Más de cinco meses llevan las 26 familias de la calle Camino Cañete con garaje en el número 27 de la vía afectadas por un escape de agua que está perjudicando tanto al aparcamiento, con algunas plazas que acumulan tal volumen de agua que “si aparcas en ellas te mojas los zapatos en cuanto bajas”, como a los trasteros, “que se están estropeando”.
Los vecinos se pusieron hace meses en contacto con el Ayuntamiento para pedirle que reparara la avería pero, tras varios trabajos en la zona, el problema sigue sin subsanarse. Y los técnicos municipales han comunicado a los propietarios de las plazas que son ellos los que tienen que acometer una reparación del sistema de drenaje del inmueble.
Esto último no ha sido bien recibido por los vecinos, que se preguntan por qué tienen que invertir en un nuevo drenaje cuando el actual, pese a ser bastante antiguo, funciona correctamente y valdría de no ser por la existencia de una fuga que repararla tienen claro que es responsabilidad municipal y que además, “en tiempos de sequía”, está provocando que se pierdan en torno a unos 200 litros de agua a la hora.
“La única solución que ha aportado el Ayuntamiento es que nos ocupemos nosotros, ante su imposibilidad o dejadez, por encontrar la fuga. Como ciudadanos que pagamos nuestros impuestos municipales nos sentimos totalmente desprotegidos y desconcertados ante la falta de interés y diligencia”, aseguran en un nuevo escrito dirigido al Ayuntamiento, al que piden “que de verdad actúe y dé una solución definitiva”.
Porque la situación, advierte Ángela Calvo, no deja sino de ir “a más”, hasta el punto de que “la humedad es cada vez más perceptible y está empañando los cristales y los retrovisores de los coches”.
DENUNCIA EN ENERO
Las Noticias ya se hizo eco de esta problemática en su edición digital con fecha del 26 de enero de este año sin que ello haya servido para que se les atienda como reclaman.
Entonces advertían de que llevaban ya dos meses con agua en el suelo del garaje, “que a veces parece más una piscina”, y señalaban que los propios vecinos se estaban viendo obligados a extraer cada dos o tres días grandes cantidades de agua través de aspiradoras.
Según apuntaron, la situación ya estaba entonces en conocimiento del Ayuntamiento y operarios de Aguas de Cuenca estuvieron buscando el origen del escape sin encontrarlo.