Aunque todavía hay plazas libres, y las lluvias del último mes han provocado un descenso de las reservas hoteleras de entre el 5 y el 10 por ciento en comparación con el pasado año, es de prever que la práctica totalidad de los establecimientos hoteleros de la capital cuelguen el cartel de no hay habitaciones los próximos Jueves Santo y Viernes Santo. Unos días clave en los que la Serranía rondará el 90-95 por ciento de ocupación y el resto de la provincia el 70-80 por ciento. Durante el resto de la Semana Santa, que arranca este viernes, la ocupación rondará el 70 por ciento en el caso de la capital y el 60 en el resto de la provincia. Pero eso, aseguran en el sector, no es noticia. “La noticia sería que no llenáramos estos días”, considera Borja García, gerente de Cuenca con Carácter. “O que tuviéramos una buena ocupación en febrero, durante todo marzo o durante varios meses del año completos”, añade José Manuel Abascal, director del hotel Torremangana y responsable de hoteles de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo de Cuenca.
La preocupación de los hosteleros reside así más allá de la festividad más concurrida del año, declarada de Interés Turístico Internacional en 1980. Y eso que los últimos datos de visitantes y pernoctaciones no se puede decir que sean malos. Sin ir más lejos, en 2017, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de personas que visitó la provincia se redujo en 6.028 pero las pernoctaciones, que son las que dejan más ingresos, aumentaron en 2.741, llegando a las 517.456, un 0,53 por ciento más, gracias sobre todo a los visitantes extranjeros, que durmieron 9.056 noches más en alojamientos de la provincia (+16,07 por ciento).
Abascal entiende sin embargo que el sector hotelero funciona “con muchos altibajos”, con fines de semana de demanda importante como el pasado, cuando la capital acogió la decimosexta edición de la Maratón de Montaña (Mamocu), que congregó a 770 participantes, pero otros muy flojos. “Hay sábados en que se ve más alegría, pero luego entre semana es otra cosa”, advierte.
Este 2018 no ha arrancado además tan “francamente bien” como lo hizo 2017. El tiempo, con temperaturas frías y abundante lluvia, no ayuda. “Llevamos varias semanas sin que pare de llover y el turista no está acostumbrado a la lluvia”, dice García, de modo que “hay mucha gente que ha anulado a última hora”, advierte Abascal.
CALENDARIO DE EVENTOS
Independientemente de la climatología actual, que se espera que mejore a partir del Domingo de Ramos, para que la demanda fuera más importante durante todo el año Abascal considera que sería necesario un amplio programa de eventos que no fuera solo flor de un día, sino que tuviera garantizado su continuidad a largo plazo. “Ahora se van haciendo cosas pero volátiles, que luego vendrá otro alcalde u otro sistema y cambiarán. No están configuradas para que se asienten en el tiempo y lo que necesitamos es acondicionar un buen calendario anual”, opina.
"Necesitamos un buen calendario de eventos anual, no que se hagan cosas volátiles”na Semana Grande como la de Pamplona o la de San Sebastián”, pues ni las fiestas de San Julián, básicamente dirigidas a los residentes en Cuenca capital o provincia y a conquenses emigrados, ni San Mateo, de solo cuatro días de duración, se pueden comparar con los afamados San Fermines o con las fiestas de la capital gipuzkoana, que junto a conciertos gratuitos de primer nivel incluyen un prestigioso concurso internacional de fuegos artificiales que suma 54 ediciones.
SEMANA SANTA Y SMR
Abascal critica además que en estos días coincidan en el tiempo dos eventos de gran repercusión turística como son la Semana Santa y la Semana de Música Religiosa (SMR), los cuales “estaría bien poder distanciar un poco para que podamos atender bien y con tranquilidad a los dos segmentos de visitantes. Porque te encuentras con que el Jueves Santo y el Viernes Santo, al haber tantos eventos juntos, los hoteles se llenan solos, pero el resto de día te quedas a verlas venir”.
Y a todo ello hay que añadir la promoción, insuficiente o, incluso, inexistente. “No es que haga falta más promoción, sino promoción”, opina Borja García, para quien “desde hace varios años estamos entregados a la promoción que hace el Grupo de Ciudades Patrimonio y no hay otra. Es algo de agradecer, pero Cuenca se merece ser promocionada no como conjunto de destinos sino como destino turístico que es y dirigirnos sobre todo a nuestros caladeros fundamentales que son Madrid y Barcelona”.
El presidente de la agrupación de hosteleros, José Luis Zorita, achaca esta falta de promoción a las diferencias políticas, que “se traducen en que cada uno va por su lado y se pierdan fuerzas”, por lo que pide a los representantes institucionales “que se sienten a hablar de una vez por el bien de Cuenca y no para mantener sus diferencias”.
Una de las consecuencias que además dejó la crisis económica, que asoló el país entre 2008 y 2014, es que, a partir de entonces, la gente volvió a estar dispuesta a viajar, pero pagando menos, lo que ha propiciado un descenso de los precios “considerable para los gastos que tenemos”, señala Abascal, pues la prioridad es “conseguir un mayor número de estancias”, dice García.
“Hay mucho apartamento turístico y esto hace que los hoteles tengan que mantenerse en precios antiguos, sin incrementar si quiera el IPC”, concluye Zorita.