Los controles para garantizar la salubridad en los chiringuitos
Es una tradición que cada año se instalen durante los días de feria una variada selección de puestos donde cenar con amigos o familia o picar algo a deshoras después de montar en una atracción es ya la tónica general. Desde carnes a la brasa hasta unas patatas fritas pasando por los churros o los gofres, todos estos dejan prácticamente siempre muy buen sabor de boca, aunque hay gente reacia a comer en estos chiringuitos ambulantes por sus dudas acerca de la salubridad de los alimentos. A este respecto, el área de Salud Pública del Gobierno regional cada año lleva a cabo los diferentes controles sanitarios de estos puestos
Bruno Magro es el jefe de servicio del área de Salud Pública de la delegación de Sanidad en la provincia, y tal y como subraya, al tratarse de venta ambulante, es una competencia del Ayuntamiento de Cuenca garantizar el cumplimiento de los estándares sanitarios de la comida que en la feria se sirve. Pero en este caso, desde la Junta se colabora con la institución local en estos controles en materia sanitaria,
El área de Salud Pública lleva a cabo inspecciones en establecimientos hosteleros que está abiertos de forma permanente de manera periódica. Ahora, con el inicio de la feria, con una semana o diez días de antelación ya se empieza a hacer un control más exhaustivo en los locales cercanos tanto al ferial como a la hípica, y del mismo modo, también se empiezan a controlar los puestos ambulantes con unos requisitos diferentes ya que aquí es el Ayuntamiento quien marca qué asuntos deberían cumplir el operador para autorizar su apertura.
Cuando los profesionales del área de Salud Pública se desplazan hasta el recinto ferial, según indica Magro, lo primero es comprobar la parte documental y ver si está registrado el establecimiento y después, junto a los técnicos del Ayuntamiento, se hace una inspección cuando está ya todo montado. Al igual que en otro establecimiento, son puntos de control la toma de agua potable, la gestión de los residuos sólidos, que dispongan de aseos y sus condiciones, y que ofrezcan toda la garantía tanto para el personas como para el consumidor de que todo los protocolos de limpieza y desinfección, superficie de trabajo, y ropa de los empleados estén en las condiciones que Sanidad marca.
Además, teniendo en cuenta las fechas en las que San Julián se desarrolla, también son objeto de revisión asuntos como el control de la temperatura de las neveras y los productos, que no hayan riesgos de almacenamiento y manipulación, la trazabilidad de los alimentos y que se cumpla con la puesta a disposición del consumidor de todos los alérgenos.
Unos controles que generalmente se suelen hacer es los días previos a la feria cuando los puestos ya están montados y que, además, también se puede llevar a cabo un control durante el transcurso de los festejos en honor al patrón. Esto tiene que ver con la guardia alimentaria, que están sujetas a la guardia de epidemiología y, si ocurriera algún problema de índole alimentario relacionado con la feria, siempre hay una persona disponible las 24 horas del día por si tuviera que actuar.
Puede ocurrir que al día siguiente de cenar en la feria nos levantemos con dolores de estómago o descomposición, y si se complica y es necesario acudir a un centro sanitario para ver qué nos ocurre, ahí se activaría una actuación en la que intervendría el personal que esté de guardia en este servicio. Al mismo tiempo, según el riesgo que desde Salud Pública saben por el histórico de otros años, se podría hacer una campaña intensiva a cada establecimiento que consideran podría generar, a lo mejor, un riesgo.
Todo un arduo trabajo para garantizar la higiene y salubridad de los chiringuitos de la feria en una colaboración entre Gobierno regional y Ayuntamiento que siempre se ha desarrollado sin problemas, en parte gracias a un personal en el Distrito de Salud Pública de Cuenca de 11 personas que hacen “un trabajo excelente” previo al funcionamiento de la feria, durante la misma así como y el resto del año.