Una de las figuras esenciales fuera del ámbito sanitario en este estado de alarma están siendo los transportistas y los mensajeros. Ante el aislamiento, su trabajo permite seguir conectando a la población confinada con los recursos necesarios mediante las compras online o envíos a distancia. Es por ello que ahora viven una situación de un número elevado de trabajo por el consecuente crecimiento de pedidos.
Para conocer la realidad de estos trabajadores hemos hablado con Fran Verdú, trabajador de un servicio de paquetería que admite que "se está asumiendo una capacidad de trabajo mayor que en la época de Navidades".
Con la llegada del estado de alarma mientras los servicios de oficina han pasado al teletrabajo, los mensajeros están redoblando esfuerzos para hacer frente a la montaña de peticiones y paquetes que se están procesando a diario. "La rutina comienza a las siete de la mañana cuando llega el camión desde Madrid, de ahí se reparten los paquetes entre los vehículos y una hora después comenzamos a realizar las rutas y así hasta las siete de la tarde", explica este trabajador. " Con la pandemia, se han incrementado los pedidos, en un día normal se realizan de media unas 120 paradas, aunque están los días como el martes de después de semana santa, donde creo que batimos récord, en mi caso llegué realizar unas 160 paradas y entregar sobre unos 180 paquetes".
Además del número, también existen diferencias a la hora de efectuar las entregas. Los mensajeros van equipados con guantes y mascarillas como material de prevención y los protocolos han cambiado de manera que el paquete se deja en la puerta y se le avisa al dueño del paquete para que lo recoja una vez se retira el mensajero. "También hay casos en los que tienes que ayudar a meter el bulto porque es muy pesado o voluminoso, pero siempre se respeta la distancia de seguridad, por lo general la gente es muy precavida y sigue las instrucciones a rajatabla. Además, el día de antes se les informa por correo electrónico sobre cómo será todo el proceso para que estén preparados y concienciados".
En esta situación, Fran admite que su trabajo le genera en ocasiones "sentimientos encontrados". "Estamos en una situación excepcional, un estado de alerta, la gente confinada que no puede salir y vemos lógico que haya un incremento de la demanda del servicio de paquetería, es previsible. Lo que es poco entendible es utilizar este servicio para realizar compras que no son bienes de primera necesidad, porque ocurre que este tipo de compras pueden hacer que se retrasen otras que sí sean vitales, como comida, medicamentos, elementos de protección, etc. Por otro lado, sientes una gran satisfacción cuando realizas una entrega a personas que sabes que necesitan de este servicio. Te encuentras ejemplos a diario, desde una señora mayor a la que le llevas pienso para su mascota y te lo agradece porque es algo que ocurre porque el pedido lo han realizado sus hijos, porque ella no sabe utilizar internet; o cuando entregas comida o medicamentos a personas que no pueden salir de sus casas. Te agradecen mucho tu trabajo y eso es algo que te llena el alma, es muy gratificante".