Las Hermandades del Silencio recordarán el Miércoles Santo de 2024 con tristeza. Una jornada marcada por las inclemencias meteorológicas, que ha obligado a suspender la procesión debido a la lluvia y el viento. La decisión se hacía pública al mediodía de este 27 de marzo, pero los hermanos no han dudado en acudir a las iglesias para venerar a sus imágenes. Y en lo que en un principio eran actos íntimos de recogimiento se ha convertido en una multitudinaria celebración que ha dejado momentos de gran belleza.
Actos improvisados con la emoción a flor de piel que han convertido las sedes de las imágenes en íntimas catequesis procesionales. Desde el Salvador a la Catedral, la iglesia de San Pedro o la de San Esteban, todas las sedes se han llenado de fieles que han vivido momentos muy emotivos con marchas, miserere, motetes y baile de las sagradas imágenes a hombros de sus banceros en una atípica quita de andas.
Es la primera vez, al menos que se recuerde que la Procesión del Silencio no pone un pie en la calle a la lluvia, lo que ha llevado a vivir el último día de Cuaresma de un modo muy diferente, sobre todo a los hermanos.
“Salvo la pandemia, yo no recuerdo haber vivido esto nunca” aseveraba Pedro Paños, conservador de la R. I. V. H. de Ntra. Sra. de la Amargura con San Juan Apóstol. “Tener que suspender al llegar a la Plaza sí, dos veces. Pero ¿no salir? Nunca en mis 70 años en la Hermandad” apostillaba.
Tampoco José Bodoque, representante durante los últimos 25 años, recuerda haber vivido una situación como la de este miércoles. Y en San Pedro, el secretario de la V. H. Religioso-Benéfica de ex-combatientes de San Pedro Apóstol reconocía ante los hermanos que ésta es “la primera vez que activamos el punto de los estatutos que se refiere a qué pasa con la subasta si no salimos por lluvia”.
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En San Esteban, los hermanos de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto y el Prendimiento de Jesús (Beso de Judas) han sido convocados a las 18:00 horas para la quita de andas y venerar a sus titulares. El templo se ha llenado hasta la bandera y se han vivido momentos de gran emoción.
El párroco, Antonio Fernández, ha dado lectura a las sagradas escrituras del Evangelio según San Marcos que describen los momentos de la Pasión en el Huerto de Getsemaní y ha animado a los presentes a “no abandonar el camino del Señor a pesar de los momentos malos”.
Especialmente dura ha sido la jornada para la Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto (de San Esteban) que este año conmemoran su centenario fundacional. Tal y como estaba previsto si no se hubiese suspendido la procesión, el párroco ha bendecido el nuevo cordón que ha estrenado la imagen de Jesús.
Momento especial han vivido también los banceros de ambas hermandades al tener que devolver los pasos a su lugar de culto dentro de la propia Iglesia de San Esteban. Momento que han aprovechado para levantar en hombros ambos pasos durante unos minutos y bailar s imágene al ritmo de las marchas que han sonado por la megafonía, lo que ha arrancado lágrimas tanto a los banceros como a muchos de los presentes.
Antes, en la iglesia de El Salvador, los hermanos de la Amargura con San Juan Apóstol se congregaban para venerar a su titular y poco a poco el templo se ha llenado de gente. Las imágenes se repetían en la iglesia de San Pedro, donde ha sonado el miserere para el Ecce de San Miguel, y para la Negación el motete de Pedro Pablo Morante Calleja ‘Ter Me Negabis’.
Pero si duda, el momento más emotivo ha sido el recuerdo de la Hermandad a los que ya no están, especialmente al recientemente fallecido Jesús Saiz al que le han rendido homenaje, los banceros del San Pedro han elevado la imagen mientras toda la iglesia entonaba el “La muerte no es el final”, que concluía con un fuerte aplauso.
Mientras, en la Catedral los hermanos de la Santa Cena bailaban a golpe de horquilla el voluminoso paso de Octavio Vicent Cortina bajo los acordes de la marcha Mesopotamia. Un emotivo acto en el que también se recordaba a los difuntos y se vivían momentos de hermandad y encuentro, demostrando que, a pesar de las adversidades, la Semana Santa en Cuenca es un símbolo de unión y devoción, algo de lo que este Miércoles Santo ha hecho gala Cuenca aun sin procesión.