Ciudad Patrimonio de la Humanidad
Cuenca alcanza un cuarto de siglo como Ciudad Patrimonio de la Humanidad
Veinticinco años, ni más ni menos. Cuenca cumple sus bodas de plata como Ciudad Patrimonio de la Humanidad desde que la Unesco le otorgara este título el 6 de diciembre de 1996 por su “valor excepcional y universal” como un “sitio cultural o natural que debe ser protegido para el beneficio de la humanidad”.
Un nombramiento que, a igual que a Hiroshima y la Lonja de Valencia, le vino desde tierras mejicanas, donde estaba reunida la Unesco, y que la convertía en la novena ciudad española con esta preciada condición.
De esta manera, se consumaba un largo periplo de ocho años, desde la propuesta lanzada en 1988 por la Cámara de Comercio de Cuenca, presidida entonces por Rafael Araque, de presentar esta candidatura y que no comenzaría a gestarse hasta 1994 cuando el Ayuntamiento, con José Manuel Martínez Cenzano como alcalde (1991-1995), recogiera el guante e iniciara los trámites oportunos.
Un trabajo que el exalcalde Martínez Cenzano recuerda con ilusión y que “mereció la pena”. De hecho, cree que “este nombramiento fue un regalo, un reconocimiento a la ciudad y también a nuestro trabajo”, de ahí que no dude en mostrar su “íntima satisfacción” por todo ello.
Trámites a los que le darían continuidad la siguiente Corporación municipal, presidida por Manuel Ferreros (1995-1999), que “atendió cuantos requerimientos se plantearon, por parte de Icomos, así como todas las inspecciones pertinentes”, tal y como rememora el ex primer edil, quien califica la designación de Cuenca como Patrimonio de la Humanidad “como uno de los hitos más importantes para la ciudad en muchísimos años”.
Algo en lo que coincide el actual alcalde, Darío Dolz, que llega a señalar que “supuso un antes y un después para Cuenca, sobre todo en lo relativo a la conservación del patrimonio y desde un punto de vista cultural”.
Una fecha, por lo tanto, la del 6 de diciembre de 1996, difícil de olvidar, y que Martínez Cenzano –entonces en la oposición municipal– dice recordar perfectamente: “Estaba paseando por la Hoz del Húecar, cuando recibí la llamada del entonces consejero de Cultura, Justo Zambrana, y me dio la gran noticia, que hacía ver un futuro más halagüeño para la ciudad”.
Y es que, para estos tres protagonistas, “en ese momento Cuenca se abría al mundo” y comenzaba a impulsar su internacionalización, sobre todo, con su incorporación, dos años después (1998), al Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, con el que emprender actividades de promoción turística conjunta tanto en el país como fuera de él.
REAL PATRONATO
Pero si importante fue la declaración de Cuenca como Patrimonio de la Humanidad, no lo fue menos, tal y como coinciden, la concesión a la ciudad de un Real Patronato, que le abriría las puertas a un “exclusivo club”, al que, aún en la actualidad, solo pertenecen tres ciudades en España: Santiago de Compostela, Toledo y Cuenca.
Real Patronato concedido en 2004 que, sin embargo, no se constituiría hasta el año siguiente en una reunión en el Parador de Cuenca, con la presencia de Su Majestad el Rey don Juan Carlos y el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y con el que comenzarían a llegar los fondos económicos para la recuperación del Casco Histórico de la ciudad y su impresionante entorno natural, además de la potenciación de su actividad cultural, teniendo como instrumento al Consorcio de la Ciudad de Cuenca y como guía el Plan Especial del Casco Histórico y sus Hoces.
Este cuarto de siglo como Patrimonio de la Humanidad ha dado sus frutos. Basta recordar, dicen Martínez Cenzano y Ferreros, cómo se encontraba la Parte Alta de la ciudad en aquel momento con muchas de sus calles, plazas y edificios pendientes de una más que necesaria rehabilitación integral; algo que ha cambiado rotundamente, al igual que la vida cultural de la ciudad, albergando eventos de primer orden que le han otorgado una proyección internacional innegable. Mucho ha sido lo recorrido hasta el momento, pero, tal y como reconocen, “aún queda mucho por hacer”, porque “una ciudad es un ente en permanente estado de construcción, que obliga a estar invirtiendo constantemente”; eso sí, procurando no poner en peligro el título, porque, según subrayan los regidores, “no hay que olvidar que puede perderse si no se cumplen con las normas de la Unesco”.
Cuenca, por lo tanto, se viste de gala estos días para festejar este 25 aniversario y, además de acoger la Asamblea General del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad los días 3 y 4 de diciembre, ha preparado una programación cultural de primer orden con seis actuaciones en el Auditorio a precios muy asequibles y dos grandes muestras en Casa Zavala e iglesia de San Andrés totalmente gratuitas. Atractiva programación de la que Dolz espera que disfruten conquenses y visitantes.