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Semana Santa 2025

Excepcional noche de Silencio

(FOTOS Y VÍDEO) La llovizna del inicio no ha desanimado a las hermandades, que decidían salir a pesar de las adversidades, regalando a Cuenca un desfile brillante
Fotos: Saúl García
17/04/2025 - C.I.P.

Brillante, valiente y sobrecogedora. Así ha sido la procesión del Silencio en Cuenca, que desde su inicio ha mantenido el corazón en un puño ante las previsiones meteorológicas que amenazaban con suspensión por lluvia, y a punto ha estado. Salía con una llovizna que arreciaba a su llegada a la Plaza Mayor. Pero el cielo se ha abierto y Cuenca ha respondido con fe, silencio y presencia multitudinaria en el paso del relato de traición que abre las horas decisivas de la Pasión.

Impresionante el trabajo de los banceros en una noche especialmente difícil de maniobrar sobre un firme mojado, lo que ha llevado a la prudencia en la bajada, retrasando notablemente el paso del desfile sobre la hora habitual, pero que ha dejado estampas preciosas cuando se cumplen 120 años del desfile procesional de capuces blancos.

Después de que, por primera, vez en su historia, al menos hasta donde alcanza la memoria, el año pasado el Silencio enmudeciera en los templos sin poder pisar calle a consecuencia de la lluvia, la ilusión por volver a mecer la oliva de Getsemaní por las calles de Cuenca no se podía disimular en las caras de largas filas de nazarenos que aguardaban impacientes la salida desde San Esteban, mientras la primera llovizna de la tarde hacía su aparición.

"Al menos que salga", se oía entre la multitud que se congregaba ante el templo, mientras las hermandades que conforman el cortejo de Miércoles Santo y los representantes de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca acordaban mantener el desarrollo normal.

Y así, con un cielo cada vez más encapotado y una fina llovizna, a las 19:00 horas, puntual a su cita, la iglesia parroquial de San Esteban abría su umbral al primer latido del Evangelio, la Oración en el Huerto, con su impresionante oliva ondeando en el aire. Este año lo hacía sobre andas restauradas, y los banceros con nuevas horquillas de haya, mejorando aún más su ya imponente caminar.

Detrás, al son del himno nacional en la Banda de Horcajo de Santiago, salía el Prendimiento de Jesús (Beso de Judas) custodiado por la Guardia Pretoriana de la Pasión viviente de Tarancón, ya con la cabecera de la Cruz de Guía y la Banda de Trompetas y Tambores de la Junta de Cofradías en Aguirre.

Fluido y elegante, el cortejo formado por largas filas de nazarenos, con muchos niños, avanzaba entre una a multitud de conquenses y visitantes flanqueando el recorrido. Cómo ha presumido Cuenca de arte, de entrega, de fortaleza nazarena. Del milagro de convertir nuevamente la calle en sacramento en la noche en la que se consuma la traición de Judas Iscariote.

 

 

En el Salvador aguardaba ya con el corazón encogido la Venerable Hermandad de Nuestra Señora de la Amargura con San Juan Apóstol, que ante un gran silencio se incorporaba al desfile junto a un hermano de la Real, Ilustre y Venerable Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, que portaba el cetro del hermanamiento.

Mecidos por la Agrupación Musical San Clemente de la Mancha, la Madre y el Discípulo amado se unían a la subida en una de las estampas más bellas del cortejo. Subían por Solera como quien escala el monte sagrado, con la elegancia del que sabe que su paso es símbolo.

Ya en la Plaza Mayor, la lluvia volvía a hacer aparición. De nuevo paraguas y las imágenes protegidas con plásticos cuando el cortejo alcanzaba su formación plena, con las tres primeras hermandades alineadas bajo la mirada atenta de la ciudad que espera. Y muchas dudas sobre si continuar o no.

El frío y la lluvia no son una buena combinación en un desfile de grandes pasos como es el del Silencio y ha generado mucha incertidumbre en la decisión. Finalmente, pasadas las diez de la noche, tras el descanso, se acordaba seguir adelante.

En ese momento, desde la iglesia de San Pedro descendían los pasos de San Pedro Apóstol, La Negación y el Santísimo Ecce Homo de San Miguel, que perfumaba la noche con un incienso especial, el mismo que se utiliza en el botafumeiro de la Catedral de Santiago, donado por la familia Page Pérez tras culminar el Camino.

Mientras, en las escaleras de la Catedral, la atención se centraba en la salida de la Santa Cena, portada a pulso con milimétrica precisión. Este año, el grupo escultórico estrena una colección única de platos de barro, obra del maestro ceramista conquense, Pedro Mercedes.

Impresionante el inicio de la bajada con una Plaza Mayor Abarrotada de paraguas abiertos y el aliento contenido para que el cielo permitiera completar el final. Maravilloso el Huerto bailando con energía y pericia en perfecta sincronización la Banda de Cuenca. 

Los olivos alineados estremecía al encarar las curvas del Escardillo y de la Audiencia. La imponente talla de San Pedro Apóstol, este año con andas aligeradas en aluminio, dejaba una estampa preciosa bailando al unísono de la Asociación Musical Moteña, que un año más lo arropaba en su recorrido.

Como contrapunto, el silencio sobrecogedor que se vivía en San Felipe Neri, donde el Coro del Conservatorio entonaba el Miserere al paso de las imágenes, encogiendo el alma del gentío que se concentraba en este punto, mientras la cabecera encaraba la parte baja de la ciudad. Estremecedor el cierre del cortejo con el paso de la Madre

Qué espléndida bajada la protagonizada por las siete hermandades del Silencio en una noche excepcional de Miércoles Santo, en el que ni la lluvia ni la caída de la temperatura que ha dejado la borrasca Olivier ha logrado deslucir el desfile procesional. Eso sí, el retraso ha sido considerable con momentos inusuales como el paso por la Audiencia de la Amargura, que cierra cortejo, pasada la una de la madrugada, mientras la cabecera se encontraba ya en Carretería.

impresionante el recibimiento del desfile en Calderón de la Barca y Carretería en su camino hacia la Diputación, mucha gente en las aceras, si bien fue mermando en el final en las despedidas de las imágenes en San Esteban y Aguirre, y en especial en la vuelta en procesión con las imágenes de la Virgen y San Juan al Salvador, y con el Ecce Homo de San Miguel a la iglesia de San Andrés. Eran las tres y media de la madrugada, después de más de nueve horas de procesión, Cuenca inicia el camino hacia los acontecimientos capitales del Triduo Pascual.