Conquenses y visitantes han arropado este Sábado Santo a Nuestra Señora de los Dolores, María Magdalena y María Salomé en la procesión de El Duelo, la más joven de la Semana Santa de Cuenca y que ha vuelto a salir a la calle tras la suspensión del año pasado.
Puntual a su cita, las matracas y carracas de esta singular procesión anunciaban a las 19:00 horas el inicio del desfile procesional de El Duelo. De este modo, las puertas de la iglesia de San Esteban Protomártir se abrieron para que la única talla de la hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y las Santas Marías comenzara su ascensión hasta la Catedral.
Con una plaza abarrotada, la Agrupación Musical Alfonso Octavas interpretó el himno Tres corazones, compuesto por Esteban Usano, mientras los banceros sacaban a la plaza a este conjunto escultórico tallado por Francisco Javier López del Espino. Se da la circunstancia que por primera vez ha sido dirigido por una mujer, María Rodríguez, la primera también de la historia de la Semana Santa de Cuenca.
Al mismo tiempo, se pudo ver una imagen renovada de las andas, puesto que se han sometido a un proceso de restauración y oscurecimiento, para uniformar el color, a la par que ha estrenado banzos de aluminio.
El cortejo enfiló Aguirre y de este modo quedó conformada la procesión que, bajo un manto de nubes y claros en el cielo, fue desfilando por unas calles donde aguardaba numeroso público.
Todos pudieron observar el nuevo manto de la Virgen, más grande, confeccionado por JM Sánchez González. Además, ha estrenado un ahuecador para darle algo más de volumen. María Magdalena estrenaba una saya confeccionada y donada el vestidor de la Hermandad, y las tres tallas han estrenado sendos broches.
La cruz de guía iba abriendo la procesión junto a dos matracas y una carraca, y este particular sonido de Sábado Santo anunciaba la llegada de la Virgen y las Santas Marías por Las Torres, Puerta Valencia, Alonso de Ojeda, Solera, el Peso y Andrés de Cabrera.
En todo el recorrido, las tulipas que estos días han llevado los nazarenos han cambiado por unos cirios, haciendo que el cortejo procesional gane en vistosidad. Tras las Sagradas Imágenes, un hermano con capa blanca portaba los atributos de la Vigilia Pascual: un acetre con agua y un cirio, donado por la Hermandad del Resucitado.
En la puerta de la antigua Iglesia de San Andrés se hizo una ofrenda floral, justo donde espera Cristo Resucitado, como acto simbólico de Duelo ante el sepulcro de Cristo, del que saldrá triunfante horas después en la procesión del Encuentro con la que finaliza nuestra Semana Santa.
Precioso el ascenso a la Plaza Mayor por Alfonso VIII. Durante el recorrido la luna iba ganando protagonismo al sol dejando momentos de gran belleza. A su llegada al entorno de la Seo conquense, pasadas las nueve y cuarto, era mucha la gente que aguardaba, sobre todo en la escalinata. Quien también esperaba a Nuestra Señora era el Coro de la Capilla de Música de la Catedral, que acompañó a la Hermandad con sus voces hasta el final de la procesión.
Con la llegada a la Catedral se dio por finalizado el desfile de El Duelo, pero no así los actos religiosos de este día ya que en el interior del templo tuvo lugar la vigilia pascual presidida por la talla de la Virgen de los Dolores y las Santas Marías.