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La Cuenca belenística y el Belén municipal del Jardinillo

En 1961 se instaló el Belén de la Plaza de la Hispanidad, entonces solo con el Niño, la Virgen y San José, el Misterio y cuatro figuras más. Desde entonces son ya 58 años de belén en la calle
La Cuenca belenística y el Belén municipal del Jardinillo
25/12/2019 - José Vicente Ávila

La ciudad de Cuenca, bañada por el Júcar, y acompañada por el rumor silencioso del Huécar desde su serpenteante Hoz hasta la calle de los Tintes para unirse en verso de Gerardo Diego (“agua verde, verde, verde, / agua encantada del Júcar”) en el Remedio (“y Cuenca en medio”, en frase de Pedro de Lorenzo) es como un gigantesco Belén. Si miramos la ciudad desde el Cerro del Socorro, todo el Casco Antiguo es como un Nacimiento que se desparrama, con los barrios de Tiradores y San Antón formando parte de ese formato belenístico, con las torres de El Salvador, San Felipe o la Virgen de la Luz y el Seminario a modo de palacio.

Precisamente en San Antón, en el barrio del Perchel, se dan todas las circunstancias para montar un belén viviente o imaginario, que con acierto se monta en el Paseo del Júcar en el día de Nochebuena. Las casitas de hortelanos de la Hoz, con el humo de sus chimeneas, y el Huécar que baña las huertas, nos muestran esas estampas que vamos viendo en las distintas muestras belenísticas que se exponen en la ciudad, en distintos centros asistenciales, oficiales, religiosos y particulares. El paisaje conquense predomina entre la toza y el musgo, las figuritas y el Misterio.

Recuerdo que en la década de los años sesenta se montaba un “belén flotante” en las aguas del río Júcar, que se podía contemplar desde el Puente de San Antón, con el fondo de la Cuenca Alta y la Torre de Mangana reflejada en sus aguas. Algunos años se instaló también el “Belén chabola” en la antigua Plaza de Cánovas, hoy Plaza de la Constitución.

La Cuenca belenística y el Belén municipal del Jardinillo

Figuras gigantescas también las hubo en el Cerro del Socorro, donde un villancico conquense canta que el “Niño Jesús juega con las estrella al corro…”. Desde el propio Cerro de la Majestad la estrella de los Reyes Magos ha marcado las pautas de la Navidad de Cuenca en los últimos años, desde 2007.

No podemos pasar por alto ni mucho menos, en esta tradición belenística de Cuenca el Gran Belén que se expuso durante 25 años en la Diputación Provincial, visitado por miles de personas, gracias al entusiasmo y sacrificado trabajo de la Asociación de Belenistas de Cuenca, que tuvo su mejor reflejo como Belén Napolitano, que incluso fue noticia en telediarios, gracias al esfuerzo de muchas personas, encabezadas por Jesús Martín de los Santos.

Aquel extraordinario Belén dejó de montarse en las dos últimas navidades por razones técnicas de montaje, pero este año parte de ese Belén napolitano tiene otro escenario inédito en el Casco Antiguo en la Bajada de Santa Catalina, en el espacio cultural denominado “Sanmartino”, con la idea de que sea permanente.

Junto a este espectacular montaje napolitano, otro sencillo belén serrano y una Exposición de sellos con motivos navideños. Belén napolitano, de la Asociación Belenística, que también se puede admirar este año en otro simbólico lugar de la Catedral: en el Coro, bajo el Triforio, amén de otros detalles en distinto cuadros pictóricos, del tiempo de Navidad.

Hay belenes que mantienen la tradición en lugares emblemáticos como el Hospital de Santiago, uno de los más antiguos y con envidiable marco; el del Asilo de Ancianos, las iglesias conventuales y las parroquias de los nuevos barrios de la ciudad. El Belén de las Camelias, en la Puerta de Valencia, es una pieza artística netamente conquense, que recupera incluso la antigua fachada de la Catedral y el puente de piedra de San Pablo. En él se refleja la mejor postal navideña o christma conquense, como en tantos otros.

La Cuenca belenística y el Belén municipal del Jardinillo

Pero no podemos dejar de citar la Ruta de los Belenes de la Junta de Cofradías, en el que participan varias Hermandades, o el más reciente ejemplo de la ermita-cementerio de San Isidro, por tercer año consecutivo, con su Belén hebreo.

Pero quizá el lugar más singular de la Cuenca navideña es el Jardinillo de la Plaza de la Hispanidad. En ese Jardín, junto al monumento de los Caídos de África, de Luis Marco Pérez, se instala cada Navidad un Belén desde hace 58 años.

58 AÑOS DE BELÉN

Fue en 1961 la primera vez que se instaló, como bien me recordaba uno de sus impulsores, Evelio Seligrat --que era entonces funcionario de la Delegación de la Juventud y que algún año hizo el papel de rey mago--, en una entrevista que le hice en 1975 para “Diario de Cuenca”; me decía que el primer portal se hizo con costeros y sólo contaba con el Niño, la Virgen y San José, el Misterio y cuatro figuras más.

La Cuenca belenística y el Belén municipal del Jardinillo

Ese año de 1975 el Belén aumentó el número de elementos con “el castillo, un molino de viento, la tinada o paridera, un nuevo portal, dos figuras más para hacer conjunto con el molino, cuatro ovejitas y la estrella”. Los gastos de las nuevas figuras eran costeados por el Ayuntamiento a través de su servicio de carpintería y alumbrado, el serrín lo ponía la fábrica de Maderas y la Estrella la pagaba la empresa Cuberg, junto a la pintura, pues los hermanos Carretero se encargaban de la restauración de manera gratuita.

En aquellos años una figura grande costaba unas 15.000 pesetas y 1.300 las ovejitas. La recaudación de la calderilla que se echaba estaba en torno a las 12.000 pesetas, con lo que se pagaba alguna figura por “cuestación popular”.

Todas las Navidades los operarios municipales se encargan de reparar las figuras que sufren las inclemencias del tiempo y de montar este gigantesco Belén que forma parte de la historia de la ciudad de mitad del siglo XX y los casi veinte años que llevamos de esta centuria. Años hubo en los que desapareció la figura del Niño Jesús, pero ahí está nuestro belén municipal en la calle para deleite de niños y grandes. Tiempos hubo en los que el abeto era iluminado, pero dejó de hacerse por deterioro del preciado árbol.

La Cuenca belenística y el Belén municipal del Jardinillo

Por este Belén callejero desfilaron en tiempos pasados “parrandas” y distintos grupos musicales y lo siguen haciendo los actuales conjuntos de música popular --de dulzaina, tamboril e incluso alguna zambomba-- con los que cuenta la ciudad que, afortunadamente, cada día son más.

El clima es uno de los elementos primordiales de la estampa navideña conquense, a veces con lluvia o nieve, pero frío nocturno siempre. En esta ciudad de fríos nocturnos, amaneceres de escarcha y de soleados mediodías, la afición del montaje de belenes tiene identidad propia. Y ahí tenemos, como novedad y acontecimiento este año en la Diputación Provincial (aunque el año pasado se mostró en una local de la barriada de Villa Román), el Belén de Crisol que ha preparado Juan Carlos Evangelio, en la que todo el Casco Antiguo es una réplica belenística. Lo dicho, Cuenca como un Belén gigantesco.

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