Que ningún cinéfilo se confunda. No se trata de una sesión infantil a la que los padres acuden con sus hijos para ver una película de dibujos o adecuada a su edad. ‘Bebés al cine’ es otra cosa. Es una actividad que permite a los progenitores disfrutar de una buena película de adultos sin molestar y sin que nadie les fulmine con la mirada o les llame la atención porque sus niños lloran porque tienen hambre o no paran de moverse. Pero, sobre todo, les permite asistir al cine tranquilos sin tener qué pensar dónde y con quién dejar a sus criaturas durante las dos horas que dura el largometraje, o no saltarse la lactancia materna.
Es lo que le ocurría a una de las madres impulsoras de esta curiosa actividad, María Martínez. “Vi por casualidad en Internet que se hacía algo similar en Cádiz y se lo comenté a otras madres y lo propusimos a la gerencia de los multicines que aceptó encantada”. Efectivamente, en otras provincias existe esta modalidad bajo el nombre de ‘sesión teta’.
Desde entonces, ya han asistido a dos sesiones, una vez al mes, la última para ver la oscarizada ‘La forma del agua’.
María es mamá de Valle, de un año. “Cuando vine con ella por primera vez lo hacía después de once meses sin pisar un cine, así que imagínate, pero fue una experiencia muy grata. Al principio se quedó mirando la pantalla y luego ya empezó a moverse y nos turnamos mi marido y yo para estar pendientes de ella”.
UNA SESIÓN ESPECIAL
La tónica en las sesiones suele ser la misma. La primera media hora los bebés se quedan alucinado mirando la gran pantalla y la segunda media hora ya empiezan a inquietarse o tienen ganas de juego. Pero no hay problema. Todos los padres están en la misma situación y nadie se siente incómodo. Vanessa Souto, mamá de Noa de 14 meses, es una gran cinéfila. “Cuando me hablaron de esto vi el cielo abierto. Yo ya no venía aunque tengo con quien dejarla porque prefiero hacerlo por una necesidad y no por ocio”, señala. En su opinión, ver una película con ellos es muy distinto a lo que estamos acostumbrados “porque no estás concentrada al cien por cien, pero te enteras de todo, y pese a que haya momentos que no puedes mirar sí puedes escuchar”.
La película se proyecta más baja y los peques pueden jugar en la moquetaCuando los peques se cansan pueden ir a la parte de abajo de la sala que está enmoquetada y jugar sin peligro.
Otros casi ni se enteran. Como Carlos, uno de los benjamines con solo tres meses que prefiere de momento dormir en su cochecito. Su madre, Paloma Millán, está muy contenta porque puede levantarse y mecerle o darle el pecho a demanda “y antes no podía arriesgarme a dejarle más de dos horas por si le entraba hambre”.
Otra de las madres, Noelia Cano, que asiste con su pequeño Izan de 12 meses, es la que recibe una semana antes la cartelera “y votamos la película que queremos ver a través de un grupo de Whatsapp”. Cano anima a todas las familias a participar “porque es una actividad de ocio que no implica dejar al bebé y se pierde el miedo a molestar a otras personas”.
Desde los Odeón Multicines Cuenca su gerente, Diego Fernández, está más que satisfecho con la iniciativa que también realizan otras salas de la cadena. “Es una manera de abrir el cine a madres o padres que tienen dificultades para dejar a sus hijos con alguien y todo lo que sea acercar el cine a la gente es muy positivo”.
Aunque señala que ir a las sesiones ordinarias con niños no está prohíbido, es obvio que no es lo más adecuado para nadie, tampoco para el bebé por el alto volumen de las proyecciones. Un problema que se subsana en este caso ya que se pone el sonido más bajo de lo habitual. “Los padres respiran porque saben que ni te van a molestar, ni ellos van a molestar a los demás”, apunta Fernández.
‘Bebés al cine’ tiene lugar el primer jueves de cada mes a las 18:00 horas.
