El Centro de Mayores San Pedro no es como el resto, por su localización en pleno corazón del Casco Antiguo de Cuenca es un espacio de reunión para todos los mayores de la parte alta. Este lugar cálido y acogedor en el que se respira historia es el punto ideal de encuentro para todos aquellos que quieren mantenerse activos. Desde su apertura el 16 de octubre de 2002, el centro está dirigido por Antonio Villaseñor, aunque la financiación la proporciona la Fundación Angustias González Cruz, Rosario López Olivares y Ramón González Cruz. Esta antigua casa señorial ha recobrado su actividad gracias a la asistencia diaria de medio centenar de personas.
Con motivo de su décimo séptimo aniversario y para conmemorar su apertura han organizado una semana cultural cargada de eventos. Campeonatos de juegos de mesa, chocolatada con churros o una exposición de trabajos anuales son algunas de las actividades que El Centro de Mayores San Pedro ha realizado. Acompañados por sus hijos, nietos y todo aquel que se anime a asistir muestran orgullosos todo lo que han conseguido con el paso de los años. “La semana cultural es un resumen lo de que hacemos todo el año”, comenta Villaseñor.
Una iniciativa que nació por y para los mayores de la zona histórica de la capital conquense ya que como dice su director: “era necesario tener este lugar porque no existía ningún recurso social como este aquí arriba”. Un espacio con horario ininterrumpido de 9 a 21 horas que cuenta con diferentes salas para realizar talleres, proyectar películas o simplemente leer la prensa. Talleres en los que aprovechan para restaurar algunas de las donaciones que recibe el Centro y mejorarlo poco a poco con su trabajo y dedicación. Además, cuentan con una amplia y bien dotada biblioteca, cafetería, sala de podología y peluquería, dónde una vez a la semana los mayores gozan del trato de un profesional para, por ejemplo, cortarse el pelo por un precio adaptado.
Incluso organizan viajes financiados, a veces, por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, pero en otras ocasiones por iniciativa propia. Suelen hacer una excursión de seis días y otras tres sin pernoctaciones, incluyendo trayecto y comida. Gracias a estas convivencias esta gran familia se une cada día más.
Un centro sin estancias diurnas que pretende fomentar las relaciones personales y la convivencia de personas a partir de 60 años. “A diario se acerca una mujer que el mes pasado cumplió cien años”, comenta el director. Se definen como una gran familia ya que la mayoría de los pensionistas que se acercan cada día al San Pedro lo hacen desde el primer día que abrió sus puertas.
El director es quien se encarga de coordinar todas las labores y actividades, aunque “sin sueldo”, recalca. Hoy en día cuenta con la ayuda de cuatro empleados, dos mujeres y dos hombres: “Son mis pies y mis manos. Tengo que confiar en ellos”, resume. Bajo la atenta mirada de los trabajadores los mayores disfrutan de unas estancias cuidadas al detalle en cuanto a limpieza, organización y comodidad.
Desde la Fundación han conseguido ofrecer una segunda casa a los más longevos. “Cuidan el centro igual o más que su casa”, sostiene el director. Son una gran familia en la que se cuidan y preocupan unos de otros: “Autoridades y personal de otros centros que pasan por aquí dicen que somos un modelo a seguir”, comenta Antonio Villaseñor. Si notan la ausencia de alguien durante varios días no dudan en llamar por teléfono al domicilio ya que muchas personas viven solas y “si les pasa algo nadie se entera”, comentan los empleados.
Uno de sus mayores deseos es ampliar sus instalaciones con la creación de una vivienda de mayores que complemente al Centro, conjugando ambos espacios, ya que muchos no tienen familia en quién apoyarse. Además, les gustaría dar vida a un comedor para que quien lo necesite pueda hacer uso de ello en colaboración con el banco de alimentos. Villaseñor no duda en afirmar que pretende hacer estas sugerencias al nuevo gobierno de la capital conquense: “los dejaremos respirar, pero tenemos propuestas que hacerles”. Por ello, este enclave que llama la atención desde fuera por su entrada y espectacular escalera seguirá vivo y con iniciativa para seguir luchando por un lugar digno para los mayores de Cuenca.