascal ya se intentó, sin éxito, hace años a través de un proyecto impulsado por el restaurador Pedro Marlo. Transcurrido un tiempo, se podría no obstante retomar, según Abascal dando también cabida a asociaciones, peñas y otros colectivos ciudadanos, pero insiste en que “la gente tiene que estar dispuesta a participar” y no lo ve claro en unas fechas como las de finales de agosto, cuando las temperaturas empiezan a resfrescar y suele haber, como este mismo año, alguna noche de lluvia y tormenta que obliga a suspender las actividades.
