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Fingir el robo del móvil o una agresión, mentiras que son delito

La Policía Nacional de Cuenca cree que “falta conciencia” entre la ciudadanía a la hora de interponer denuncias en según qué asuntos
Fingir el robo del móvil o una agresión, mentiras que son delito
Foto: R. Marco
14/07/2024 - Rubén M. Checa

A un individuo se le ha roto el móvil y, para cobrar uno nuevo del seguro, decide poner una denuncia como que se lo han robado. Otra persona, como venganza personal, decide darse un golpe en la cabeza, ir al hospital y denunciar a su enemigo para que le condenen por agresión. 

Estos son algunos ejemplos de simulación de delitos y denuncias falsas que, aunque no lo parezca, son mentiras muy peligrosas puesto que son delitos según el Código Penal y acarrean multa y, en los casos más graves, incluso pena de prisión de hasta dos años. 

Lo ponen de manifiesto el inspector jefe de delitos contra las personas y el responsable de la oficina de denuncias de la Comisaría Provincial de la Policía Nacional de Cuenca, quienes remarcan la diferencia entre ambos delitos contra la Administración de Justicia. 

La simulación de delitos consiste, como su nombre indica, en aparentar que has sido víctima de uno o denunciar una infracción inexistente. Por su parte, la denuncia falsa es un delito que comete aquella persona que imputa a mala fe una serie de conductas a un individuo concreto. 

Ambos se consideran delito y están recogidos en el Código Penal español, aunque el primero es más leve que el segundo porque no se está acusando a nadie de nada. Mientras que la simulación de delito establece multas de 6 a 12 meses, la denuncia falsa está tipificada también con pena de prisión, que puede ir desde los seis meses hasta los dos años. 

En Cuenca, el más común es el primero, la simulación. Como explican los dos responsables, se suele dar sobre todo los fines de semana, y aunque suele ser un perfil de gente más joven, en realidad hay de todos los rangos de edad. 

Entre estos delitos, los agentes conquenses se encuentran la denuncia de ciertas situaciones cuya finalidad suele ser estafar a un seguro. Por ejemplo, denunciar robo de dinero, objetos de valor o teléfonos de alta gama, para luego presentar dicha denuncia al seguro y obtener así un beneficio ilícito. 

“La gente tiene mucha imaginación”, recalca el inspector jefe, porque en muchas ocasiones los ciudadanos exponen a los agentes unas situaciones “que no suenan nada verosímiles”, como estar en una calle muy oscura y aparece un encapuchado de repente que produce el robo y huye sin que se le haya visto. 

Es precisamente esa verosimilitud del relato lo que ya suele poner en alerta a los policías de la oficina de denuncias. Pero aún así, la Policía Nacional tiene que hacer la investigación y tratar a la víctima como lo que es. En ese trabajo, que siempre consiste en esclarecer la verdad, puede ocurrir que la persona que denuncia acabe como presunta autora de un delito. 

Y es que, a través de cómo se expresa, el lenguaje no verbal, el porcentaje de fiabilidad del relato que da el programa informático de denuncias que usa la Policía o las cámaras de seguridad y testigos de la zona, los agentes pueden llegar a la conclusión de que se está cometiendo un delito contra la Administración de Justicia. “Aunque se deduzca, se tiene que investigar para conseguir una explicación”, sostiene el inspector jefe. 

En el caso de las denuncias falsas, los policías conquenses han visto cómo ha habido ocasiones que se han simulado secuestros, o gente que se ha autolesionado para denunciar a otra persona. Aquí, a parte de las mismas técnicas anteriores, entra en juego los médicos forenses, quienes pueden determinar en función de sus exámenes si las lesiones o los hechos que se presentan se ajustan a lo aportado en la denuncia. 

CONCIENCIA 

El inspector jefe y el responsable de la oficina de denuncias creen que “falta conciencia” en la sociedad sobre las implicaciones legales que puede tener denunciar falsamente o simular un delito. Pese a que en el cuerpo de la denuncia hay una advertencia legal, hay gente que los lleva a cabo. 

“Hay gente que esta situación la ve de otra manera, como que los seguros están para eso, para pagar”, señalan ambos. Así, el gran perjudicado va a ser siempre la Administración de Justicia, puesto que la Policía Nacional va a destinar unos recursos a esa investigación que se detraen de otras que puedan tener más importancia con víctimas reales. Incluso, se llega a invertir el doble de tiempo porque primero se investigan unos hechos falsos y luego tienes que esclarecer la denuncia falsa o simulación.

Además, esto puede dejar antecedentes penales a la persona denunciante, ya que por poner una denuncia falsa puede estar cometiendo un delito de fraude al seguro y pasa de víctima a autor. 

Tanto la denuncia falsa como la simulación de delito forman parte del Código Penal, recogidos en los artículos 456 y 457 respectivamente.