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25N

Cruzando puentes contra la violencia de género

Bailando la vida escenifica una coreografía en Carretería con motivo del Día para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres
Fotos: Saúl García
25/11/2019 - Dolo Cambronero

El nombre ya lo dice todo. Es vida, es energía positiva, es terapia, es cruzar el puente hasta el otro lado y dejar atrás la adversidad. Charo Rodríguez Patiño, que dirige la Escuela Municipal de Baile de Cuenca desde 1999, capitanea también otro proyecto, Bailando la vida, que nació con el objetivo de ayudar a personas que atraviesan momentos difíciles y que ahora ultima los detalles de una coreografía que escenificarán en plena Carretería este lunes 25 de noviembre, a partir de las 18:30 horas, con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Paralelamente, desde la escuela Bailando la vida también han iniciado una campaña en redes sociales con el lema ‘Cruzando puentes contra la violencia de género. No estás sola’, que pretende crear una cadena para llegar al mayor número de mujeres que puedan estar siendo víctimas para transmitirles que hay salidas y recursos a los que pueden recurrir para pedir ayuda. “Si hay mujeres que no saben donde ir, que acudan a nosotras”, recalca.

Vídeo de apoyo
“Graba tu propio vídeo de apoyo en un puente y compártelo. Ayudemos a otras mujeres a cruzar. Quizá hay alguien siendo víctima de violencia de género más cerca de lo que crees”, indica.

Los puentes tienen un importante valor simbólico para Charo. “Significan cruzar el abismo, superar las dificultades”, subraya. De hecho, la puesta de largo del proyecto Bailando la vida en junio de 2018 tuvo lugar en uno, en el más famoso de Cuenca: el puente de San Pablo, donde un grupo de mujeres desafiaron a su propio vértigo para lanzar el mensaje de que la danza puede servir como terapia para superar dificultades.

Por las clases de Charo en la Escuela Municipal han pasado en estas dos décadas todo tipo de personas, mayoritariamente mujeres, algunas de ellas afectadas de cáncer o atravesando otras situaciones delicadas. “Vi que bailar les servía para aliviar sus problemas y para superar algunos tragos muy duros. Era su escape semanal”, recuerda. “También me ha ayudado a mí. Ellas no se daban cuenta de que me daban más de lo que yo les aportaba”, asegura.

Y así fue cómo se fue fraguando en su cabeza la idea de iniciar un proyecto para ayudar a afectadas de cáncer de mama, víctimas de violencia de género, personas que sufrían una depresión o que habían perdido a un ser querido, utilizando un método específico de baile.

Además, la música se selecciona minuciosamente para elegir canciones con letras positivas y con significado.

Así, en la actuación del 25N escenificarán la canción Solo quiero bailar, creada por el instituto Juan de Ávila de Ciudad Real, que va a ser reconocido este lunes en Cuenca junto a otros cuatro centros de Castilla-La Mancha por el Gobierno regional -entre ellos el IES Pedro Mercedes de la capital conquense- por su contribución a la defensa de la igualdad y contra la violencia de género.

Cruzando puentes contra la violencia de género

Una de las características de estas clases de baile es que se crean unos vínculos afectivos “muy fuertes y muy bonitos” en un grupo muy variado, con mujeres desde 17 hasta 67 años. “Se comparte lo bueno y lo malo. Y si tenemos que llorar, lloramos juntas”, cuenta Charo, que lamenta que “algunas también se han quedado por el camino”.

Pero también se ríen mucho. Lo ejemplifica Ana, una de las alumnas, que bromea diciendo que lo que diferencia a este proyecto de otros grupos es que “aquí no te piden que seas buena en el baile”: “Lo importante es otra cosa. Compartir, divertirse, olvidarse de todo”.

La “salvación”
Lo mismo opina Ana Pilar, que pasó por un cáncer y cuenta que el baile ha sido su “salvación”. “Con Charo te olvidas de que te han dado quimio ese día, de que has vomitado, de que has perdido el pelo”, relata. “Te curas más rápido”, afirma.

Desde que empezara el año pasado el proyecto, varias asociaciones han requerido al grupo para que participara en diferentes actos. En esos momentos, Charo llama a estas mujeres y ellas, sin saber ni para qué, acuden con sus camisetas de Bailando la vida dispuestas a cruzar cualquier puente. “La seguimos donde sea”, claman al unísono.