Cuando estamos en redes sociales viendo perfiles de viajes, gastronomía o páginas de turismo, suele ser habitual contemplar postales espectaculares con comida, paisajes de ensueño, mucha comida y auténticos bodegones que directamente nos hacen comer con la vista y solo con esa mirada ya hace que empecemos a degustar el plato.
Pero la pregunta que habría que hacerse sería: ¿hay que fiarse siempre de lo que vemos publicado en las redes sociales? Durante el transcurso de la segunda edición de Culinaria 2023, la estilista gastronómica Laura Ponts, el periodista gastronómico Iker Morán, y la divulgadora Botica García han charlado sobre turismo gastronómico con la bloguera Susana Pérez de Webos Fritos y la conclusión a la que ha llegado Ponts ha sido clara: no hay que fiarse siempre.
Los cuatro profesionales que trabajan de forma habitual con las redes sociales han intercambiado opiniones y experiencias de trabajo a lo largo de media hora ante un Auditorio atento. Bajo el nombre ‘Viajes gastronómicos: si hay que ir se va’, cada ponente de esta charla ha explicado cómo es su trabajo y cómo trabajan con las redes sociales.
En el caso de Ponts, ha explicado cómo ella comenzó en el mundo de Internet subiendo fotos a sus redes sociales y, después de mucho tiempo, su cuenta se ha ido profesionalizando y ahora desde su casa, siempre con luz natural, se dedica a crear bodegones y composiciones con productos culinarios, siempre con luz natural.
El periodista, lleva ya diez años comiendo, bebiendo y viajando, y al mismo tiempo compagina su trabajo con las redes sociales, donde vuelva todo su contenido que crea en cada uno de sus viajes.
Boticaria García, la farmacéutica y nutricionista belmonteña más reconocida del panorama mediático, comenzó su trabajo en un blog de internet y ha continuado su labor gracias a las redes sociales también.
Ponts, durante su intervención, ha sido más que clara: “al final en redes sociales todo es mentira, porque, aunque veáis todo muy bonito en las redes sociales, leva un proceso de montaje detrás para que el resultado sea ese”, añadiendo otra anécdota en un viaje a Singapur, donde hubo “un montón de cosas que se tuvieron que hacer expresamente para que todo quede bonito, divino y se pueda mostrar en redes”.
A esto, Webos Fritos ha expresado que si bien es verdad que muchas de las cosas que se ven en las redes son toda una apariencia, la parte de la sencillez es lo que la gente más capta.
Por su parte, Boticaria ha expresado que al final el turismo gastronómico es todo: “hacer fotos, el gusto y la clase para colocar los productos, y eso transmite y comunica muy bien”, a lo que ha añadido una reciente visita al restaurante Casas Colgadas de Jesús Segura, donde vivió un auténtico viaje gastronómico donde Jairo, un agricultor de Uña que proporciona trufas y hiervas aromáticas al chef conquense, les explicó el proceso de cultivo y recogida de esos productos que se iban a comer. “Esa es la experiencia a la que tenemos que llegar si queremos que la gente se crea de verdad lo que es el entorno y el paisanaje”. Además, ha subrayado que cuando ella quiere irse a disfrutar de una experiencia gastronómica no se mira a ver qué fotos oficiales se han subido, sino las etiquetadas, “que es ahí donde se ve la realidad de las ciudades y de los sitios”.
Por eso, el trabajo actual de los profesionales que trabajan con las redes sociales no se centra solo en promocionar que la gente vaya a un restaurante, sino que haya una oferta bastante amplia de experiencias que todo va a sumar un viaje para el recuerdo.
