Después del cierre temporal de comercios a causa de la Covid-19 y tras haber superado la fase 0 de desescalada, el comercio local conquense alza la persiana de nuevo.
Zapaterías, tiendas de ropa, comercios infantiles o especializados en lencería se enfrentan a clientes con miedo, preocupados por las medidas de seguridad e inseguro al acceder al establecimiento.
A pesar de ello, las pequeñas tiendas locales ya han empezado a registrar las primeras ventas, un soplo de aire fresco tras el parón económico de estos días.
Todos los comerciantes han realizado inversiones para poder atender a sus clientes con la máxima seguridad y han informado y formado a sus trabajadores para desarrollar su actividad con el mayor rigor de limpieza posible.
Dependientas y dependientes con mascarilla y guantes e incluso algunos con pantallas protectoras esperan con entusiasmo la entrada de ese primer cliente, los reencuentros con habituales, ese rayo de esperanza que muestra la vuelta a esta “nueva normalidad”.
La mayoría de negocios aplica un cuidado estricto de las medidas de seguridad que cuenta con varios pasos. En primer lugar, es obligatorio que los consumidores porten su propia mascarilla, sino es así no podrán entrar o el establecimiento proveerá de este utensilio.
Antes de entrar a la tienda pasarán por un felpudo impregnado en solución de agua y lejía para desinfectar el calzado, después pasarán a otra alfombra seca para evitar resbalar.
Una vez dentro, desinfectar las manos con gel hidroalcohólico es imprescindible o en su defecto usar guantes desechables. Mientras tanto, los empleados controlan el aforo para mantener la distancia de seguridad y evitar aglomeraciones. También tranquilizan al cliente y explican las medidas de seguridad una vez se animan a cruzar la puerta.
Si bien es cierto, que cada local, dependiendo del sector al que se dedica, cuenta con sus propias recomendaciones.
Calzado
La Zapatillera, Los Zapatos de Anna o Calzados Cañamares son algunas de las zapaterías que han reanudado su actividad comercial en la mañana de hoy. Durante el pasado fin de semana todos limpiaron estanterías, mostradores y almacenes, desinfectando hasta el último rincón de sus comercios. Además, han instalado pequeñas mesas a la entrada con gel, guantes y carteles informativos.
Cristina Cañamares, gerente de La Zapatillera, apunta que “los clientes se están animando a venir, hemos hecho las primeras ventas y la mayoría trae las ideas claras para comprar rápidamente”. En su establecimiento permiten la entrada de como máximo dos clientes al mismo tiempo, uno por dependienta. En su caso, los clientes se prueban con bolsas desechables para evitar el contacto piel con piel.
Julián Cosías, trabajador de los Zapatos de Anna, informa a cada cliente a su llegada a la tienda. En su caso han pegado cintas en suelo para señalar la distancia que debe haber entre personas. “Buscan cosas muy concretas y son reacios a probarse los zapatos, aunque ya hemos hecho las primeras ventas y esperamos que todo siga bien, que la gente se anime a venir”, comenta.
Por su parte Elisa Cañamares, regente de Calzados Cañamares, ha provisto a su dependienta de pantallas protectoras además de guantes y mascarilla y ha instalado una mampara para separar a cliente y dependiente a la hora de efectuar los pagos.
“Solo podrán entrar dos personas a la vez, una por dependiente y siempre siguiendo todas las recomendaciones sanitarias. Ojalá los conquenses se animen a comprar en el comercio local, necesitamos su ayuda ahora más que nunca”, apunta.
Como novedad, cuenta con un pulverizador con solución desinfectante apta para calzado que no daña los materiales.
En los tres establecimientos han colocado felpudos con desinfectante en la entrada y todos los trabajadores visten guantes y mascarilla. Entusiasmados por la vuelta al trabajo esperan remontar la campaña de primavera y verano.
Tiendas textiles
Queens and Deer, Alfileres de Paris o Plumetti Boutique prometen devolver la moda a los conquenses. En condiciones normales estarían en plena campaña de bodas, bautizos y comuniones, pero sus ventas han experimentado un descenso considerable. Algunas de las preguntas más repetidas son, ¿cómo se desinfecta la ropa?, ¿Se usan los probadores?, ¿puedo probármelo?
La respuesta es clara, todas las prendas se desinfectan mediante un sistema de vapor que expulsa una solución de agua y alcohol. La clientela podrá probarse vestidos, pantalones o camisetas siempre que lleve mascarilla y limpie sus manos con los geles que proporcionan.
Tras haber comprobado como sienta la prenda volverá a ser rociada con el vapor que expulsan las planchas textiles y el probador será limpiado con agua y lejía. Además han instalado alfombras a la entrada y todos cuentan con mascarilla y guantes.
“La gente se está animando a venir, no tenemos el mismo volumen de ventas que cualquier otro mes de mayo, pero ojalá esto avance”, comentan desde Queens and Deer.
Sara Linuesa, regente de Plumetti Boutique recomienda a sus clientes no tocar las prendas para mantenerlas desinfectadas. Pueden probarse lo que quieran, pero después serán purificadas como en el resto de establecimientos. “La gente viene con cautela, pregunta antes de entrar y siguen todas las indicaciones que les damos”, comenta.
En el caso de Alfileres de Paris, Charo y Gloria levantaban la persiana a primera hora de la mañana cumpliendo todas las normas sanitarias. En su establecimiento siguen las indicaciones de los anteriores, pero, además, las prendas pasarán una cuarentena de varias horas antes de volverá a depositar en los burros y estanterías. “Deben venir con confianza, el trato será el mismo a pesar del distanciamiento y todo el género ha sido desinfectado. Esperamos que ahora más que nunca la gente nos apoye, el comercio local necesita a sus clientes más que nunca”, dicen.
Moda infantil
Inmaculada Cocera, propietaria de Pasito’s, un negocio especializado en prendas infantiles, continúa realizando pedidos a domicilio en su mayoría. “Las mamás no quieren sacar a los niños pequeños de casa y exponerlos, por eso la solución es enviárselo a casa”, explica.
Tras desinfectar todos los diminutos trajes los ha cubierto con fundas de plástico. “De esta forma el cliente puede coger el plástico sin tocar de manera directa la prenda”, explica. Todo el que llegue a su establecimiento y lleve guantes deberá quitárselos y lavar sus manos con gel hidroalcohólico porque “los guantes acumulan muchos gérmenes y prefiero que se los quiten”, asegura.
Aún son muchos los que todavía no han abierto, tal vez por miedo al contagio o por no poder hacer frente a los gastos a causa de la bajada de ventas. Lo que sí está claro es que los pequeños comerciantes locales están dispuestos a remar y caminar hacia la “nueva normalidad” de la mano de sus clientes.
