Un 27 de junio de 1966 eran declaradas Fiestas de Interés Turístico la Semana Santa de Cuenca y la Semana de Música Religiosa, pero no sería hasta el 18 de enero de 1980 cuando obtuvieron la distinción de “internacional” con la nueva regulación de esas declaraciones. Por lo tanto, en este 2020 se cumple el 40 Aniversario de este título, que, para el presidente de la Junta de Cofradías de Cuenca, Jorge Sánchez Albendea, fue “muy importante”, porque supuso “un gran espaldarazo no solo para estas dos señas de identidad de Cuenca, sino también para la ciudad en sí”.
No es extrañar, por lo tanto, que no dude en hablar de “un antes y un después”, entre otras cosas porque, según recalca, “Cuenca pasó a ser un referente, sobre todo, en los primeros años de la declaración, ya que no eran muchas las ciudades que podían lucir esa distinción, que, sin embargo, años después se abriría a muchos más. Pero hasta ese momento, Cuenca estuvo unos años entre las únicas cuatro Semana Santas de España con esa distinción, junto a Sevilla, Málaga y Valladolid; club al que a los pocos años se unió Zamora, manteniéndose así durante bastante tiempo.
Una doble declaración a la que, según resalta, contribuyó la Junta de Cofradías de ese momento al incluir a ambos eventos en su expediente de solicitud de declaración. Una distinción que, a su juicio, les otorgó, “por un lado, una mayor proyección nacional de la que ya tenían, pues estaban bien consolidados en el panorama nacional, y, por otro, una difusión internacional que les permitió darse a conocer en todo el mundo”.
Para Sánchez Albendea, ese reconocimiento “nos ha hecho esforzarnos a todos un poco más para conservar, mantenerlo y estar a la altura, al tiempo que ha ido sumando a lo largo de los años para que la Semana Santa haya ido creciendo y hoy en día esté donde está”.
CONSTANTE MEJORA Y CRECIMIENTO
Es por ello, desde su punto de vista, que “en estos cuarenta años nuestra Semana Santa no ha parado de mejorar y crecer”. Muestra de ello, bien puede servir el hecho de que “cada año los desfiles procesionales son más organizados, cuidando ante todo su sobriedad y silencio tan característicos y seña propia de identidad”. Todo ello sin olvidar, en su opinión, otra cuestión no menos importante, como ha sido el constante crecimiento de las cuotas y niveles de participación en las procesiones y, sin dejar a un lado, el progresivo incremento del número de visitantes que se acercan a nuestra ciudad para vivir en primera persona nuestra Semana Santa.
Cuarenta años, desde esta declaración, en los que el presidente de la Junta de Cofradías también ha querido resaltar la recuperación de varias hermandades y procesiones, como la Venerable Hermandad de la Santa Cena, que ya existía antes de la guerra, así como la Muy Ilustre y Venerable Hermandad de la Negación de San Pedro, la Muy Ilustre y Venerable Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, con la que se introducía una procesión el Lunes Santo y, por último, la más reciente, la Venerable Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y las Santas Marías, con la que se ha completado todos los días de Semana Santa. Algo llamativo, a su juicio, porque “pese a tratarse de una Semana Santa muy consolidada, con unos cimientos tan sólidos, no ha parado de crecer”.
Una última incorporación esta a la Semana Santa conquense que no duda en tildar de “necesaria”, pese a que inicialmente pareciera “una idea arriesgada”, porque ha permitido que se cuente con representación nazarena el Sábado Santo, un día muy importante para los católicos con la Vigilia Pascual, además de dar “un plus de calidad” a nuestra Semana Santa.
Todos estos esfuerzos, sin duda, han tenido sus frutos. Y, tal y como destaca, “es que llevamos varios años presentando nuestra Semana Santa fuera de Cuenca y hemos comprobado que somos un verdadero referente para toda España, y, sin embargo, aún hay conquenses que la menosprecian y a la hora de poner un ejemplo de Semana Santa se fijan en la de otras ciudades, cuando la nuestra es el espejo en el que se miran todos”. Algo, a su juicio, que “es muy importante”, por lo que no es de extrañar que indique que “nuestra Semana Santa es una joya que tenemos que cuidar y reconocer”.
Y, en su opinión, el hecho de que este año se haya suspendido “hace darte cuenta de la importancia que la Semana Santa tiene para la ciudad, no solo como una manifestación de fe y tradición, sino, además, como elemento dinamizador en todos los puntos de vista y, por supuesto, como seña de identidad”.
Pese a ello, Sánchez Albendea es de la opinión de que “siempre queda algo por hacer” y la Semana Santa no es una excepción. De hecho, a su juicio, “queda lo más difícil, que es mantenerla”, porque considera que “hemos construido una grandísima Semana Santa y ahora queda mantenerla y saberla transmitir a la gente”.
Y, por último, no duda en lanzar un mensaje de ánimo a todos los conquenses, “un mensaje de fe y esperanza en que este paréntesis lo vamos a superar, que colaboremos todos y respetemos las indicaciones y recomendaciones de las autoridades y que entre todos tenemos que construir para el año que viene la mejor Semana Santa de la historia”.