La presencia de los gigantes y cabezudos en la Plaza Mayor durante las fiestas de San Mateo se refuerza. Acompañados de Dulzaineros Tiruraina, esta comparsa con décadas de historia amenizará las tardes del 19, 20 y 21 de septiembre y el mediodía del 21 las horas previas al inicio de los pasodobles y de las sueltas de vaquillas enmaromadas. Una apuesta del Ayuntamiento para tratar de aumentar la animación en un Casco Antiguo ya de por sí animado gracias a peñistas, Band
Tanto la comparsa de gigantes y cabezudos como los dulzaineros han recibido con satisfacción esta mayor presencia en unas fiestas en cuya edición anterior solo participaron el día 21 al mediodía.
“Estamos encantados, porque los niños suelen disfrutar mucho con los bailes, que haremos entre la Plaza Mayor y los arcos”, cuenta Hipólito Ruiz, de los dulzaineros.
Como en 2018, los gigantes volverán además a cruzar el puente de San Pablo, algo que no se llevaba a cabo desde hace más de 50 años, probablemente desde 1957, en un desfile que entonces fue captado por las cámaras del cineasta Carlos Saura y apareció en su documental “Cuenca”, de 1958.
La imagen de los cuatro gigantes, que representan a los reyes cristianos y a los reyes moros, es impactante aunque no se trata de un mero “paseo”, sino que a los quince integrantes que componen la comparsa les supone un enorme esfuerzo, pues cada gigante, que a un mismo tiempo solo puede llevar a hombros una persona y del que se responsabilizan dos por pieza, turnándose, pesa entre 40 y 50 kilos. El primer paso es ascender la empinada y larga cuesta de San Pablo para, después, atravesar el puente, algo que puede resultar peligroso si hay viento, pues las figuras se balancean y tiene que haber una segunda persona que garantice su seguridad. A ello añaden la instalación, a lo largo del puente, de tres arcos de luz que obligan a que los gigantes tengan que ser tumbados para poder cruzar. “Es engorroso, pero incluso así los gigantes lucen cruzando el puente”, sostiene Ruiz.
Este desfile, entre la Puerta de Valencia y la Plaza Mayor, tendrá lugar el 21 de septiembre a partir de las 10:00 horas.
De organizar estas salidas se encarga, desde hace algo más de sesenta años, Manuel González Fernández, gigante desde los doce años de edad y que ahora suma 74. Para esta labor se ayuda de buena parte de su familia entre hijos, sobrinos y nietos, una quincena de personas que contribuyen a mantener esta tradición y que están encantados de su nuevo protagonismo.
HORARIOS DE San Julián
En la reciente Feria y Fiestas de San Julián, además de su presencia en el desfile de carrozas, se programaron tres sesiones de gigantes y cabezudos, aunque probablemente no tuvieron la repercusión merecida al iniciarse, según creen tanto Manuel González como los dulzaineros, demasiado temprano. “A las nueve de la mañana los niños, sobre todo si la noche anterior han estado en la feria, están durmiendo. Hasta las doce del mediodía apenas suele haber gente en el recorrido”, señala Ruiz.
A su entender, su salida debería retrasarse a las 10:30 u 11:00 horas. No cree que el calor, que en agosto ya no suele ser tan excesivo como el de julio, les afectara por tener que recorrer las calles de la ciudad hasta aproximadamente las dos de la tarde. Esto podría permitirles, además, pasar a eso de las 13:00 horas por el paque de Santa Ana, donde tienen lugar las actividades para niños, que de este modo los verían pasar.
Con más salidas, creen también que, además de dejarse ver en el centro de la ciudad, el Casco Antiguo, Las Quinientas y Villa Román, como en los últimos años, podrían llegar al resto de barrios.
Ahora mismo, no obstante, su reto más inmediato es salir en San Mateo y esperan, impacientes, la que será su primera salida, el 19 de septiembre. Las imágenes de los gigantes y cabezudos aguardan, mientras tanto, en el almacén municipal de la calle Reyes Católicos tapadas con bolsas de plástico para evitar el polvo, esperando una nueva oportunidad de dejar boquiabiertos a los niños.
