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Ya hay más de 60 refugiados ucranianos en Cuenca

Hablamos con Halina, residente en la capital conquense desde 1999, que esta semana recibía a su nieta y su nuera junto a dos mujeres y dos niñas
Ya hay más de 60 refugiados ucranianos en Cuenca
Foto: Rebeca Pascual
12/03/2022 - Paula Montero

La crisis humanitaria que sufre Ucrania –un país con 44,3 millones de habitantes– se ha acelerado en la última semana al igual que la ofensiva rusa sobre el terreno. Hace apenas dieciséis días, cuando estalló la guerra, se hablaba de cientos de refugiados pero al cierre de esta edición más de dos millones de personas han cruzado la frontera para escapar de la guerra. 

Un éxodo de población incesante hacía países vecinos como Polonia, Moldavia, Eslovaquia o Hungría que ha generado la mayor crisis de refugiados desde las guerras de los Balcanes. Eso sí, los ucranianos y ucranianas que han podido huir de su país también han comenzado a llegar hasta nuestro país. 

Concretamente, en esta semana, un total de 65 personas, en su mayoría mujeres y niños, han llegado hasta la provincia de Cuenca, tal y como indican a Las Noticias fuentes de Cruz Roja. En su mayoría, tienen familiares en la capital o en alguno de los municipios conquenses y esperan poder regresar tarde o temprano a Ucrania, aunque la situación, por ahora, no lo permite. Desprovistos de documentación, ropa o enseres personales huyen del conflicto y dejan atrás a sus maridos, hermanos o hijos. 

EN PRIMERA PERSONA

Uno de estos 65 casos es el de la familia de Halina, una ucraniana residente en Cuenca desde 1999. Vino a España en busca de trabajo para costear los estudios de su hijo, que ahora se encuentra retenido en Ucrania. El pasado viernes 4 de marzo recibió en la capital conquense a su nieta Evelina de siete años y su nuera Yuliya de 34. Junto a ellas viajaron dos primas hermanas, Vira de 23 años y Nataliia de 32, con las hijas de esta última (Solomiia de 10 y Llilia de 8). 

Huyeron de Lviv (Leópolis), un días después de que la guerra estallara. Así, el primer paso que dieron las seis mujeres el 25 de febrero fue hacer una pequeña mochila con pasaporte y algo de ropa de abrigo para después coger un autobús hasta Polonia. Sin embargo para lograr entrar al país vecino tuvieron que esperar 37 horas para cruzar la frontera. Gracias a unos amigos polacos pudieron pasar varios días allí hasta que con ayuda de los conquenses se pudieron comprar los billetes de avión que las traerían hasta el Aeropuerto de Madrid. “En esos días solo pensaba, si no puedo sacar de allí a mi hijo por lo menos que pueda salvar vidas”, recuerda Halina emocionada.

“Cuando por fin las vi en Cuenca me puse muy contenta, pero mi corazón está con mi hijo y con mi país”, dice. Y es que, de momento la guerra no ha llegado hasta el punto en el que se encuentra su familia y “rezo cada día para que la situación mejore y esto acabe cuanto antes”, apostilla. 

Afortunadamente, y de nuevo gracias al apoyo de los conquenses, pudieron encontrar un piso donde las seis mujeres viven actualmente. “Una señora para la que trabajé diez años me ha ofrecido un piso que tiene en venta hasta que encuentren un comprador”, explica. Por ahora, Halina tiene previsto hacerse cargo del alquiler y durante la primera semana de estancia en Cuenca ya han recibido donaciones de ropa, alimentos, vajilla, ropa de cama y toallas para facilitarles al máximo su estancia. “No puedo pagar con dinero a toda la gente que nos ha ayudado, solo espero que Dios se lo devuelva”, dice.

Yuliya era profesora de informática, Nataliia ejercía de Logopeda y Vira estaba estudiando, sin embargo a estas tres mujeres y a las tres niñas les han arrebatado de golpe sus vidas y no saben cuándo podrán volver y en qué condiciones quedarán sus casas y ciudades. Y es que, Halina, esta conquense de adopción, al igual que el resto del mundo  no entiende cómo ha podido estallar una guerra en pleno siglo XXI y define a Putin como “un diablo”. Además, dice preguntarse constantemente “¿por qué lo hace? No lo entiendo y tampoco quiero entender. No hace falta matar gente pero nos ha tocado a nosotros”, comenta resignada. “Solo espero que nos ayuden para que esto termine cuanto antes”, concluye.