Las personas con trastorno del espectro autista (TEA) que lo necesiten pueden salir a la calle durante el periodo en el que se prolongue el estado de alarma. “Esto es muy complicado para todos. Pero todavía más para ellos, sobre todo para los que tienen dificultades de conducta. Romper con su rutina les puede alterar mucho”, advierte Marihú Barrero, psicóloga y directora técnica de la Asociación Provincial de Autismo y Otros Trastornos del Neurodesarrollo de Cuenca (APACU).
Pero para evitar que otros ciudadanos les increpen en el espacio público, desde el colectivo que aglutina a estas personas a nivel regional se ha lanzado una campaña en redes informando a la sociedad de que portarán chalecos amarillos para que se les pueda identificar a primera vista.
La profesional lamenta que haya gente "que no termine de comprenderlo” y asegura que en Cuenca también se han vivido “situaciones desagradables” y algunas familias han sido increpadas en la ciudad.
La instrucción aprobada por el Ministerio de Sanidad permite “a las personas con discapacidad, que tengan alteraciones conductuales, como por ejemplo personas con diagnóstico de espectro autista y conductas disruptivas, el cual se vea agravado por la situación de confinamiento derivada de la declaración del estado de alarma, y a un acompañante, a circular por las vías de uso público, siempre y cuando se respeten las medidas necesarias para evitar el contagio”.
“Algunas personas con TEA necesitan salir a la calle por motivos terapéuticos. Si ves una persona con un chaleco amarillo, recuerda que es una necesidad sanitaria, no una irresponsabilidad. Gracias por vuestra comprensión”, indica la Federación de Autismo de Castilla-La Mancha en sus redes sociales.
Los paseos deben ser puntuales, de la menor duración posible, y se recomienda al acompañante que porte estos documentos por si algún agente se los requiere: el certificado oficial de reconocimiento de discapacidad, copia de la instrucción de Sanidad en la que se recoge esta excepción al confinamiento, prescripción de un profesional sanitario o social, y otros informes complementarios que pudiera tener la familia y en los que se describan las necesidades individuales y si hubiera dificultades conductuales.
Marihú Barrero precisa que, en Cuenca capital, dos familias han solicitado por el momento esta prescripción. Sin embargo, una de ellas les ha comunicado que solo saldrán en caso de gran necesidad ya que lo intentaron y fue complicado. “El niño quería hacer lo que siempre. Pasear más tiempo, ir a comprar gusanitos… Volvió a casa peor, más irritado”, cuenta la psicóloga.
En la otra familia, pasar tanto tiempo en casa estaba ocasionado problemas de sueño al niño, que también tiene hiperactividad, por lo que solicitaron el certificado a la asociación.
Además, en la otra sede con la que cuenta APACU en la provincia, situada en Villamayor de Santiago, otras cinco familias han pedido también el documento para justificar las salidas a la calle.
“Aunque otros dicen que prefieren no salir porque tienen que explicar a los niños que no pueden tocar cosas, que no pueden correr… y es complicado a veces”, detalla.
De todas formas, Marihú Barrero insiste en que se está haciendo “un uso muy limitado” de la posibilidad de estos paseos: “Las familias están siendo muy responsables y salen a pasear solo por necesidad, siempre bajo la premisa del 'Quédate en casa”.