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Las caras de la pandemia

“En esos días, todos éramos uno, daba igual el uniforme”

El inspector jefe de la Policía Nacional, Francisco Sánchez, y el capital de la Guardia Civil, Carlos Martínez, dicen haberse sentido privilegiados “por haber podido ayudar al ciudadano”
“En esos días, todos éramos uno, daba igual el uniforme”
Carlos Martínez (i) y Francisco Sánchez resaltan la estrecha colaboración entre Cuerpos. Foto: Saúl García
15/03/2021 - Miguel A. Ramón

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, junto a Bomberos, Policía Local y Protección Civil, entre otros muchos servicios esenciales, han jugado, y siguen haciéndolo, un papel destacado en este último año marcado por la pandemia de la Covid-19. Doces meses muy intensos que, sin lugar a dudas, serán difíciles de olvidar para cualquiera de estos profesionales, como es el caso del inspector jefe Francisco Sánchez, jefe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) de Cuenca, y Carlos Martínez, capitán de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca.

"SITUACIÓN COMPLICADÍSIMA"

Ambos no dudan en tildar de “complicadísima” la situación que se ha vivido en este último año, en especial, los primeros meses. Y no es de extrañar, según dicen, porque “era algo totalmente desconocido; una situación que nos obligó a reorganizarnos en tan solo unos días para afrontar ese escenario tan incierto”. Además, para el capitán de la Guardia Civil, hubo un problema añadido, la dispersión de la población en nuestra provincia, que dificultó, y mucho, esa primera labor de informar en los pueblos sobre lo que estaba pasando y hacerles entender que era “algo muy grave”. Una tarea que, según confiesa, resultó harto difícil de acometer, sobre todo, porque “la gente de nuestros pueblos no era consciente de la gravedad del asunto y como –según decían algunos-–aquí no pasa nada, no se hacían a la idea del escenario tan complicado en el que nos encontrábamos” .

En la Comisaría de Policía Nacional, tal y como recuerda el inspector jefe, la entrada en vigor del estado de alarma llevó consigo cambios importantes de funcionamiento, como por ejemplo, la confección de grupos-estanco de agentes con el fin de que si se contagiaba alguno no repercutiera en el resto de la Comisaría, que, al fin y al cabo, tenía que dar un servicio las 24 horas del día, o el hecho de que todos los agentes llevaran puesto el uniforme, aunque en su unidad no fuera lo habitual, para que, de esta manera, “fueran identificables en la calle en todo momento y poder dedicarse plenamente a la seguridad ciudadana, que era lo importante, en especial, en las primeras semanas del confinamiento”.

SOLIDARIDAD CIUDADANA

Primera fase de la pandemia donde la incertidumbre dominaba cada momento del día. Todo el mundo estaba encerrado en sus casas soportando el confinamiento como podían, mientras que los servicios esenciales no detuvieron en ningún momento su actividad. Una circunstancia ésta que para ambos agentes fue “todo un privilegio”, puesto que les permitió cumplir con su principal cometido “ayudar a los ciudadanos en todo lo que fuera posible”. Y es que tuvieron que hacer todo tipo de servicios, muchos de ellos relacionados con la localización de personas. “Recibíamos muchas llamadas de personas que nos pedían que localizáramos a algún familiar del que no tenían noticias desde hacía un tiempo y nos encargábamos de ir al domicilio y contactar con él”, indica el capitán de la Guardia Civil.

“Fue una situación complicadísima, porque nos enfrentábamos a algo que nunca habíamos vivido. Algo totalmente desconocido para todos”

Labor ésta que, desde el primer momento, tuvo su cumplida respuesta por parte de los conquenses, que no dudaron en dar muestras de agradecimiento y solidaridad con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Y es que, según Sánchez, “durante los primeros días del estado de alarma fueron muchos los ciudadanos que se fueron acercando a la Comisaría para entregarnos todo tipo de artículos de protección individual, desde mascarillas hasta pantallas faciales; algo, sin duda, de agradecer”. Respuesta ciudadana que, tal y como subraya Martínez, no fue una excepción en el resto de la provincia, donde numerosas asociaciones de mujeres se afanaban en confeccionar mascarillas para llevarlas a los distintos Puestos de la Guardia Civil.

No dudan en destacar el ánimo que suponía para ellos el homenaje a los servicios esenciales que diariamente rendían los conquenses desde sus balcones y ventanas. “Se recibían con mucha gratitud y te invitaban a continuar trabajando con ilusión y ganas”, porque, según confiesan, “cuando te reconocen tu labor, y más aún si lo hace gente que lo estaba pasando peor sin poder salir de casa, siempre te reconforta”.

MENSAJE APRENDIDO

Además, creen que con esta pandemia toda la sociedad ha aprendido algo muy importante, como es que “tenemos que juntarnos más y colaborar más aún entre nosotros”. Y, en este sentido, ponen como ejemplo a los propios cuerpos de seguridad que, aunque siempre han tenido una muy buena relación, en esos días, se acentúo más aún y “todos éramos uno, daba igual el uniforme, ya fuera Guardia Civil, Policía Nacional, Ejército, Protección Civil, Bomberos o Policía Local, todos teníamos el mismo objetivo: ayudar”.

Doce meses que, sin embargo, han dejado huella en estos agentes que han tenido que afrontar situaciones difíciles y algunas ellas terribles. Difíciles de olvidar son los muchos cadáveres que se han encontrado al acudir a los domicilios, el desolador panorama de las calles y carreteras totalmente desiertas, sin un alma, durante el estado de alarma o la inmensa fila de ambulancias que llegaban a acumularse a las puertas de Urgencias del hospital. Son imágenes insólitas que esperan no tener que volver a vivir, aunque tienen claro que forman parte de su trabajo. “Te las echas a la espalda como puedes, porque al día siguiente sabes que te toca trabajar otra vez con las mismas ganas e ilusión”, concluyen.