Al igual que en la mayoría de sectores, la “incertidumbre” es la palabra que más suena en el de los centros de formación tras la irrupción de la Covid-19 en nuestras vidas. La reducción de aforo para garantizar la distancia de seguridad, el aprobado generalizado entre los alumnos -salvo excepciones- en este curso atípico y la delicada situación económica en la que se encuentran muchas familias debido a los efectos de esta emergencia hacen que el verano sea más que incierto, lo que les está empujando a reinventarse para sobrevivir.
“La situación es complicada. Es como empezar otra vez. Pero poco a poco iremos saliendo de esto”, señala Tania Lafuente Martínez, copropietaria junto a María José Bermejo del centro de estudios Ortega y Gasset, ubicado en la capital.
“La gente ha empezado a interesarse sobre todo de cara al verano puesto que la nueva normalidad supone que muchos padres tengan que volver al trabajo y no haya espacios para los niños”, apunta.
El centro retomó su actividad en junio con una Escuela de Verano, cumpliendo el distanciamiento y todas las medidas de seguridad para evitar contagios. En ella compaginan actividades de ocio con repaso escolar para que los niños recuperen el tiempo. “No ha sido perdido porque han conectado con la familia y han aprendido cosas diferentes pero tienen que volver al cole con las pilas cargadas para seguir avanzando”, indica.
Y ya en julio retoman las clases de refuerzo. “Será un verano diferente pero intentaremos que los pequeños lo noten lo menos posible. Es difícil con todas las medidas de seguridad que hay que tomar pero lo conseguiremos”, confía.
Por su parte, Mariano López Herráez, propietario de la Academia Mathematica de la capital, cuenta que están complementando las clases presenciales –en las que alumnos y docentes llevan mascarilla- con formación online, que ya hacían antes de la pandemia y que intensificaron durante el confinamiento.
Si antes las clases eran de entre ocho y diez alumnos, ahora se han reducido a la mitad. Ya han asumido que las ganancias van a disminuir porque no van a subir los precios
En el centro, que imparte clases de refuerzo principalmente de Ciencias (desde alumnos de ESO hasta universitarios) aunque también de Lengua e Inglés, reconocen que “la situación es complicada y hay mucha incertidumbre”. De momento, tienen pensado cerrar durante agosto para encarar el próximo curso con más fuerza.
Un curso en el que considera que se van a notar en los alumnos carencias derivadas de la suspensión de las clases presenciales durante este último trimestre del año.
En el Centro de estudios Gaus Cuenca -Mecarapid, que imparte clases de refuerzo de numerosas materias desde Primaria hasta la Universidad, cuentan que están funcionando al 40% de su actividad habitual.
La formación presencial se reanudó en la última semana de junio aunque también cuentan con una plataforma online y, durante el confinamiento, estuvieron dando clases a través de Skype y de Zoom desde casa.
Tras la vuelta, Mari Carmen Ruiz Massó, copropietaria del negocio junto a Mari Luz Gamboa Razola, explica que las clases de Mecanografía e Informática están teniendo tirada “aunque no es como el resto de veranos”, en los que había una gran demanda.
También están despegando las clases de B1 y B2 de Inglés aunque “despacio”. Por el contrario, el refuerzo de otras materias o los grupos especiales para la preparación de las pruebas de Evaluación para el Acceso a la Universidad (EvAU) no son prácticamente “significativos” y hay muy pocos alumnos. Asimismo, el centro también ha reanudado el curso para desempleados que imparte para la Junta.
Los centros de formación creen que el próximo curso se verán las carencias derivadas de la suspensión de las clases
Todos los grupos son reducidos para garantizar una distancia entre alumnos de al menos 1,5 metros aunque Ruiz Massó sostiene que no tienen problemas porque la mayoría de sus aulas son grandes.
Aunque depende de la temporada, la plantilla está formada por cinco o seis trabajadores. Con la pandemia, tuvieron que hacer un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) aunque ya ha vuelto de nuevo todo el personal.
“El panorama es complicado. Hoy solo vivimos el día a día, como todas las empresas”. Por ello, reclama a la Administración ayudas para autónomos y pymes, recordando que son la mayoría en Cuenca, al tiempo que pide a la ciudadanía “que consuma productos y servicios conquenses” para remontar la economía local.