Consorcio de la Ciudad de Cuenca
Concluye la rehabilitación de la muralla de las traseras de la Catedral
Después de muchos avatares y ver retrasado el inicio de los trabajos de enero a finales de junio, principalmente por la pandemia y la declaración del estado de alarma, la rehabilitación integral de la muralla de la ciudad de Cuenca en la parte trasera de la Catedral de Santa María y San Julián ya es una realidad, después de que el pasado viernes, 13 de noviembre, concluyeran los trabajos, que han supuesto una inversión del Consorcio Ciudad de Cuenca de 149.617,42 euros.
Ejecución, a cargo de la empresa sevillana Acron Trabajos en Altura, cuya finalización se ha adelantado dos semanas al plazo máximo establecido de cinco meses y que viene a dar un vuelco al aspecto general de esta zona tan turística de la capital, puesto que, según apunta el gerente del Consorcio, Daniel León, viene a completar y dar continuidad a las obras de recuperación acometidas por el Obispado de Cuenca en esa misma zona en 2007.
INTERVENCIÓN
Actuación que se ha centrado en un tramo de unos 70 metros de la muralla de la ciudad y que, tal y como remarca León, ha tenido un resultado bastante satisfactorio. Obras que han conllevado una primera limpieza de los paramentos de la muralla, eliminando la vegetación existente entre los sillares.
Y es que, según explica el gerente, “la yedra es muy bonita a simple vista, pero, a su vez, muy dañina, porque segrega una especie de ácido que disuelve el mortero y se va haciendo hueco entre las piedras mediante un efecto de cuña, lo que provoca daños importantes en las construcciones”.
De esta manera, tras su retirada, se ha llevado a cabo el rejuntado de los sillares con mortero de cal, la restitución de aquellos desaparecidos mediante la reconstrucción con mortero y diversos trabajos de mejora, tanto en la rejería como en el alféizar de las distintas ventanas existentes en estos paños de la muralla.
Especial mención merece, a juicio de León, la intervención en la esquina de esta muralla, a la altura de la terraza adyacente al Patio de la Limosna. Y es que en este punto, se ha realizado la reparación de una grieta de un grosor considerable, que, a pesar de estar estabilizada y no haber registrado avances recientes, ponía en peligro la solidez de esta parte de la muralla al dejarla expuesta a la acción del agua y de animales, como los pájaros.
En esta misma zona, se ha completado la actuación con la ejecución de una canalización de recogida de aguas pluviales procedentes de la capilla del Espiritu Santo y de parte de las cubiertas del Archivo Diocesano.
En concreto, tal y como detalla el responsable del Consorcio, se ha ampliado dicha canalización y se ha habilitado y reacondicionado un antiguo desagüe de esa terraza anexa al Patio de la Limosna, que había sido cegado en una intervención posterior a su construcción inicial, poniendo en uso, además, un vierteaguas tallado en piedra con el que se evita que el agua discurra por el paramento de la muralla.
A los pies de este elemento defensivo, justo en la base de la pared rocosa que le sirve de cimiento, se han llevado a cabo, asimismo, trabajos de limpieza y desbroce de la vegetación, así como de saneamiento y consolidación de un muro de contención ya existente junto al inicio del sendero de acceso al Hocino de Federico Muelas.
CURIOSIDADES
Pero estas obras también han permitido conocer diversas curiosidades de esta construcción fortificada de la ciudad, como por ejemplo, según León, “el hallazgo de algunas piezas de esta muralla medieval que eran sillares reaprovechados, al parecer, procedentes de la Catedral y algunos de ellos del claustro, que se utilizaron en reconstrucciones posteriores a la ejecución inicial”.
Una muralla, por cierto, que, tal y como subraya, fue la primera construcción en esa zona, a la que le siguió la conocida como calle de la Limosna, que, posteriormente, quedaría oculta bajo la ampliación de la girola de la Catedral al llegar hasta el mismo borde de la hoz del Huécar y, por lo tanto, hasta el mismo paño de este elemento defensivo.