Concienciar sobre el respeto al medio ambiente desde cero. El CEIP Fuente del Oro persigue este propósito desde hace años y, ahora, esta labor ha sido reconocida con el certificado de colaboración Precious Plastic, un programa de reutilización de plásticos. Así, el centro educativo se convierte en el primero en toda la región en ser parte de este proyecto.
Lo que comenzó como una iniciativa piloto, cobra fuerza en el centro y ya tiene en mente nuevas actividades. El proyecto, en el que participan los alumnos del segundo curso de Primaria, pretende extenderse al resto de cursos. A través de FabLab, los niños y niñas reciben en sus aulas talleres y charlas sobre cómo reutilizar el plástico. El objetivo es que, una vez obtenidos estos conocimientos básicos, tomen acción con la recogida de tapones, que finalmente son depositados en una urna instalada en el centro para este fin.
Asimismo, se les enseña a los más pequeños el propósito final de esta tarea: transformar estos residuos en nuevos materiales. A través de un vídeo, se les enseña cómo es esta metamorfosis. “Ellos ven el proceso y el producto que se ha obtenido. No se queda en algo subjetivo”, explica Vanesa Moreno, directora del colegio. Laura Rubio, una de las docentes involucradas en el proyecto, asegura que la propuesta finalmente genera un hábito de concienciación. “Los alumnos piensan que, para que exista menos contaminación, traen el tapón al centro. Eso tiene en ellos calado”. Se trata, por tanto, de hacer del respeto al medioambiente una práctica y que este no solo se quede en un simple mensaje.
“El alumnado ve que no solo guardan tapones en una caja, ve que van a servir para fabricar otro objeto y ver cómo es el proceso”Consiste en enseñar que, el plástico, se puede reutilizar y que sean ellos mismos quienes contribuyan a este fin. “Es una forma de educarlos, de transmitirles que las cosas que se tienen pueden tener una segunda vida y, que, con ello, no se genera tanta cantidad de basura”. La experiencia fue para ellos muy positiva. “Fue muy emocionante, porque lo pesaban e iban sumando los kilos”, detalla Sandra Ruiz, una de las dos maestras que participan en esta labor de concienciación. La iniciativa da sus frutos. Los alumnos se han volcado por completo en esta acción a favor del medioambiente. Solo en tres meses lograron recaudar doce kilos de plástico procedentes de tapones entre los dos cursos de segundo de Primaria, que comenzaron con este proyecto el año pasado, en primero.
No solo recopilan los residuos que generan tras la habitual merienda de media mañana, también los traen desde su propia casa. Lo que puede parecer un simple gesto, tiene un efecto rebote en sus padres y hermanos. “El niño es el que mueve a la familia porque es el que pide a sus padres no tirar los tapones a la basura para llevárselos al colegio. Ellos mismos los incitan a esta tarea y, al tener la comodidad de tener un sitio de entrega en su colegio, a las familias no les supone ningún esfuerzo desarrollar esta acción de forma cíclica”. El colegio es el que da incentivos para recopilar la cantidad de plástico que generan en el día a día. Desde las aulas, se colocan pequeñas bolsas y cajas para que puedan depositar en ellas los residuos. A esto se suma una urna a la entrada del centro para que todos los estudiantes, tanto los que toman parte del proyecto como los que no lo hacen, puedan contribuir con esta recolecta por el medioambiente.
“Ojalá los centros educativos se unan a este proyecto para que los niños se conciencien de lo importante que es reducir los plásticos y de cómo se pueden reutilizar”
Ser la primera escuela en Castilla-La Mancha en recibir este certificado supone para ellos “un orgullo”. La directora del centro considera que, esta actuación, en el contexto de la Agenda 2030, es “una buena forma de que el alumnado vea que no solo guardan tapones en una caja, que vea que van a servir para fabricar otro objeto y ver cómo es el proceso”.
De hecho, de momento solo han observado cómo se lleva a cabo este procedimiento en vídeos, pero el propósito del CEIP Fuente del Oro, es lograr este año que los niños y las niñas visiten el centro de Fablab Cuenca para “ver en directo cómo se hace el picado de los tapones y cómo se hace esta transformación”, tal y como detalla Ruiz. No es la primera acción medioambiental que el equipo docente impulsa en el colegio. Antes de la llegada de esta iniciativa, la escuela ya estaba implicada en la lucha contra la contaminación. No solo con la instalación de papeleras para reciclar; también con pequeños gestos. “Cuando llega al centro algún paquete, no tiramos al contenedor de papel el cartón, sino que lo guardamos para utilizarlo más tarde y crear un mural u otra manualidad”, explica Rubio. Moreno, directora del centro, anima a otras escuelas a formar parte de esta propuesta. “Ojalá los centros educativos se unan a este proyecto para que los niños se conciencien de lo importante que es reducir los plásticos y de cómo se pueden reutilizar”, comenta Moreno.
“Es una forma de educarlos, de transmitirles que las cosas que se tienen pueden tener una segunda vida y, que, con ello, no se genera tanta cantidad de basura”PRECIOUS PLASTIC
Numerosos tapones de bricks se convierten, tras el proceso pertinente, en una baldosa. Es uno de los objetos en los que pueden transformarse y una acción que desarrolla FabLab Cuenca. El programa social Precious Plastic Castilla-La Mancha tiene como propósito fomentar iniciativas ,tanto en La Serranía de Cuenca como en La Manchuela Conquense, que impliquen la creación de centros locales de reciclaje y la fabricación de objetos de plástico reutilizado. Asimismo, estos proyectos tienen que responder a las necesidades de producción de las comarcas.
FabLab Cuenca ha puesto en marcha este programa gracias a la subvención de la Dirección General de Economía Circular de Castilla-La Mancha. La iniciativa ha sido seleccionada dentro de la convocatoria destinada a proyectos en torno la economía circular aplicada al sector turístico.