Son las ocho de la tarde de un miércoles y el Parque San Julián parece haberse convertido en toda una yincana. Mesas con juegos de mesa de todo tipo, cubos gigantes que se apilan a velocidad de vértigo, un tablero para jugar al cornhole… los curiosos se acercan a probar estas divertidas actividades organizadas por la Asociación Cultural Dados Colgados, que ofrece una vía de ocio alternativo para toda la familia.
Rubén Nielfa, presidente de la asociación, explica que la iniciativa nacía en 2019 a partir de un grupo de amigos aficionados a los juegos de mesa. Al no tener un punto de unión fijo para jugar, ya que lo hacían en grupos pequeños, decidieron juntarse en el Centro Joven. “Hemos ido ampliando, éramos unas 8 personas y ahora somos 30”, explica Nielfa.
El perfil es muy diverso, ya que hay gente de todas las edades: desde los más jóvenes con 16 años hasta gente de 50. “Estamos muy contentos con el crecimiento y cuando hacemos actividades viene gente con nosotros a probar”, celebra Nielfa, que echando un vistazo rápido al parque ya divisa a varias personas nuevas disfrutando de los juegos que tiene la asociación.
La Asociación Cultural Dados Colgados nació en 2019, poco antes de la pandemia. Hoy, cuenta con 30 integrantes y se estima que tienen más de 400 juegos de mesa para elegirA día de hoy, sus componentes se juntan los sábados por la mañana en el Centro Social del barrio Pozo de las Nieves para enseñar los juegos en abierto al público, mientras que su sede social se encuentra en otro local del mismo barrio.
“Si sumas los que tiene el club y los que tenemos cada uno… tendremos más de 400 títulos”, estima Nielfa. De hecho, explica que suelen organizar “ligas de juegos”, donde dedican semanas a enfocarse en distintas temáticas, desde juegos medievales hasta una liga de Fórmula 1 en la que crean su propia escudería.
Con un abanico tan amplio, se hace muy complicado elegir, aunque Nielfa comenta que cuando se juntan muchas personas suelen optar por un tipo de juegos que se llaman “de roles ocultos” –asumiendo cada jugador un determinado papel-, como puede ser Feed the Kraken.
UN JUEGO PARA CADA PERSONA
A pesar de que no todo el mundo sea asiduo a los juegos de mesa, Nielfa declara que con tanta variedad es imposible no encontrar un título que nos atrape por completo. Al igual que pasa con los libros, “Hay tantos juegos como personas y tantas personas como juegos”, declara el presidente de la asociación, que en una comparación con los libros explica que no hay “ni buenos ni malos”, sino que hay un juego para cada momento dependiendo del contexto o nivel de exigencia que deseemos.
Entre el público general que no acostumbra a jugar a los juegos de mesa suelen triunfar los títulos tipo “Party”, con momentos desinhibidos gracias a sus pruebas de mímica o dibujo, aunque entre los más asiduos llama la atención los juegos “agigantados”, como es la versión grande del Speed Cups -apilar cubos con un patrón determinado- o del Jungle Speed -al que juegan con un saco de rugby como tótem-.
Es por ello que, independientemente de si se es aficionado o no, Nielfa invita a todo el mundo a pasarse a una de sus actividades para conocerles, echar una partida y probar. Tanto es así que, señala que la asociación, más que para jugar ellos mismos, se creó con el objetivo de difundir los juegos de mesa y enseñarlos al público.Desde luego, ya ha caído más de uno: “El que prueba repite, algo haremos bien”, comenta el presidente entre risas.
APLICACIÓN EDUCATIVA
Los juegos no encierran solamente un nada desdeñable componente ocioso, sino que también son capaces de llevarse a las aulas para aprender y trabajar con ellos. Así lo explica Marta Torrijos, profesora de la Facultad de Educación y miembro de Dados Colgados, que en sus clases e investigaciones se vale de los juegos de mesa para desarrollar distintos aspectos personales.
Se puede trabajar desde las más tempranas edades de infantil hasta las clases de universidad, ya que Marta aplica esta vía tanto en asignaturas de psicología del desarrollo como en otras de la pedagogía terapéutica. “Incluso se puede en métodos de investigación, llevo un juego de Sherlock Holmes para aprender a hacer preguntas y lo pongo en práctica con mis alumnos”, comenta.
A través de los juegos de mesa se puede mejorar la memoria de trabajo, vocabulario, producción lingüística y verbal o las habilidades socialesLa clave está en saber aplicar estos juegos correctamente, ya que los títulos no están diseñados a propósito para ser educativos, sino que es la propia docente quien los enfoca para trabajar distintos aspectos. La memoria de trabajo, la producción lingüística y verbal, el vocabulario y las habilidades sociales y emocionales son solo algunas de las facetas que destaca Marta. “Gracias a los juegos se puede trabajar con áreas del cerebro que están en la zona de la corteza frontal y hacer que esas interconexiones funcionen más rápido”, desvela.
La profesora explica que hay un sinfín de juegos que pueden llevarse con gran éxito a las aulas, aunque se atreve a destacar dos: el Dobble –un juego de velocidad, observación y reflejos a la hora de identificar símbolos idénticos en las cartas- y el Tic Dice Town –en el que la pericia matemática y la buena gestión se conjuga con las funciones ejecutivas de planificación, toma de decisiones y la inhibición de conducta-.
También tiene un componente social que, explica Rubén Nielfa, intentan recuperar en lo que a la familia se refiere. “De niños nos sentábamos a ver la tele, pero ahora consumimos el ocio individualmente. Y con los videojuegos igual. Nosotros abogamos por juntarnos y compartir mesa, nos gusta que los niños y niñas vuelvan a pasar tiempo con sus familias”, expone.
Porque ya sea para ponerse a prueba, para divertirse o para aprender, nunca es mala idea atrapar el tótem, convertirse en un magnate del Monopoly o conquistar el mundo en Risk.