Muchos han sido los avatares vividos y más aún los alumnos que han pasado por sus aulas. Y es que 175 años de andadura dan para mucho, que son, precisamente, los que cumplen en este 2021 los estudios de Magisterio en Cuenca. Una efeméride que no pasa desapercibida para la Facultad de Educación del Campus de Cuenca, que ha preparado con tal motivo una apretada programación para este viernes, 26 de noviembre. Y no es para menos, al fin y al cabo, la de Cuenca fue una de las primeras escuelas de Magisterio del país, junto a Madrid o Valladolid, y ha ido de la mano de la ciudad, compartiendo con ella cerca de dos siglos de historia, desde que abriera sus puertas, allá por 1846, la entonces denominada Escuela Normal de Cuenca en el antiguo colegio de Santa Catalina, junto a la iglesia de Santa Cruz, con tan solo 13 alumnos; por cierto, todos chicos con determinada formación. Todo un “símbolo de progreso del momento”, según remarca Ana Rosa Bodoque, decana de la Facultad de Educación del Campus de Cuenca, ya que “se trataba del lugar donde se formaban los maestros que, de forma reglada, instruirían a los alumnos en las escuelas de pueblos y ciudades”.
Curiosamente, doce años después (1858), haría lo propio la Escuela Normal femenina de Cuenca, eso sí en un emplazamiento distinto y con una trayectoria muy intermitente, que no se consolidaría hasta ya entrado el siglo XX.
La Escuela Normal masculina, sin embargo, se mantuvo en el tiempo y recorrió distintos emplazamientos a lo largo y ancho de la ciudad. Clotilde Navarro, doctora en Pedagogía y autora del libro ‘Historia de la Escuela de Magisterio’, detalla que la Escuela Normal de Magisterio pasó de Santa Catalina al edificio del convento de La Merced, compartiendo espacio con el instituto Alfonso VIII; de ahí se trasladó al edificio del Carmen, donde permaneció unos años hasta llegar al edificio de la calle Astrana Marín, junto a la actual Comisaría de Policía Nacional. Edificio construido durante la República por orden de Rodolfo Llopis, director general de Enseñanza Primaria en 1931, y con anterioridad, precisamente, catedrático de Geografía en la Escuela de Magisterio de Cuenca y, por lo tanto, conocedor de las deficiencias de este centro de la capital. Sin embargo, no sería hasta después de la Guerra Civil, en 1947, cuando la Escuela de Magisterio pudo abrir sus puertas en este emplazamiento, que compartiría con la Escuela femenina; eso sí, cada una en una planta, con su propio director y equipo de docentes. Hubo que esperar hasta 1970 para que se convirtieran en una sola Escuela de Magisterio y alumnos y alumnas pudieran compartir aula. Y es que 1970 fue uno de los momentos clave de la historia de estos estudios. Entró en vigor la Ley General de Educación y Financiamiento, por la que pasarían a ser superiores y, como consecuencia, la Escuela de Magisterio se convertiría en la Escuela Universitaria de Formación de Profesorado, de tal manera que 18 años después (1988) pasaría a formar parte de la incipiente Universidad de Castilla-La Mancha, siendo una de sus instituciones más destacadas en ese momento, tal y como recuerda la autora del citado libro y también profesora titular de la UCLM ya jubilada. Aunque en 2003 se trasladara al Campus de Cuenca, dejando su sede de Astrana Marín después de más de medio siglo, no sería hasta 2010 cuando dejaría de ser escuela universitaria y se convertiría en la actual Facultad de Educación.
La Escuela Normal femenina tendría sus inicios 12 años después de la masculina, pero su trayectoria fue muy intermitente y no se consolidó hasta el siglo XXCAMBIO A FACULTAD
Todo un salto, en opinión de la actual decana, que conllevaría un cambio de estructura de los planes de estudios. Y es que hasta ese momento, tal y como recuerda, la escuela ofertaba la diplomatura en Maestro con seis especialidades de las siete posibles y era la única de la región que ofrecía Educación Especial y Audición y Lenguaje. Ahora, se oferta el Grado en Maestro en Educación Infantil y el Grado en Maestro en Educación Primaria, con la posibilidad de cursar alguna de las seis menciones, en función del grado, y sigue siendo único en la región con la mención de Audición y Lenguaje en Primaria y la de Lenguajes Creativos en Infantil. Un centro moderno, en palabras de Bodoque, que, sin olvidar su origen, avanza con los nuevos tiempos, intentando dar respuesta al reto de “formar mentes críticas, capaces de manejar todas las tecnologías que nos rodean y cuestionar el origen de los estímulos recibidos, con la capacidad suficiente para discernir entre información y conocimiento científico”.
La Facultad de Educación de Cuenca cuenta hoy en día con 759 estudiantes matriculados, 228 de ellos en el Grado de Maestro en Educación Infantil, 489 en el Grado de Maestro en Educación Primaria, 31 en el Doble Grado en Maestro en Educación Primaria e Infantil, 5 en el Máster Universitario en Investigación e Innovación Educativa y 6 en Programas de Movilidad. No en vano, su alumnado representa la quinta parte del Campus de Cuenca y es la Facultad con más alumnos.
Cifras que vienen a corroborar la relevancia hoy en día de estos estudios, avalada, además, por una dilatada trayectoria con cerca de dos siglos formando parte de la historia de Cuenca y de los conquenses.