Con el firme propósito de revitalizar su barrio y volver a convertirlo en “un verdadero lugar para vivir y disfrutar”, ha nacido la Asociación de Vecinos Centro de Cuenca, que ha emprendido su andadura con fuerza y determinación.
El detonante de este primer paso no ha sido otro que el constante y progresivo deterioro, degradación, abandono y decaimiento de esta zona de la capital sin que nadie hiciera algo por remediarlo y ponerle freno. Hasta ahora, claro está.
Y es que un grupo de vecinos no ha podido soportar más esta situación y se ha puesto manos a la obra con la puesta en marcha de esta asociación, con la que pretenden convertirse en la voz del barrio; una voz que exponga sus problemas, necesidades y propuestas encaminadas a la habitabilidad, mejora y desarrollo de esta zona de la ciudad tan emblemática.
En la Presidencia, Víctor Castillejo, y entre sus vocales, Eduardo Domínguez Suay, Carmen Mota y Tomás de la Puente; todos ellos, con un sentimiento común: su compromiso personal por y para el barrio, al que no están dispuestos a dejar morir. La verdad es que el primer paso ya se dio en febrero, con la firma del acta fundacional, sin embargo, como al resto del mundo, la pandemia les cogió por medio y han visto cómo su arranque oficial se ha retrasado varios meses.
Pero lo importante, aseguran, es que ya están listos y dicen tener muy claro sus objetivos. No pueden entender cómo una zona como ésta ha llegado al nivel de deterioro y abandono actual. Y es que, tal y como llaman la atención, los grafitis inundan cualquier rincón, se registran problemas con ciertas terrazas de restaurantes y bares, avanza sin control el progresivo deterioro de lugares emblemáticos de la ciudad, como el parque de San Julián, o de edificios de relevancia, como el Mercado Municipal, Sindicatos o el inmueble de la calle Los Tintes, perteneciente a la Fundación Sánchez Vera; sin olvidar, por supuesto, el botellón de los fines de semana.
Y todo ello, unido al continuo cierre de negocios, que decoran con carteles de “se vende”, “se alquila” o “se traspasa” muchas de las fachadas de la zona y que vienen a poner la guinda a un pastel nada apetecible y que pide a gritos una intervención urgente.
De ahí que esta iniciativa ciudadana tenga muy claro que todos los vecinos son importantes, por lo que confían en que se pongan en contacto con ellos, ya que desde un principio se ha pensado en una asociación abierta a la participación de todo aquel que “tenga que aportar algo para que el centro de Cuenca mejore y evolucione como espacio de convivencia y aglutinante de la vida de la ciudad”.
Y, de hecho, han concebido esta asociación de vecinos como “un canal en el que converjan las diferentes sensibilidades y puntos de vista existentes en torno a la mejor manera de convertir esta zona de la ciudad en un sitio mejor y, de esta manera, sacarla del limbo en el que está sumida”, incide Domínguez Suay, quien, asimismo, recalca el hecho de que “en los últimos años lo único que se ha hablado de esta parte de la ciudad ha sido para ver si se peatonalizaba o no Carretería o si se ponía tarima o no, sin plantearse en ningún momento una planificación sobre hacia dónde llevar a este barrio y cómo dar una solución a sus problemas”.
De hecho, en opinión de Carmen Mota, este abandono ha ido siempre de la mano de la permisividad, que ha llevado consigo la pérdida de mucho patrimonio arquitectónico, en especial de viviendas representativas del modernismo conquense. “Aunque en la ciudad no haya habido una alta burguesía, sí hemos tenido unos edificios residenciales bastante significativos en esta zona y, a pesar de ello, se han demolido, sustituyéndolos por otros, por lo general, no tan buenos. Y, sin embargo, en otras ciudades del país, sí se han preservado dichos inmuebles, siendo de los mismos autores que los de Cuenca”.
En esta línea, Víctor Castillejo apunta que “a esto se suma la inaplicación de las ordenanzas para lograr una imagen limpia de esta zona, porque no basta con que pasen todos los días el camión y las barredoras, también hay que cuidar el tema de los grafitis, los excrementos de los perros en la calle, etc.; algo que no se sanciona, llegando, incluso, al punto de normalizarle y eso no se puede permitir”.
Reivindicaciones
Es por todo ello que la Asociación de Vecinos Centro de Cuenca se haya propuesto la necesaria recuperación cultural, patrimonial, económica y social de esta zona, que, a su juicio, debe ser la imagen de la ciudad, tanto para el conquense como para el visitante. Pero, eso sí, una recuperación con sentido, aclara Mota, porque “creemos que lo que se haga en Cuenca debe de partir del conocimiento de la identidad de lo que un día fue su riqueza; es decir, acometer las actuaciones necesarias con el máximo respeto a lo que fueron en su día, como por ejemplo, el parque de San Julián”.
Hoja de ruta
De cara a esa deseada recuperación integral del barrio, desde la asociación se han marcado una serie de líneas de actuación y una hoja de ruta con la que abordar la situación a corto y medio plazo y que pasarían por la recuperación del parque de San Julián, el proyecto integral para Carretería, la mejora de la movilidad de esta parte de la ciudad y, por supuesto, la revitalización comercial.
Son conscientes de la complejidad de todos los objetivos, por lo que creen que hay que ir paso a paso e ir desarrollando cada una de las acciones por fases y consecución de objetivos, “empezando por las más sencillas y de menor coste que permitan acometer los planes de forma gradual, de tal manera que las iniciativas más complejas y costosas se puedan apoyar en el círculo virtuoso que se espera crear a partir de las primeras acciones”, señalan.
Para ello insisten en hacer un llamamiento al resto de vecinos para que den ese primer paso y se impliquen con la asociación y, por consiguiente, con su barrio para, de esta manera, “entre todos podamos ver la forma de que esta zona de la ciudad vuelva a ser un barrio con calidad de vida, más agradable y que pueda ser disfrutado por todos”, concluye Domínguez Suay.
