Eran las cinco de la tarde de este miércoles 22 de agosto, como en el poema de García Lorca “a la muerte de Ignacio Sanchez Mejías”, cuando los truenos sonaban “a traca” y los negros nubarrones cubrían el cerro de San Cristóbal y todo el Casco Antiguo, con visos de tormenta. En la anteplaza, tres auxiliares vestidos de luces de uno de l@s actuantes, posaban para turistas y vecinos, ante los móviles, hasta que llegó el coche de la cuadrilla a recogerlos. No era Jesulín ni mucho menos, sino tras auxiliadores a los que el público silba cuando trabajan en el ruedo. Podía haber filmado Juanra Fernández algunos planos extras para la película que rueda estos días por el Vaticano, o sea, la Cuenca Alta.
Los agoreros miraban en lontananza hacia el Paseo de Chicuelo II, donde estos dos días han hecho el agosto, propiamente dicho, los vendedores de chubasqueros. Caían algunas gotas, y junto al Paseo del mejor torero que ha dado la provincia, se alineaban los caballos de los centauros y amazona con sus lazos y madroños de colores, ataviados y duchados con manguera para la fiesta del rejoneo.
La francesa Lèa Vicens calentaba motores (caballos) sobre el césped que rodea el busto de Chicuelo II, tan límpido casi como el día que lo entregó Marco Pérez a la Peña Taurina Conquense, pagado por suscripción popular, allá por 1967. (Todo el arte merece un respeto y por eso se ha limpiado). Llegaba la hora del festejo y el ambiente se iba notando en todas las entradas a la plaza, con un comentario casi general, alabando el trabajo realizado por “Mino” y la gente que le rodea para que se celebrase la corrida del martes, con un saldo de siete orejas.
Lo dicho, que salvo unas gotas en el despejo de plaza y prólogo ecuestre, la tarde resultó agradable con el entretenido festejo de rejones y la espectacular actuación de Diego Ventura, el número uno del rejoneo, en el quinto frente a “Lombardo”, que le valió para cortar dos orejas y con ello abrir la Puerta Grande en el cierre de feria
Abrió plaza nuestro paisano taranconero Sergio Galán, que ya demostró sus ganas de triunfo en la plaza de su tierra recibiendo a “porta gayola” al berrendo “Contrario”, del hierro de Pallarés, montando a “Amuleto”. Tanto en el primer tercio como en banderillas, Galán volvió a mostrar la sobriedad y clase de su toreo, clavando las farpas o banderillas, en un caso montando a “Ojeda”, “Titán” o “Capricho”, al son de la música. Puso las cortas sin alharacas, pero con precisión, sobre “Óleo”, precioso caballo por cierto, y aunque el rejón quedó caidillo, surtió efectos y paseó la primera oreja de la tarde.
Con el cuarto, “Niñato”, el rejoneador de Tarancón inició su actuación a lomos de “Artista” clavando los rejones de castigo, sin eco en los tendidos, lo que hizo que el jinete animase a los espectadores de bota y merienda. En banderillas, y montando a “Embroque” consiguió Galán colocar los garapullos, de frente y costado y al quiebro, para seguir su faena con “Bambino” y “Capricho”, citando al son de la música. Concluyó Galán su excelente actuación sacando de nuevo a “Óleo”, digno de un cuadro, colocando dos banderillas cortas que dieron paso al rejón de muerte, que no fue efectista. Necesitó dos golpes de descabello y con ello perdió la puerta grande, pero no el cariño del público que le aplaudió en el saludo.
Si Diego Ventura cortó un rabo en San Isidro-18, cosa que no ocurría desde 1972, ¿qué podía pasar en Cuenca, plaza en la que ha estado anunciado seis veces en los últimos siete años? Pues blanco y no en botella, sino en caballo, bien “Nazarí”, “Bronce” o “Quillas”, que fue el espectáculo de la tarde de ayer. Y el caso es que con su primer oponente “Yermo” (el nombrecito ya lo dice todo) estropeó su notable actuación con los aceros, al colocar el rejón de muerte en el quinto intento. Antes había mostrado su buen hacer con los rejones de castigo y las farpas montando primero a la yegua “Campina”, “Nazarí” (el más destacado), “Lío” y “Toronjo”. Una buena cuadra que da espectáculo porque Ventura sabe llegar a los públicos y mostrarse en el ruedo como un ciclón del rejoneo. Lo dicho, no mató bien, pero se le aplaudió.
Se jugaba la puerta grande con el quinto de la tarde, de Benítez Cubero, que atendía por “Lombardo”, que dio buen juego y por ello se le aplaudió. No sacó Ventura la garrocha, pero puso todo su poder y derroche con “Lambrusco”, “Bronce” y “Quillas”. Toreó a caballo por los adentros, llevando la grupa de costado con alardes espectaculares, que revolucionaron los tendidos, sobre todo a los de “Quillas” con sus vistosos cites levantando las manos y al propio jinete, mientras la Banda interpretaba “Clarines de gloria”, el pasodoble de Aguilar, nuestro pregonero mateo. Prendió Ventura las banderillas con eficacia y lucimiento, de frente, al quiebro y de costado. Acabó de un rejón que necesitó el descabello al primer golpe y el público entusiasmado pidió las dos orejas.
Léa Vicens se presentaba en Cuenca y tuvo una digna actuación, mostrando sus deseos de agradar en labores muy meritorias. Le costó arrancar frente al tercero, “Yeclano”, y lo hizo montando a “Guitarra”, con la que puso los primeros rejones de castigo, citando con el sombrero. Con “Bético” buscó el lucimiento en banderillas, arriesgando y prendió las farpas con cierta facilidad. Concluyó con “Greco” y “Espontáneo” su labor en la que no anduvo fina con las rosas, dejando un rejón de muerte trasero. Se le aplaudió.
En el que cerró plaza, la rejoneadora francesa volvió a rejonear con “Guitarra” para banderillear posteriormente montando a “Gacela”, en faena parecida a su primera, en la que advertimos que siegue las enseñanzas de Ventura, sobre todo citando y cabalgando de costado junto al burel. Prosiguió su actuación de altibajos sobre “Diluvio”, prendiendo las banderillas con sobriedad, para concluir su actuación montando a “Deseado” y el intento de colocar las rosas. Acabó de rejón traserillo y dos descabellos, y los pañuelos del respetable solicitaron la oreja para Vicens, por su faena de meritaje.
Y así terminaba la feria taurina, venciendo a la lluvia, con Diego Ventura a hombros, y unos niños toreando sobre la arena, entre olés de los espectadores que iban abandonando los tendidos, llenos de botes, chubasqueros, papeles… (Esa es otra faena). Una buena feria, sin duda alguna.
FICHA
Quinta corrida (de rejones) de la Feria de San Julián. Miércoles, 22 de agosto de 2018. Unos tres cuartos de entrada. Presidió Emiliano García, asesorado por Julián Rodríguez Sorianito y el veterinario Pedro Crespo.
Sergio Galán, rejón: Una oreja. Rejón y dos descabello: Saludos.
Diego Ventura, rejón al quinto intento: ovación. Rejón y descabello: dos orejas.
Lèa Vicens, rejón trasero: silencio. Rejón y dos descabellos: una oreja.
Ganado: Se lidiaron cuatro toros para rejones de Pallarés y dos de José Benítez Cubero, cuarto y quinto, bien presentados, con variado juego. El quinto fue aplaudido en el arrastre. Peso: 513, 446, 476, 469, 507 y 504 kilos.
Incidencias: La rejoneadora francesa Lèa Vicens actuó por vez primera en la plaza de Cuenca, recibida con aplausos tras el prólogo ecuestre. La tarde nublada amenazaba tormenta, con algunas gotas en el inicio, quedando una temperatura muy agradable. El ruedo estaba impecable pese a la lluvia del día anterior y el serrín que se le echó, labor que habla de la seriedad y el buen hacer de la empresa.