Día uno de confinamiento. Hoy no es un domingo más. Un silencio poco habitual en Cuenca. Junto a las vías del tren, un hombre pasea a su perro por la mañana. Semáforos en rojo en calles casi sin coches. La parada de taxis, llena. De vehículos, no de gente. Pasa la Policía. El Casco Antiguo sin turistas haciendo fotos. Calles vacías en algunos barrios aunque por Carretería y los aledaños se ve un pequeño pero continuo movimiento de personas hasta el mediodía. Van “a por el pan”, o vienen, según cuentan. Otros, a por tabaco o algún producto alimentario que se les había olvidado en estos días de vorágine en los supermercados.
Es el primer día tras la declaración del estado de alarma en nuestro país decretado por el Gobierno central y que limita los movimientos de los ciudadanos para intentar frenar la propagación del coronavirus. El país se adentra en una situación desconocida y desconcertante.
Fuentes de la Delegación del Gobierno de Castilla-La Mancha han señalado a Las Noticias de Cuenca que en esta primera jornada no se han producido incidencias y no ha habido multas en Cuenca aunque los agentes han tenido que dar recomendaciones a algunos ciudadanos y establecimientos.
¿Cómo está viviendo Cuenca la cuarentena? Una larga hilera de taxis en la parada de la avenida de Castilla-La Mancha da una idea. “¿No ves que estamos todos? No ha venido nadie. La tarde de ayer sábado fue igual. Nos hemos alegrado porque pensábamos que eras una cliente…”, bromea uno de los taxistas con una sonrisa de resignación.
Son conscientes de que en caso de que tuvieran a algún pasajero, es difícil respetar la distancia de seguridad en un espacio tan pequeño. “Los autónomos tenemos que seguir pagando”, recalcan, reclamando que por lo menos estos días no tengan que abonar la cuota la Seguridad Social. “A ver qué medidas económicas acuerda el Gobierno”, se preguntan.
Los kioscos son uno de los establecimientos que pueden permanecer abiertos en estos quince días, en principio, de cuarentena. En uno situado en la calle Sánchez Vera, su propietaria indica que ha tenido menor afluencia que otros domingos y la gente no ha madrugado aunque reconoce que muchos clientes están comprando más. “Se están llevando más revistas y pasatiempos para entretenerse”, explica, calculando que puede ser que hasta consiga hacer la misma caja que otros fines de semana.
El señor Mariano, de 91 años, vecino del barrio, ha bajado para comprar el periódico y el pan. “Como todos los días. Y ya me quedo encerrado en casa”, asegura. Otra mujer, de 62 años, ha salido a por el pan y la prensa. Relata que lo peor que está llevando es no poder visitar a su madre, de 89 años, que está en una residencia de mayores. “Es duro no poder ver a las personas que quieres”, lamenta, al tiempo que critica que se permita abrir las peluquerías.
"Se están vendiendo más revistas y pasatiempos"Cree que se debería publicar un listado con las personas que están contagiadas. Un joven le replica y se produce un pequeño rifirrafe: “Bastante tienen los que están enfermos con preocuparse por ellos mismos”. Llega más gente a la tienda y la dueña les ordena esperar para guardar las distancias. La señora también saca a relucir que deberían haberse prohibido las manifestaciones del 8 de marzo. Nadie se acuerda de los partidos de fútbol multitudinarios que se celebraron ese fin de semana.
Al salir de la tienda, tres chicos caminan juntos cada uno con una barra de pan. Unas calles más para allá, una mujer mayor porta también una bolsa en la que asoma una barra. Pasan algunos coches. ¿Dónde irán? Cruza un autobús urbano que se intuye vacío.
En Merkadani, una tienda de alimentación del barrio de Casablanca, relatan que el domingo no ha estado mal en ventas: “Ha ido viniendo gente toda la mañana”. “Pero tenemos que concienciarnos de que hay que estar en casa”, aconseja el propietario.
Ya por la tarde, la lluvia ha irrumpido en la capital de Cuenca y no ha quedado más remedio que quedarse en casa de una vez.