Durante la jornada escolar del miércoles 16 de octubre, el CEIP Santa Ana recibía la visita de un original, divertido y creativo proyecto gastronómico. “Chef Pepo” es un equipo de profesionales que comandado por un experto chef y jugando con el binomio niños-comida saludable, realiza una clase práctica y divertida elaborando recetas y juegos para los niños.
El principal objetivo de este proyecto no es otro que fomentar entre los más pequeños los hábitos saludables, empleando ingredientes habituales que ellos mismo conocen y que están en las mesas de todos los hogares. Para ello, este grupo humano desarrolla habitualmente la actividad en los Mercados Municipales de toda España donde los niños van a acompañados de un miembro de sus familias.
En esta ocasión, el equipo decidió apostar por los centros educativos -por primera vez en lo que llevan de trascurso del proyecto- siendo el CEIP Santa Ana de Cuenca el primer colegio que aceptaba la propuesta ofreciendo sus instalaciones y medios disponibles.
De este modo se preparaba todo lo necesario en uno de los patios del centro escolar para convertirlo en un completo espacio de cocina con todo lo necesario para preparar suculentos platos saludables. Así, los pequeños aprendices, ataviados para la ocasión con gorro de cocineros y delantal, se sentían expertos chefs por un día elaborando ellos mismos una receta siguiendo las explicaciones del Chef Pepo consistente en una tortita saludable de jamón york, queso, calabacín y canónigos. Todo ello preparado sobre unas obleas que, tras ser pinceladas con huevo, estaban adornadas con semillas de amapola. Unos minutos al horno y … ¡a comer!
Los niños aprendían términos como oblea, canónigo, marcar, hornear, …, vocabulario típico entre fogones, a la vez que se manejaban entre los distintos utensilios de cocina como cortadores, tenedores, marcadores, pinceles y brochas, entre otros. El Chef tomaba en consideración en todo momento cualquier alergia que los niños presentaran ante este tipo de situaciones cuidando los ingredientes, los espacios para cocinarlos y los momentos para meter el producto final en el horno, evitando así cualquier inconveniente con los alérgenos. Después de saborear ese delicioso plato todos a jugar con divertidos juegos en los que se podían usar algunos elementos de cocina, terminando la sesión gastronómica con una foto de familia.
Sin duda alguna, toda una experiencia, no solamente para los niños ya que han conocido una divertida forma de preparar un plato, sino para el propio equipo del proyecto por ser esta la primera vez que realizaban la actividad en un centro educativo con un resultado más que satisfactorio según las propias palabras de sus responsables.