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Ola de calor

Ganarse el pan...con demasiado sudor

CCOO lanza una llamada de atención sobre las fatales consecuencias del estrés térmico para profesionales que aguantan temperaturas extremas en su trabajo
Ganarse el pan...con demasiado sudor
Fotos: N. Lozano/S.García
15/08/2018 - Nuria Lozano

El famoso versículo bíblico del Génesis “Ganarás el pan con el sudor de la frente” cobra su máxima expresión, e incluso va más allá, en algunos trabajos que se realizan en verano y que son auténticas torturas para muchos profesionales al estar expuestos a altas temperaturas. Si ya de por sí se hace cuesta arriba tener que trabajar durante estos meses, hacerlo soportando temperaturas superiores a los 40 grados en plena calle en las horas centrales del día o en el interior de un negocio es casi una tarea heroica y también muy peligrosa para la salud si no se toman las precauciones necesarias.

Comisiones Obreras acaba de lanzar una campaña dirigida a estos trabajadores para evitar riesgos innecesarios y para que se cumpla la normativa en materia de prevención de riesgos laborales.

Para ello, están dando a conocer una guía que ha elaborado el sindicato en Aragón que explica las consecuencias del llamado estrés térmico, más conocido como golpe de calor, caracterizado por una hipertermia incontrolada que causa lesiones en los tejidos.

Se considera golpe de calor cuando la temperatura corporal rebasa los 40 grados, siendo mortal entre el 15 y el 25 por ciento de los casos. Los síntomas más frecuentes son fiebre muy alta, piel seca, náuseas, elevación de la frecuencia cardiaca y respiratoria, convulsiones, confusión, estupor e incluso el coma.

Los factores que determinan el estrés térmico son diversos ya que intervienen las condiciones ambientales, la intensidad de la actividad física, el vestuario y factores individuales como el peso, la edad o el consumo de medicamentos.

Según recoge este documento, este mal se ha visto acentuado por el cambio climático, ya que está aumentando la frecuencia, intensidad y duración de las olas de calor. Se estima que estos flujos térmicos podrán causar 120.000 muertes adicionales al año en la Unión Europea en 2050.

Se da la circunstancia de que España es el segundo país del mundo donde se registra mayor cantidad de olas de calor y de mayor duración, con una media de entre cuatro y cinco días. La última, la que acabamos de vivir y que según los meteorólogos ya está remitiendo.

El secretario de Acción Sindical de la Federación de Servicios a la Ciudadanía (FSC) de CCOO-Cuenca, Ángel Luis Castellano Bobillo, ha explicado que, en el caso de la administración local, en más de la mitad de los servicios que se prestan “los empleados no están fresquitos con el aire acondicionado en la oficina, sino realizando tareas en condiciones no muy óptimas y más aún en verano”. Para informar y explicar las nefastas consecuencias que puede tener un calor excesivo en los trabajadores han remitido la guía de los compañeros de Aragón a todos los ayuntamientos de la provincia. “Con esto queremos evitar consecuencias mayores como ocurrió hace poco en Lezuza, donde un peón de los planes de empleo falleció de un infarto cuando trabajaba a la intemperie”.

Castellano Bobillo ha señalado que en la provincia de Cuenca no ha habido por fortuna hasta la fecha ninguna incidencia de este tipo en el sector público, gracias en parte a esta labor preventiva. En este sentido, ha destacado el papel “vigilante” y de asesoramiento de los delegados sindicales de prevención de riesgos laborales. En su opinión, éste es un tema que hay que tomarse “muy en serio” y si bien hay elementos que no se pueden controlar, sí se pueden tomar medidas como cambiar los horarios. “Dime qué va a producir alguien que tenga que trabajar a las cuatro de la tarde en plena ola de calor”, apunta.

COLECTIVOS MÁS AFECTADOS

Personal de obras y mantenimiento, limpieza, recogida de residuos, personal de parques y jardines, instalaciones deportivas, agentes de movilidad, policías o vigilantes municipales, son los colectivos más afectados.

Como Morat Bouzizova, trabajador de 22 años del servicio de limpieza en la capital. Aunque su jornada empieza a las 6 de la mañana y termina a las 12:30 no hay quien le quite un par de horas a pleno sol. No obstante, también ha tenido que padecer en alguna ocasión el turno de tarde que empieza a las tres. “Es un calor inhumano, sobre todo en plena ola de calor, se siente fatiga y una gran sensación de cansancio”, afirma. También depende de la zona que le asignen. “Hay algunas donde hay sitios con sombra, pero lo peor es cuando te toca en las rotondas o en las salidas de las carreteras con todo el solitrón encima”.

Ganarse el pan...con demasiado sudor

José Olivares lleva once años trabajando para el Servicio de Conservación de Carreteras del Estado. Una tarea especialmente dura estos meses, no solo por el sol sino por la temperatura que alcanzan los materiales con los que entra en contacto como chapas de coches o biondas “que pueden llegar a los 55 grados a las 12 de la mañana en un día de 35 o 36 grados”, cuenta a Las Noticias.

El año pasado dos compañeros sufrieron sendos golpes de calor tras la jornada laboral. “Es un trabajo que si lo piensas no vienes”, señala Olivares quien ha sentido en alguna ocasión mareos en verano que por suerte no han llegado a más. “En invierno te puedes abrigar, pero en estos meses no podemos quitarnos capas”. Es más, la ropa les ayuda a combatir el calor abrasador de los elementos que tienen que tocar. “Utilizamos monos que nos protegen los antebrazos, ropa holgada, guantes, y siempre gorra”.

Por supuesto, la hidratación es fundamental. “Es fácil que bebamos entre tres y cinco litros de agua en una jornada”. Además, hacen un almuerzo no muy copioso y a ser posible con mucha fruta que les aporta vitaminas y frescura. Otras medidas que adoptan para sobrellevar este infierno asfáltico es turnarse para poder resguardarse unos minutos en un vehículo climatizado, “siempre de uno en uno para que el trabajo no pare”.

Eso por la parte física, porque desde el punto de vista psicológico también es un reto. “La suerte que tenemos es que siempre estamos como mínimo dos, y podemos llevarlo con humor”.

Reconoce que hay tareas que se podrían dejar para otra temporada, pero otras son inevitables como limpiar después de un accidente o reparaciones urgentes. Con todo, peor suerte tienen los que construyen las carreteras. “A ellos se les llegan a quemar hasta las suelas de las botas y se exponen a unos grados exagerados”.

Ganarse el pan...con demasiado sudor

Al colombiano Álex Núñez le persigue a diario el dicho de “lo verás pero no lo catarás”.

Llegó hace 13 años a España desde Cali y desde hace ocho se encarga durante todo el año del mantenimiento y limpieza del complejo de baño de La Playa Artificial, así como del servicio de hamacas y barcas.

Cuando todo el mundo está disfrutando de un buen baño y relajado, él tiene que pasar jornadas de siete u ocho horas a pleno sol los siete días de la semana, pendiente de los clientes y de que todo esté a punto. Por eso, para Núñez el verano “es un estrés”.

“Se te hace muy pesado y mucho más largo el día al estar en constante movimiento”. Las horas más críticas son entre las tres y las cinco de la tarde y lo que peor lleva es limpiar el fondo de la piscina, una tarea en la que emplea cerca de dos horas antes de abrir el recinto. Cuando aprieta el calor, como ha ocurrido esta pasada semana, no queda otra que hidratarse al máximo “y tomarlo con calma”. “El cuerpo te exige mucho líquido y también es necesario alimentarse bien”. El chapuzón para aliviar el intenso calor tiene que esperar al cierre de las instalaciones, cuando ya no queda nadie. “Es una impotencia tener la piscina tan cerca y ni probarla. A veces con las altas temperaturas te dan tentaciones de lanzarte y refrescarte”, bromea.

Nunca ha sufrido un golpe de calor “pero con estas jornadas tan largas al sol es casi imposible que no te pase nada”. Con todo, dice que este año no estaba siendo especialmente caluroso y julio se llevó muy bien. “El año pasado ya empezó a apretar desde mayo”.

Ganarse el pan...con demasiado sudor

Sebastián Cano lleva cerca de 20 años como churrero. Regenta el despacho de churros ‘El Fiera’ en Las Quinientas y el Bar-Churrería ‘Hermanos Cano’ en Villa Román.

Aunque las ventas bajan en temporada estival, su actividad tiene que seguir. “Con las olas de calor se pasa realmente mal, algunos días me pregunto cómo puede aguantar esto el cuerpo”. Y es que incluso cuando hay cinco grados en la calle, en la churrería ya se nota calor “y ya con 26 grados fuera aquí es un auténtico infierno”.

Sus ‘trucos’ pasan por beber mucho líquido y mojar su camiseta en agua fría por la mañana antes de ponérsela, “aunque se seca en cuestión de minutos”. Agradece ser más libre en ese aspecto, ya que es consciente que en otros trabajos no permiten estas licencias. “Ha habido momentos que me he encontrado realmente mal por el calor. Ahora lo gestiono mejor, pero hay trabajadores que no pueden escapar de las altas temperaturas de ninguna manera, como mi hermano, que es encofrador”.

En su caso, salir a correr a última hora de la tarde también le ayuda a soportar mejor el calor en su cocina.

Pese a no ser un trabajo al aire libre, ni siquiera el aire acondicionado o un ventilador ayudan. “No sirven de nada, el calor lo absorbe todo, y en el caso de los ventiladores no lo podemos poner porque remueve el aire, saca el humo de la sartén y se te ponen los ojos malos en segundos”.

Nunca ha medido la temperatura a la que se expone, pero calcula que no menos de 40 grados, todo ello pegado desde las tres de la mañana a la sartén con aceite hirviendo”. “No somos muchas veces conscientes de los riesgos, si lo pensara creo que no lo haría”, puntualiza.


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