DIPUTACIÓN AGROALIMENTARIA
Es noticia en Cuenca: Inauguración Hospital Universitario de Cuenca Sorteo Extraordinario de Navidad 2024 Sorteo Extraordinario de Navidad Nuevo hospital de Cuenca
DIPUTACIÓN NAVIDAD
Covid-19

Cumpleaños por todo lo alto tras estar en la UCI por Covid-19

Roberto Moya Guillén, que cumple este sábado 40 años, ha pasado 13 días en el hospital Virgen de la Luz
Roberto Moya Guillén cuenta que su mujer le pedía a los médicos cuando estaba en la UCI que le dijeran que se iban a comer el mundo juntos.
18/04/2020 - Dolo Cambronero

Roberto Moya Guillén cumple este sábado 40 años. Lo celebrará como nunca, a pesar del confinamiento. Y no es para menos después de haber pasado dos semanas en el hospital Virgen de la Luz de Cuenca por la Covid-19. De hecho, asegura que a partir de ahora tendrá "dos cumpleaños, el 18 y el 3 de abril", que es cuando empezó a remontar en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del centro hospitalario, donde estuvo ingresado en estado muy grave.

Este conquense, que ya está en casa recuperándose de esta enfermedad, se emociona varias veces durante la conversación. “Ha sido muy duro”, recalca, contando que tiene apuntadas todas las fechas clave de este último mes porque reconoce que perdió la noción del tiempo aquel 20 de marzo en que se empezó a notar los primeros síntomas de este tipo de coronavirus. “No recuerdo mucho, lo tengo todo mezclado”, admite.

“Salí de trabajar y estaba raro”, cuenta. Esa noche le subió la fiebre hasta 38 grados y ya no le bajó la temperatura en los días siguientes, oscilando entre 37,5 y 38,8. El pico fue de 39.

Ese fin de semana, su mujer, María Teresa, y él se empezaron a notar pérdida de olfato y de gusto. “Ella también había estado unos días antes con febrícula”, explica.

El jueves 26 llegaron los primeros problemas respiratorios. Su mujer contactó con el teléfono de atención médica para la Covid-19. “Le preguntaron si podía respirar. Sí podía pero tenía pitos y sentía opresión en el pecho. Ahora lo pienso y está claro que me tendría que haber ido ese día al hospital”, afirma rotundo.

Ese sábado ya no podía conciliar el sueño. “Estaba muy inquieto. No podía dormir”, señala. Y el domingo 29 acabó en Urgencias. Lo subieron a planta y le administraron oxígeno pero el 30 “estaba ya muy mal”, rememora emocionado.

Ese día pasó por Neumología porque había empeorado hasta que finalmente, el 31 de marzo ingresó en la UCI. Estuvo sedado varios días hasta que el 3 de abril, la fecha que ha elegido para su otro nuevo cumpleaños, empezó a remontar. Los días siguientes empezó a responder a estímulos y a recuperarse poco a poco.

La soledad es otra de las dificultades añadidas a esta enfermedad. Pero el día 7 pudo hacer por fin, con su móvil, una videollamada con su mujer y, después, otra más conjunta con María Teresa y sus padres.

AGRADECIMIENTO

“Estaba solo pero el trato sanitario ha sido muy bueno. Se han portado muy bien. Aunque hay algunos momentos que son muy angustiosos, son muy cercanos y estaba arropado”, subraya muy agradecido, dando también las gracias al apoyo familiar y de amigos recibido durante este tiempo.

Roberto continúa relatando que el 8 le dieron el alta de la UCI y subió a planta. “Hicimos otra videollamada con una tableta del médico. Parece que era novedad”, indica. Aunque matiza que todavía estaba muy débil, celebra esos momentos porque al menos ya se sentía “tranquilo” porque tenía “libertad” dentro de las circunstancias. “Estaba solo pero entraban las enfermeras, el personal de limpieza… Y hablaba con todo el mundo aunque me costaba”, sostiene.

El día 10 llegó el momento esperado: le hicieron un análisis de sangre muy temprano y, esa misma mañana, la doctora le dijo que estaba mucho mejor y que lo más conveniente era que se fuera a casa a recuperarse. La salida del hospital fue por todo lo alto con las ambulancias recibiéndolo: “Fue muy bonito, espectacular”.

Roberto, encargado en una gasolinera y sin patologías previas salvo una leve alergia, “como casi todo el mundo ahora”, había entrado en el hospital trece días antes con una bronconeumonía bilateral. “Tenía los dos pulmones muy mal”, explica, recordando que llegó a verse los dedos de color azul.

Roberto, sin patologías previas salvo una ligera alergia, llegó al hospital con una bronconeumonía bilateral después de varios días con fiebre

A su mujer, el personal sanitario le había dicho el día 30 que no sabían si iba a salir adelante, que no se podía predecir cómo iba a evolucionar. “Ha sido durísimo, una pesadilla, esperando todos los días la llamada del médico”, recuerda por su parte María Teresa, reconociendo que durante esos días intentaba “dulcificar” la situación a los padres de Roberto para aliviarles el sufrimiento.

Llegó a pedir que, por favor, le dejaran entrar a la UCI para despedirse de él pero le dijeron que no era posible porque no se podía garantizar la seguridad de ella. “Pensar que se podía ir solo, me mataba”, admite, así que le escribió una carta que le leyó después a Roberto una enfermera.

“Ha sido difícil estar sola en casa. El teléfono me saturaba pero ha sido mi tabla de salvación”, destaca, aunque también cuenta que ha sufrido “crisis de ansiedad, de pánico” en estos días.

Pero al final Roberto ha salido adelante: “Ha evolucionado bien, mejor de lo que pensaban. Es un campeón, un héroe sin capa”. “Cuando fui a por él al hospital y lo vi en la silla de ruedas, pregunté si nos podíamos abrazar. Seguro que yo le he pasado también así que pudimos. No voy a olvidar nunca ese abrazo”, apunta.

Por el camino, Roberto ha perdido nueve kilos pero él y su mujer están ahora muy contentos. “Esto ayuda a valorar muchas cosas. Espero que todos seamos mejores personas después de esto”, dice ella.

En cuanto al futuro, Roberto asegura que se va a tomar todo con más tranquilidad y va a “disfrutar el día a día, aprovechar la vida”.

Por lo pronto, este matrimonio de viajeros empedernidos celebrará este sábado en casa un cumpleaños atípico pero a lo grande. Habrá tarta con sus velas y comida especial. “Quiere paella”, cuenta su mujer, que confiesa que menos mal que los regalos estaban comprados desde hace mucho tiempo. “Aunque el mejor regalo es la vida” y poder seguir disfrutando el uno del otro: “Mi mujer le pedía a los médicos cuando estaba en la UCI que me dijeran que nos comeríamos el mundo juntos”.