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Cinco lustros de ingeniería en la Escuela Politécnica de Cuenca

Más de 2.200 alumnos han pasado por sus aulas desde 1994. Sus laboratorios y planes de estudios centrados en la práctica han motivado el actual prestigio nacional de sus ingenierías
Cinco lustros de ingeniería en la Escuela Politécnica de Cuenca
Foto: Saúl García
15/02/2020 - Adrián G. Quintana

Cuando el edificio de la Escuela Politécnica de Cuenca, símbolo a día de hoy del campus UCLM, fue inaugurado en 2004, la titulación de Arquitectura Técnica -ahora Grado en Ingenieria de Edificación- ya contaba con un extenso recorrido en la ciudad. Eso si, los inicios no fueron tan sencillos como en el nuevo edificio. “Había tres aulas, una sala de profesores que era el despacho para todos y el despacho del director. Ya está. Todo eso ubicados donde estaba la antigua UNED, en un apartadillo”, recuerda Joaquín Fuentes, secretario académico de la escuela.

Esta situación se prolongó hasta 1998, momento en el que los alumnos se trasladaron al edificio Melchor Cano, ubicándose en pleno campus de Cuenca. Allí apareció la Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones. “Desde que la escuela se pone en marcha, la matrícula agota prácticamente la oferta que hay. Era un momento de desarrollo económico”, recalca José Manuel Cañizares, subdirector de estudios de Ingeniería de Edificación.

LA PRÁCTICA UNA PRIORIDAD
Poco a poco, la escuela se consagraba a nivel nacional y llegan las primeras promociones y premios. La seña de identidad se encontraba en los laboratorios, con la constante práctica de los alumnos. “La continua mejora de los laboratorios motivaría la creación del nuevo edificio”, dice Cañizares.
De esta manera, la ambiciosa Escuela Politécnica de Cuenca fundó su propio edifico con cerca de 8.000 metros cuadrados. El más amplio del campus y con una gran equipación técnica. “La ventaja de nuestra escuela es que los alumnos hacen más en menos tiempo. Se rentabiliza más el tiempo”.
Actualmente, son alrededor de 260 alumnos los que llevan a cabo sus estudios en esta escuela, que cuenta con una matrícula reestringida de 50 personas, lo que permite que “en las prácticas no tengamos grupos de diez. Están por parejas y todos están más en contacto con los equipos”. Una facilidad que diferencia esta escuela de otras nacionales, dejando vía libre a los alumnos en sus retos personales así como la preparación para concursos junto a profesores y egresados.

"Hay que desmitificar que está sea una carrera inalcanzable. En absoluto lo es”

RECONOCIMIENTOS Y PREMIOS
Desde que se fundara la escuela, por sus aulas han pasado en torno a 2200 alumnos, muchos de ellos dejando a su paso por el terreno académico numerosos premios y reconocimientos. “En las últimas 17 ediciones del premio Liberalización de las Telecomunicaciones, entregado por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Telecomunicaciones, se han logrado 12 premios entre los tres primeros”, afirma José Manuel Blas, director de la Escuela Politécnica.

Alumnos destacados que han levantado sus cimientos académicos en estas aulas. Como en el caso de César Bermejo, ingeniero en la Agencia Espacial Europea o alumnos asentados en puestos de responsabilidad de grandes empresas así como parte fundamental de programas europeos como el proyecto Galileo. “Ingeniería depende de uno mismo. Tiene el 100% de empleabilidad y si tu te quieres mover puedes alcanzar un puesto de gran responsabilidad”, apunta el director, añadiendo que “en absoluto es tan difícil como se percibe desde fuera”.

¿CARRERA COMPLICADA?
El principal reto al que se enfrenta la escuela politécnica es “desmitificar que ésta sea una carrera inalcanzable”, como defiende Blas, ya que la percepción de que las ingenierías son muy complicadas está frenando la llegada de nuevos alumnos. “Salen del instituto y no se sienten capaces de afrontar la ingeniería, piensan que hay que estudiar mucho. Eso no es tan cierto. Aquí no se regalan las cosas, hay que lucharlo, pero no es en absoluto inalcanzable”.

Aunque las ingenierías no pasan por su mejor momento, como señala José Antonio Ballesteros, subdirector de calidad, el futuro es favorable. “Según las últimas publicaciones, son de las carreras más demandadas de cara al futuro”, defendiendo que “hemos tenido un bache y ahora estamos creciendo”. Muestra de ello fue la llegada en el curso 2016/2017 del Máster en Ingeniería de Telecomunicaciones o la continua aparición de cursos específicos de formación que “ayudan a los alumnos con conocimientos específicos a tener más información sobre temas más actuales”, señala el director de la escuela.

ALUMNADO INTERNACIONAL
Actualmente la mayoría de alumnos de la escuela son castellano-manchegos, aunque en los últimos años se ha producido un repunte de estudiantes internacionales. “Tenemos una relación continúa con escuelas de Italia, Kazajistán, México o Brasil”, dice Cañizares, añadiendo que “se trata de un goteo continúo que se está convirtiendo en gotazos”. Es por ello que en la actualidad se encuentran ocho alumnos kazajos en la escuela y, un par de cursos atrás, se contabilizaban hasta 15 alumnos mejicanos. “Llegan aquí no sabemos si rebotados o directamente, pero el caso es que se quedan satisfechos y luego se lo comentan a otros compañeros allí para que vengan a Cuenca”.

“No pensé que podría trabajar en la Agencia Espacial Europea”