Problemas para hacerse entender en el médico, en las administraciones públicas, en las tiendas y en los bares, y hasta para que los niños y jóvenes puedan estudiar en un centro educativo con personal especializado en lengua de signos con el que puedan comunicarse y aprender sin barreras.
Es la realidad con la que, en su día a día, se encuentran las personas sordas como consecuencia de lo poco extendida que entre la población está esa lengua que a ellos les permite comunicarse entre sí con cierta normalidad, y a que ni si quiera haya intérpretes en determinados ámbitos de la sociedad para facilitarles la comunicación.
Es algo que la Asociación Cultural de Sordos de Cuenca, en marcha desde 1981, transmitió el pasado miércoles a los conquenses que se acercaron hasta su stand instalado en Carretería con motivo de la celebración del Día Internacional de las Personas Sordas.
“Falta que la gente aprenda el lenguaje de signos y nos entienda”, advierte su presidente, Andrés Escudero.
El principal problema está en la etapa educativa, cuando los padres optan por enviar a sus hijos a estudiar a Madrid, donde hay colegios especializados en estas personas, para poder recibir una educación sin barreras y de calidad.
“Está claro que harían falta intérpretes en los colegios, pero no los hay y la gente normalmente se va a Madrid, donde están bien atendidos. Pero lo suyo sería que pudieran estudiar aquí, y se hicieran grandes en Cuenca”, señalan.
Fruto de este éxodo, que se produce igualmente a la hora de buscar un trabajo, el número de sordos que vive en Cuenca no ha hecho sino reducirse en los últimos años, y por ejemplo la asociación, que tiene su sede en la calle Río Gritos de la capital, ha pasado de superar la treintena de miembros a situarse por debajo de la quincena.
Pese a ello, el colectivo hace hincapié en reivindicar la validez de estas personas, que por ejemplo pueden desenvolverse como cualquier otra para determinados oficios como el de jardinero, barrendero, cocinero y un largo etcétera.
“El problema está en el trabajo de oficina, donde para poder trabajar un sordo necesitaría un intérprete que le ayudara”, admite Escudero.
La asociación no cesa en su empeño de tratar de favorecer la integración de los sordos, para lo que en los últimos años aseguran haber mantenido varias reuniones con representantes del Gobierno regional y del Ayuntamiento. “Pero la cosa está floja”.
Celebran, eso sí, que la asociación cuente con un intérprete gracias a la Federación Regional de Sordos, con sede en Albacete. Y que las nuevas tecnologías les brindan herramientas para poder comunicarse de gran utilidad a través de los móviles o de internet. Pero creen que nunca es suficiente. “Los canales de transmisión siguen estando pensados para la mayoría oyente”, concluyen.