Comienza la cuenta atrás para que Cuenca y sus políticos decidan si se suben o no al tren de la accesibilidad después de trece intentos anteriores para construir unos remontes que faciliten el acceso de la parte nueva a la antigua.
El proyecto del equipo de arquitectos de Cuenca(In), el número 14, parece que es el que más cerca está de conseguirlo. Cuatro ascensores a lo largo de la Hoz del Huécar que tienen como hilo conductor la muralla y la creación de un paseo ecológico que transcurrirá bajo el Puente San Pablo hasta los Hocinos.
El Consorcio Ciudad de Cuenca deberá solicitar en el mes de mayo las ayudas europeas que permitirán financiar este proyecto- presupuestado en 6 millones de euros- en un 80 por ciento, de forma que este organismo solo tendría que aportar 1,2 millones.
Quedan ahora por delante unas semanas en las que se esperan intensas negociaciones para no perder esta oportunidad que cuenta con las reticencias del equipo de Gobierno municipal, cuyos representantes han manifestado en más de una ocasión que los ascensores no son la “panacea” para mejorar la accesibilidad al Casco y que se centran solo en el turismo.
De no pedir estos fondos a Europa dentro de plazo la capital conquense los perderá y podrán optar a los mismos otras ciudades de Castilla-La Mancha. “Lo urgente es que la subvención está aquí y Cuenca puede permitirse perder pocos trenes”, afirma Carmen Mota, arquitecta de Cuenca(In) quien recuerda que el Casco se está “desangrando” y desde 1940 ha perdido el 80 por ciento de su población “y nos enfrentamos a perspectivas demográficas muy preocupantes”.
El alcalde, Ángel Mariscal, daba a conocer recientemente que en mayo presentará el nuevo Plan de Accesibilidad que no incluirá ninguna referencia a ascensores o remontes mecánicos “porque no favorecen en absoluto las necesidades de la gente que vive allí”, decía el concejal de Urbanismo, Julián Huete.
Cuenca(In) recuerda que los remontes no hay que recogerlos en ningún nuevo documento de intenciones pues el vigente Plan Especial del Casco, aprobado en 2002, insta a ejecutarlos. “Es decir, se lleva quince años pidiendo la ejecución de estas mejoras de accesibilidad, que justificaban además la existencia del parking del Auditorio ahora con 243 plazas en desuso. Entonces nos preguntamos, ¿cómo un Plan redactado en 2018 no va a recoger todas las medidas de accesibilidad que la propia legislación vigente del municipio tiene?”
El arquitecto Fernando Olmedilla añade que es lógico que haya que actualizar dichas medidas “y ésa ha sido la pretensión del trabajo que desde Cuenca(In) hemos llevado a cabo, recogiendo y analizando todas las propuestas de los últimos años y realizando un estudio del estado actual de nuestro Casco que no existía”.
Una actualización, dicen, que se ha adaptado a las necesidades reales de la ciudad apostando por una arquitectura de máxima calidad y con iniciativas que no son exclusivamente de mejora de la accesibilidad, sino que abogan por la recuperación de toda la zona verde tan degradada que hay bajo las Casas Colgadas y de las murallas y por la mejora del entorno del Auditorio. También contemplan ensanchar aceras, o facilitar el acceso del transporte público. “Creemos que Cuenca necesita esos 6 millones de euros más que nunca”, puntualiza Mota, mientras que Olmedilla matiza que “no hemos hecho un proyecto para vencer, sino para convencer. Nuestra ciudad requiere de ciertas actuaciones y el foco de gran parte de ellas tiene que ir dirigido al Casco porque se está muriendo”.
“Somos conscientes de que nuestro proyecto no es la panacea y que los milagros no existen. Lo que de verdad sería la panacea es sumar distintas aportaciones llamadas a coordinarse”, añade Carmen Mota.
El equipo deja claro que en su propuesta el protagonista es el vecino, que va a ser el principal beneficiario, y que no está reñida con otras actuaciones que puedan realizarse en otros barrios de la capital y que también son necesarios.
“Tenemos la suerte de que Europa ha puesto sobre la mesa un dinero que se puede destinar para este fin. En este caso pueden venir 4,8 millones de euros, si el Consorcio aporta 1,2. Es decir, por cada euro que ponga el Consorcio se convertirán en 5. Creemos que esta relación de 1 es a 5 bien merece el esfuerzo de los representantes de las distintas administraciones para materializar esa multiplicación de la inversión que no se va a conseguir de ninguna otra manera”, subraya la arquitecta. “Desconocemos las cuentas del Consorcio, pero sí creemos que dispone de este presupuesto y pedimos que las partidas se gestionen velando por el bien de la ciudad. Hay pocas ocasiones como ésta”, añade su compañero.
APOYOS Y CONCURSO
El proyecto de Cuenca(In) ha recabado numerosos apoyos que van desde los propios vecinos del Casco a asociaciones culturales y todo tipo de colectivos que les paran por la calle para preguntarles si por fin se van a poner unos ascensores. Incluso la vicepresidenta de ICOMOS, Carmen Pérez, ha remitido una carta al Consorcio mostrando su compromiso con la propuesta “por su elevado nivel de calidad”. Por cierto, para este organismo la preocupación en la actualidad no es la arquitectura contemporánea sino la despoblación “y ahí sí nos jugamos perder el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad”.
Aunque al equipo de Cuenca(In) le encantaría redactar el proyecto definitivo, lo que buscan es que se convoque un concurso internacional al que concurran los mejores profesionales “y que por fin algún día Cuenca gane un Premio de Arquitectura, como mínimo nacional, como tantas ciudades”.
Para seguir convenciendo sobre su trabajo, en abril harán una exposición en la Escuela de Arte ‘Cruz Novillo’ mostrando la oportunidad que Cuenca puede tener. O no.
“Hoy estamos haciendo el patrimonio del mañana. Si no hacemos nada ahora, al final todo se terminará hundiendo”, concluyen.